El Mercurio
"Voces de ángeles". Así se suele definir a este coro infantil nacido hace más de cinco siglos y para el que escribieron obras Mozart y Haydn. A raíz de su visita a Chile, músicos nacionales analizan las luces y sombras de esta legendaria agrupación. Además, uno de sus directores describe su régimen de estudio. A partir del 24 de agosto, el coro realizará su primera gira por distintas ciudades de Chile, invitado por la Caja de Compensación Los Andes.
Maureen Lennon Zaninovic
Desde 1936 vienen a nuestro país los Niños Cantores de Viena, y en cada oportunidad se repite más o menos la misma postal: cientos de personas cautivadas por las voces angelicales de esta antiquísima agrupación coral masculina. "Es un lujo que puedan regresar a nuestro país. Sin duda, en su género son los mejores, con una técnica y una emisión perfecta. No me los quiero perder por nada del mundo", señala Jorge Klastornick, director del Coro del Teatro Municipal de Santiago. A diferencia de sus anteriores visitas, este conjunto realizará su primera gira por nuestro país como parte de la celebración de los 60 años de la Caja de Compensación Los Andes.
"Esta es la primera vez que voy a Chile. Los chicos están llenos de ilusión y expectativas", comenta en un contacto telefónico desde Venecia el músico italiano Manolo Cagnin, director de uno de los cuatro coros que hoy integran esta reconocida agrupación coral. Agrega que en este viaje actuarán 26 niños, de entre 10 y 14 años. "Pero hay casos excepcionales, como el de Diego, un muchacho de 15 años que me rogó venir a la que será su última gira - a los 14, y por cambio de voz, los muchachos deben dejar el coro-. Su mamá es chilena, y vive en Santiago. Le dijimos que sí, y está electrizado. Será la primera vez que cantará en la tierra de sus familiares maternos".
Sobre el repertorio que ofrecerán en Chile, Manolo Cagnin promete variedad: "Una de las características de nuestro coro ha sido llevar la música clásica por todo el mundo, pero para esta gira -y eso me parece muy estimulante- incluiremos música chilena y la obra de una compositora maravillosa, como Violeta Parra. No la conocía, y tras revisar sus partituras y los arreglos de su obra que realizó el maestro Alejandro Bianchi, quedé sin habla. ¡Qué poesía! No sé si nuestros niños sean capaces de profundizar y de calar a fondo en su escritura; pero estoy seguro de que algo les llegará. Su música toca el corazón".
500 años vestidos de marineros
"Die Wiener Sängerknaben" fue fundado hace más de 500 años por Maximiliano I de Habsburgo. En 1498, el emperador decidió impulsar este coro de niños, permitiéndoles cantar durante los servicios religiosos y los banquetes de la corte. Con el paso de los años su prestigio se acrecentó, y todos los grandes compositores, como Mozart, Haydn, Schubert y Beethoven, compusieron misas que este conjunto -en una suerte de tradición- aún sigue interpretando todos los domingos en la mañana, en Viena, en la señorial Capilla Imperial.
En 1918, el término de la monarquía y los devastadores efectos de la I Guerra Mundial hicieron peligrar la existencia de la agrupación. Si embargo, el profesor de teología Joseph Schmitt decidió vender todos sus bienes y entregar su apoyo al coro. A partir de ese suceso comenzó una nueva etapa, marcada por la búsqueda del aporte del mundo privado, la intensificación de sus presentaciones en todo el mundo para poder financiarse, el traslado al hermoso palacio Augarten en Viena y la creación de tres coros más (de 24 a 26 niños cada uno).
La agrupación aparece regularmente en producciones líricas, tanto para la Ópera de Viena como en el Festival de Salzburgo, y cuenta con numerosas grabaciones, tanto de música clásica como popular. Una esplendorosa trayectoria, eso sí, que a veces se ha visto empañada por ciertas polémicas y voces disidentes. Algunos han criticado la "disciplina imperial " del sistema y la obligación de vestir exclusivamente trajecitos de marinero.
"Muchos se preguntan por qué usamos ese uniforme. La verdad es que es una tradición que fue instaurada por Maximiliano I, y así se ha mantenido a lo largo de los años. A los niños les digo que los trajes son como un símbolo de nuestra vida: somos marineros de la música, recorriendo todo el mundo", explica el director Manolo Cagnin.
Su horario de estudio
En 1956, con motivo de la celebración de los 200 años del natalicio de Mozart, se creó el Coro Amadeus de Viena bajo el lema "Dejarlos ser niños", en respuesta al estricto sistema de internado de los coristas vieneses. Peter Lang, quien fuera uno de los directores de Amadeus, dijo que consideraba "absolutamente necesario que los niños estén incorporados a una vida familiar, para que así conserven su espontaneidad".
A su vez, en 1998 renunció Agnes Grossmann, una de las directoras artísticas de este conjunto, argumentando diferencias insalvables con la dirección administrativa. Ella insistía en aligerar la carga de trabajo de los niños y pidió reducir el número de conciertos, para lo que solicitó crear un quinto coro.
Frente a estos comentarios, Manolo Cagnin responde que el horario del internado es bastante normal y con varias horas dedicadas al esparcimiento. "En la mañana tienen clases normales, como cualquier niño que va al colegio. Alrededor de las 13:00 horas almuerzan, y luego tienen una hora libre. Desde las 15:00 a las 17:00 tienen ensayo, luego recreo, cenan, y nuevamente una hora libre, donde pueden jugar fútbol o hacer lo que quieran. A las 21:00 horas deben irse a la cama".
Víctor Alarcón , director del Coro Crecer Cantando, señala que "dentro de nuestra idiosincrasia latina nos puede resultar un tanto extraño este sistema de internado. A mí, personalmente, no me parece que sea el más adecuado, porque potencia una educación que tiene que ver más con la regla que con la libertad. ¡Pero quién soy yo para juzgar una tradición que ha durado por siglos! Por algo se ha mantenido en el tiempo, y a este conjunto se lo sigue considerando el canon universal del coro de niños. No han bajado su excelencia en siglos, y eso sí que es digno de alabar".
Una sonoridad única y peculiar
A juicio de Alarcón, una de las particularidades de los Niños Cantores de Viena es que si bien solo lo integran varones, se puede definir como una agrupación de voces mixtas, ya que hay chicos que son sopranos, contraltos, tenores y bajos. "Eso gusta. Se produce una sonoridad única, un efecto muy particular, producto de lo efímero que resulta la emisión natural de esas voces. También hay un dramatismo, porque estamos ante una voz joven que con el paso a la adultez va a cambiar de manera definitiva".
Por su parte, el director Guido Minoletti confiesa que al escucharlos "tengo la impresión de que son unos niños algo reprimidos, no cantan con mucha espontaneidad, pero hay que tener en cuenta que su repertorio es muy exigente y los obliga a estar concentrados". Minoletti considera que este conjunto, sólo de voces masculinas, responde a una tradición de siglos en la Iglesia. Es sabido que en los primeros años de la cristiandad, las mujeres estuvieron impedidas de participar en los coros. Primeramente, la falta de agudos pudo ser subsanada por los castrati , pero finalmente se terminó por reclutar a niños impúberes para completar toda la gama de tonos. "Fue recién en el siglo XVIII, primero con la Iglesia Protestante, que la mujer empieza a ser admitida en los coros", aclara Minoletti, quien aplaude esta diferenciación: "Los profesores de música lo saben bien: el sonido y el timbre de una voz de niño son muy distintos a los de una niña. Personalmente, prefiero las voces masculinas, porque tienen un timbre más bonito y etéreo".
Víctor Alarcón considera, en cambio, que hoy en el siglo XXI puede resultar un tanto anacrónico que sigan existiendo coros exclusivos de niños; entre otros, el de Viena y el de Leipzig. "Es cierto que al escucharlos se produce un color muy exótico, pero personalmente me gustan más las voces de niñas y niños mezcladas. Es más natural".
Claudia Trujillo , directora del coro del Colegio The Grange -una de las agrupaciones estudiantiles corales más importantes del país- agrega que "las voces masculinas ofrecen una cantidad de armónicos muy superiores a los de las niñas. Además, los hombres se demoran un poco más en cambiar la voz que las mujeres". Trujillo considera que uno de los éxitos de los Niños Cantores de Viena reside en "sus timbres más cálidos y voces blancas. Además, se suma la actitud de los pequeños. Para ellos, lo difícil o fácil no existe. Pueden abordar cualquier repertorio, y no se complican, como los adultos".
La vida cotidiana de los coristas
Manolo Cagnin explica qué significa ser un Niño Cantor de Viena, su formación y futuro profesional.
-¿Cómo escogen a los niños?
"Para mí no es tan importante la voz, sino la mentalidad, porque esta vida no es fácil: se requiere mucha disciplina, pero también un gozo muy especial. Un niño cantor también tiene que pasarlo bien y divertirse. Si tiene talento, pero el canto para él es un martirio, no sirve. Por otro lado, me ha tocado recibir a chicos con voces no tan espectaculares, pero con un buen trabajo y formación pueden llegar a ser espléndidos. La voz, afortunadamente, se puede moldear".
-De 10 a 14 años, ¿no es una etapa difícil?
"Tremendamente complicada, porque estamos ante la pubertad: un momento lleno de descubrimientos y preguntas Además, estar alejado de sus padres los puede afectar. Pero también en ese momento que puede ser más delicado se les abre un mundo insospechado, y ellos terminan agradeciendo esta oportunidad única. Comparo mi infancia con lo que a ellos les tocó vivir y siento una envidia sana. Tenemos niños de 14 años que ya han actuado en el Carnegie Hall de Nueva York, que han recorrido todo el mundo. Esa sí que es una experiencia de vida".
-¿Cómo es el día a día en el internado?
"Dedicamos varias horas a la formación y al estudio, pero también hay bastante espacio para el esparcimiento: el fútbol, los videojuegos, el deporte. La idea es que sean lo más normales posible; en Chile quizás visitaremos un zoológico. Los fines de semana, los niños vieneses se van a alojar con sus padres. Los que vienen de otros países no pueden hacerlo, pero constantemente son visitados por sus familiares".
-¿Cuál es el futuro de los niños una vez que dejan el coro?
"Algunos siguen dedicados a la música, ya sea como intérpretes de un instrumento o como directores de un coro u orquesta. Otros -la gran mayoría- terminan sus estudios secundarios, y luego entran a la universidad a distintas carreras: hay abogados, médicos, arquitectos. Sin duda, el haber pasado por el coro les da una disciplina, una rigurosidad y sensibilidad única e imborrable".
-¿No son todos austriacos?
"Cada vez somos más multiculturales. En mi coro, por ejemplo, hay ingleses, africanos, coreanos, turcos e irlandeses. Tengo niños de todo el mundo. Como son muy chicos, llegan a Viena, y en sólo dos o tres meses terminan hablando alemán perfecto. ¡Es increíble!".
-¿Han pensado incluir mujeres?
"(Se ríe a carcajadas). Como buen italiano, soy muy flexible y me encantan las mujeres, pero en el contexto actual veo muy difícil poder incluirlas. Las niñas, dentro de este sistema que ha sido tan exitoso, pueden ser un elemento distractor. Y, por otro lado, estamos ante una tradición de años que no se ha modificado, y no veo una razón poderosa que nos lleve hoy a modificarla. Que sea solo de niños es una suerte de dogma, un tema que no admite discusión".
Javiera Parra, Luis Jara y Los Quincheros los acompañarán en Chile
El repertorio que los Niños Cantores de Viena ofrecerá en nuestro país incluye el "Sub tuum praesidium" y el "Aleluya" de Mozart; el "Rejoice" de "El Mesías" de Händel y el "Ave María" de Tomás Luis de Victoria. También coros de famosas óperas como "Cavalleria Rusticana" de Mascagni y "Nabucco" de Verdi.
Además habrá música latinoamericana, algo de pop (Abba), polcas y valses vieneses como "El Danubio Azul"; y Javiera Parra, Luis Jara y Los Huasos Quincheros se sumarán interpretando obras junto a este antiquísimo coro. "Vamos a llevar a todo el país a los más grandes compositores chilenos, como Nicanor Molinare y 'Chito' Faró, los que se verán enriquecidos con este coro mágico", explica Benjamín Mackenna, integrante de los Quincheros. Adelanta que ejecutarán: "Yo vendo unos ojos negros", "Si vas para Chile" y "Cocorocó". A su vez, Javiera Parra ve esta posibilidad de actuar junto a los Niños Cantores de Viena "como un desafío especial. Además, el hecho de cantar acompañada de una orquesta sinfónica es otro reto muy enriquecedor, que me ha tocado abordar en pocas oportunidades". Sobre el repertorio adelanta dos clásicos de su abuela Violeta Parra: "Volver a los 17" y "Gracias a la vida":
"Creemos que en Chile se requiere más acceso a la cultura. Alineados con esa necesidad y con la convicción de que la recreación mejora la calidad de vida de las personas, quisimos llevar este espectáculo de primer nivel a diversos lugares de Chile y a precios muy bajos. La idea es reunir en un mismo montaje la música clásica, pero acercándola a los chilenos con lo mejor de nuestra cultura popular, lo que estamos seguros se concretará con éxito en esta gira", explica Nelson Rojas, gerente general de Caja Los Andes.
LA GIRA
Parte el 24 de agosto en Talca
(Teatro Regional del Maule).
Santiago (25 de agosto Teatro Municipal y 1 de septiembre en el Movistar Arena).
Antofagasta (27, Ruinas de Huanchaca).
La Serena (29, Coliseo Municipal de La Serena).
Concepción (3 de septiembre, Suractivo).
Puerto Montt (5, Arena).
Viña del Mar (7, Polideportivo).
En cada una de estas ciudades acompañarán a los Niños Cantores de Viena orquestas de la zona, como la Sinfónica de Antofagasta, la Sinfónica Juvenil de Curanilahue y la Camerata Universidad Andrés Bello.
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