El Mercurio
El festival argentino dio la partida, con tropezones en su transmisión, a 50 horas de música con un cartel de 74 bandas y solistas que culmina hoy. Ayer, Los Tres representaron a los grupos locales; esta tarde será el turno de Cami.
José Vásquez
La industria musical saltó ayer, pero con complicaciones, su mayor valla virtual a la fecha, en cuanto a los grandes espectáculos en vivo. El Cosquín Rock trasandino se mudó al streaming con una edición especial en tiempos de pandemia y la apuesta fue en grande: la promesa de más de 50 horas de música a cargo de 74 bandas y solistas de América y España, varios de ellos tocando en directo, con sets que promediaron los 30 minutos, para un festival que se inició ayer en la tarde y que culminará esta noche, desde México con Molotov.
El plan era ambicioso y su desarrollo, todavía con características de proyecto piloto por las circunstancias en que se realizó, aprobó pese a los numerosos reparos propios de su puesta en marcha experimental, donde los usuarios manifestaron en redes sociales y en el chat del evento dificultades para el ingreso a los shows y con la transmisión, además de la lentitud y las fallas que ofrecía la plataforma al realizar el zapping en línea a través de cuatro escenarios que funcionaron casi todo el tiempo de manera simultánea, con sedes en el Luna Park, La Trastienda, el Teatro Vorterix y el Teatro Roxy Alternativo.
Los recintos, recurrentes para la música en vivo de Buenos Aires, fueron alternando shows en directo, sin público, con la proyección de presentaciones grabadas desde el extranjero, como lo hicieron los chilenos del cartel, que registraron durante la semana, en un estudio de TVN, sus actuaciones. Ayer en la tarde se emitió la realizada por Los Tres y hoy será el turno de Cami.
La banda de Álvaro Henríquez comenzó con “Camino” una presentación que se centró principalmente en los éxitos de su repertorio como “Hojas de té”, “La torre de Babel”, “Un amor violento”, “He barrido el sol” y “La espada y la pared”, que fueron tocadas sin pausas en un set compacto, pero con la falta de emoción lógica ante la ausencia obligada del público.
José Palazzo, el creador hace 20 años del festival cordobés que este año debió suspender sus ediciones satélites en Estados Unidos, España, Colombia y Uruguay, contó a “El Mercurio”, en la previa, que este proyecto era una respuesta al presente de la crisis que atraviesa una industria impedida de funcionar como acostumbra y cuya normalidad no volvería antes de mediados del 2021.
Con una inversión superior a los US$ 800 mil y con entradas que tenían un costo de US$ 10 por jornada, el plan de Palazzo es instaurar esta modalidad para que en el futuro conviva la asistencia a conciertos y festivales de manera física y virtual. Y aunque la experiencia no se puede igualar, el productor buscó acercar la oferta con este Cosquín inédito que tuvo un buen sonido en la transmisión, entregó la opción de elegir distintos ángulos de cámara ––que también fallaron en algunas presentaciones–– para seguir los shows y tuvo chats interactivos con trivias de los artistas. Además, pagando un extra se podía acceder a pruebas de sonido y meet and greets virtuales.
El resultado que entrega esta primera jornada es que la plataforma todavía puede seguir creciendo, pero debe mejorar los problemas que presentó. Palazzo contaba antes del inicio que esperaba vender alrededor de 60 mil entradas y proyectaba que con eso serían más de 200 mil personas las que verían una transmisión que en tiempos de crisis le dio trabajo durante este fin de semana a más de dos mil personas entre artistas, técnicos y productores.
El cartel
El festival ofreció diversidad desde el inicio con el hardcore melódico de los peruanos Inyectores y el pop de autor de Sol Alac, la uruguaya Julieta Rada o el combo cubano que transita por el funk y el reggae y la conga, Toques del Río, que desde La Habana grabaron su participación.
El punk callejero de 2 Minutos y el metal alternativo de A.N.I.M.A.L. ––presentación que acaparó una gran cantidad de reclamos por los problemas en su emisión–– también estuvieron ayer antes de las presentaciones de una íntima y solitaria Julieta Venegas y un Vicentico con banda completa, que llegaban como las figuras más destacadas de la primera jornada, tocando en un vacío Luna Park.
El vocalista de Los Fabulosos Cadillacs incluso ironizó con la situación. “Buenas noches... ¡Buenas noches, dije!”, señaló en tono de broma ante la ausencia de respuesta de un público inexistente en el lugar. Aunque en el chat del evento los conectados sí le respondieron el saludo.
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