El Mercurio
El histórico editor de la revista Rolling Stone estará este miércoles en la cita online de “Encuentros El Mercurio” contando sus experiencias.
José Vásquez
Las historias sobran en la bitácora de David Fricke (68). El histórico periodista y editor senior de la revista Rolling Stone, donde trabajó hasta el año pasado, estuvo en Chile en 2017 para hablar de las cinco décadas del rock, y entonces aprovechó su semana en el país para recorrer Santiago y Valparaíso, donde alucinó visitando la casa de Pablo Neruda.
“Ver su máquina de escribir era como estar frente a un objeto sagrado, como sostener la guitarra del gran hombre del blues Elmore James… lo que hice una vez”, dice recordando una anécdota que da cuenta de cómo uno de los testigos privilegiados de los fenómenos culturales en el siglo XX aborda la intimidad del mundo artístico que explora.
En ese viaje, cuenta el escritor que el equipaje de regreso a Estados Unidos fue mucho más pesado, cargado con una serie de colecciones de discos compactos y vinilos de Los Jaivas, Congreso, Víctor Jara, Violeta Parra y Los Prisioneros.
“Desde entonces he comprado mucha música chilena tanto en línea como a coleccionistas, como una caja con los tres primeros álbumes de Los Blops”, señala desde Nueva York.
La leyenda del periodismo musical norteamericano vuelve ahora a “Encuentros El Mercurio” para contar sus experiencias y hablar del impacto del rock en la sociedad actual inmersa en una pandemia, una cita que por esta razón será vía streaming el próximo miércoles, a las 18:30 horas.
Fricke señala que ha seguido trabajando durante esta crisis sanitaria desde su hogar para la radio Sirius XM y la revista británica Mojo, donde hoy publica sus textos.
El escritor, quien mantiene el look delgado y de melena larga, como si fuera una versión intelectual de Los Ramones, dice extrañar los conciertos, aunque por suerte, afirma, el último que vio fue un goce. “El 10 de marzo, en el Madison Square Garden vi la reunión de The Allman Brothers Band, que fueron tres horas de blues clásico incandescente. Pude escribir sobre eso para Mojo y luego se desató el infierno”, recuerda.
–¿Cómo ha vivido este tiempo sin ir a conciertos?
“Con la enorme incertidumbre de no saber cuándo volveré a ver música en vivo. Los discos son importantes, pero la música tiene que ser experimentada para que realmente continúe. No sé qué pasará con la industria de los conciertos, pero la gente va a necesitar música, los músicos deberán tocarla y yo voy a estar ahí cuando eso suceda”.
–El rock hoy no lidera los rankings, pero sí tiene las giras más vistas. ¿No es contradictorio?
“Es que hacer un gran disco de pop o un video no significa que inmediatamente puedes subirte a un escenario. Hacer crecer tu audiencia en YouTube no es lo mismo que esclavizarte en clubes y furgonetas sin ganar nada para aprender tu oficio y construir tu arte. (Bruce) Springsteen, por ejemplo, no solo presenta un gran espectáculo, él hace una experiencia total, igual que una iglesia con sus fieles. Y eso ya lo hacía en los clubes cuando lo vi el 75… Y no fue la experiencia lo que cambió, solo fue el tamaño de las habitaciones.
Este es un período de incertidumbre dramática y muchos de los modelos económicos de la experiencia musical están en una transición volátil. Por eso no me preocupa tanto lo que ocurra con los conciertos masivos como lo que vaya a pasar con los clubes pequeños y los lugares independientes, que son el elemento vital de la actuación. No hay show de estadio que valga la pena ver que no haya pasado por la prueba de fuego de clubes y bares. Hoy, muchos de los clubes que conozco puede que no vayan a sobrevivir y otros tomarán su lugar. Está en la naturaleza humana: selección natural y un nuevo comenzar”.
–Teme que por la incertidumbre actual no volvamos a ver a Bob Dylan, los Stones o Elton John?
“He tenido la suerte de verlos a todos, y en sus diferentes fases. Es inevitable que llegará el momento en que se tendrán que retirar. Eso es un hecho. Que lo hagan antes debido a la edad, el riesgo en el que estamos hoy o el negocio cambiante que dejará esto, no va a cancelar todo lo que han logrado”.
–¿El rock se hizo viejo?
“No pienso en el rock como algo viejo, lo que importa es lo que la música hace por ti al momento en que la oyes. No miro la edad de lo que escucho; por ejemplo, me encanta la nueva banda irlandesa Fontaines D.C., tanto como sigo escuchando a Hendrix, Los Ramones y los Allman. Y cuando me preguntan si ‘¿el rock está vivo? Yo respondo, ¡claro, en mi casa todo el tiempo!, junto con el jazz, el blues, el country, el folk y muchos otros sonidos que van más allá del género”.
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