domingo, abril 08, 2012

La historia del hombre tras ¿Quién mató a Gaete?




La Tercera


El sábado 31 de marzo, de un cáncer al páncreas, falleció Pedro Gaete Soto, exonerado político y el personaje que inspiró el mayor clásico del cantautor Mauricio Redolés.

por Mauricio Jürgensen


No lo mató el copete, ni el carrete. A Pedro Gaete Soto (73) lo derribó un fulminante cáncer al páncreas, el sábado recién pasado, en su casa de calle Simón Bolívar, en Ñuñoa. Mauricio Redolés, su compadre de años y que lo homenajeó en vida con esa canción en la que jugueteaba con las trágicas posibilidades lingüísticas que otorgaba su apellido, lo fue a ver hace menos de un mes. Y, aunque lo encontró "medio apagado" y "ya en las últimas", se quedó con una de esas frases ingeniosas, y bien chilenas, con las que hoy recuerda al inspirador de ¿Quién mató a Gaete? (1996): "Estábamos tomando té y viendo las noticias y, de repente, Pedro me dice: 'así no más es la cosa, poh Redolés. Hasta los robles caen'".

Gaete supo en noviembre que tenía cáncer, pero, terco como era, insistió en darle pelea hasta el final. Incluso, fue al beneficio que se hizo en enero en el Municipal de Ñuñoa (ex Teatro California) y donde Redolés, hoy de 59 años, junto a otra tropa de ilustres del Canto Nuevo y de la subterránea movida capitalina de fines de los 80, entonó el tema con que este hombre, que hoy decidió partir al otro mundo, se convirtió en una suerte de mito para la música local gracias a esa canción que llevaba su apellido.

A Gaete imposible que lo haya matado el copete, porque no tomaba. Al contrario, era deportista y "ciclista furioso". Pero no fue la devoción por el pedaleo lo que lo llevó a toparse con el cantante y poeta chileno apellidado Redolés. Militante del Mapu y activista cultural durante la dictadura, este hombre oriundo de la zona de Puchuncaví abrió en 1975 La Casona de San Isidro, que no era una casona, ni tampoco estaba en la calle San Isidro, pero que amparada en esa ambigüedad física y geográfica sirvió para albergar a muchos de los cantantes que no tenían dónde cantar en los días del régimen militar.

"Con esos dos datos falsos, que era casona y no lo era y que estaba en calle San Isidro y no lo estaba, el local era perfecto para la semi clandestinidad de aquellos días", recuerda Redolés, que en 1985 llegó a Chile después de haber vivido 10 años en Inglaterra, y que poco después empezó a itinerar por distintos boliches capitalinos, hasta llegar a la "Casona de Gaete", que, en su ubicación más recordada, funcionó al lado del Cine Arte Alameda, a pasos de la Plaza Italia.

"Lo debo haber conocido en un encuentro de escritores que se hizo ahí. Un encuentro que tenía un nombre bien derrotista: Todavía existimos. Al tiro, tuvimos un enganche feroz con Gaete. Nos caímos bien y nos hicimos amigos. Nos reíamos mucho, porque era un gallo muy hospitalario y bueno para la talla. De hecho, hasta hace muy poco, cuando nos encontrábamos con alguien, siempre decía 'este es el hueón que me cagó con la tonterita del 'Gaete, el copete, el copete'".

Redolés se convirtió en un habitué de La Casona de San Isidro, espacio donde desfilaron Las Yeguas del Apocalipsis, de Pedro Lemebel, Nino García y Sol y Lluvia, entre otros. Pero también tocaba en otros lados y en una de esas "arrancadas" conoció al cantautor que germinaría el compadrazgo musical entre Gaete y el hombre de Bello barrio. "Estaba tocando en una peña en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile. Y uno de los invitados era un guatón con poncho, que, lamentablemente, no recuerdo el nombre, y que cantaba una canción que se llamaba ¿Quién mató a Solís? Ni siquiera me acuerdo cómo era el tema, pero sí me acuerdo es que la gente, que ya lo ubicaba, le pedía la canción a coro: '¿Quién mató a Solís?, ¿Quién mató a Solís?' y la frase se me quedó pegada".

Gaete tenía un "medio pollo" de apellido Solís que en 1987 asumió como mánager del cantante y su banda Viejos Curiosos. "El 'chico' Solís nos consiguió unas piezas en el mismo edificio de La Casona para que ensayáramos. Entonces, cada vez que los encontraba juntos, les decía '¿Quién mató a Solís?, ¿Quién mató a Gaete?'. Pero era un hueveo, no había una canción ahí. Era para echar la talla y ellos se reían mucho. Sobre todo Gaete".

En abril de 1994, Mauricio Redolés ya había regresado a Cueto y tenía un hijo de cinco años cuando Pedro Gaete, a esa altura ya un viejo amigo, anunció visita para la hora del té. "Andaba con la idea de hacer una revista. Yo no lo veía hace tiempo, entonces para recibirlo con algo choro, empezamos con mi hijo Sebastián a pegarles a unas ollas y a improvisar '¿quién mató a Gaete?, el copete, el copete, los cuetes, los cuetes'. Apenas abrimos la puerta, se la cantamos y se mató de risa. Ahí recién se me armó la canción en la cabeza".

Para su cuarto disco, Redolés tenía presupuesto, contrato con Sony Music e invitados como Alvaro Henríquez, Cuti Aste y Claudio Narea. ¿Quién mató a Gaete? fue la última de 18 canciones del álbum homónimo de 1996. Una canción que no sólo incluía guiños al compañero Gaete (exonerado tras el Golpe del 73 y dos veces detenido durante la dictadura). También mencionaba al Fondart, a Luz Casal, al diario La Cuarta y a Alfonso Murúa, compañero de celda del músico y poeta, cuando estuvo recluido en la Cárcel de Valparaíso entre 1974 y 1975. "En el fondo, Gaete no era Gaete", explica Redolés. "Era una excusa para hablar de un país en transición, en medio de la impunidad y el desconcierto. Fue el himno de esa época y una canción de la que nunca pude despegarme". Tampoco Gaete, el viejo amigo que hoy encuentra genuina posteridad en la melodía con su nombre.