El Mercurio
En la terraza del Centro Cultural San Ginés, Prófugos repasó ayer los éxitos del artista frente a 44 personas, en el primer show con distanciamiento físico en el país desde el inicio de la pandemia.
José Vásquez
Fueron en total 44 personas en un espacio de 500 m{+2} y ubicadas en asientos individuales separados entre sí. Una cantidad reducida de gente en la azotea del Centro Cultural San Ginés, en la calle Mallinkrodt del barrio Bellavista, en la capital, para el primer concierto realizado con público presencial en seis meses en el país.
Después de que la agenda de espectáculos se ha trasladado completa al streaming ––recitales, obras de teatro, shows de stand up, películas y hasta funciones de un circo hay entre la oferta actual––, lo realizado ayer por Prófugos, a las 18:30 y a las 20:30 horas, fue el avance más significativo desde el inicio de la pandemia para la industria local de la entretención.
En el escenario, Felipe Reyes, quien lidera el conjunto que homenajea la carrera de Gustavo Cerati, replicó canciones como “Juegos de seducción” y ”De música ligera”, que los asistentes siguieron con entusiasmo desde sus asientos, aunque sin la libertad propia de cualquier recital: las medidas de precaución, como permanecer sentados y el uso de mascarillas, son el recordatorio patente de que la crisis sigue aquí.
Antes del ingreso al Teatro San Ginés, propiedad del actor Juan Pablo Sáez, las medidas sanitarias operaron con rigurosidad: hubo toma de temperatura, desinfección con amonio cuaternario, el uso obligatorio de mascarillas y el control de entradas electrónicas sin contacto físico.
Antes del show, Reyes hablaba de su poco apego a los conciertos por streaming. “Aunque sea atípico estar tocando en vivo con gente con mascarillas y distanciadas, es gratificante para nosotros y para la gente, porque escuchar una batería o una guitarra eléctrica ayudará mucho emocionalmente a sobrellevar un poco este momento tan complicado”, señalaba.
Pese a que en la ecuación de la rentabilidad del show el equilibrio es todavía feble, por lo limitado del aforo en esta experiencia con características de piloto, existe un moderado optimismo por lo que está por venir, sobre todo en una industria que asume que los espectáculos con capacidades completas tardarán varios meses más en poder realizarse.
“Esta es una inversión que con lo recaudado alcanza para pagar el gasto del personal y la implementación de los elementos de control al ingreso”, dice Sáez, cuya motivación es “dar una señal de que creemos en la reactivación y que realizando eventos de manera responsable, cumpliendo las medidas, podemos seguir, porque de lo contrario, permanecer cerrados nos podría llevar a desaparecer”.
Sáez adelanta que continuará apostando por este formato de público reducido, el que irá aumentando, dependiendo del avance en las fases del plan “Paso a paso” del Gobierno.
En esta misma línea, proyectos como los autocines de la capital están a la espera de las definiciones de la autoridad para empezar a operar, algo que han postergado desde mayo, pero que pronto podría arrojar novedades, que incluirían en este formato también a la comedia y la música.
Por ahora, la cartelera seguirá en San Ginés con Daniela Castillo, Paloma Soto junto a Stefan Kramer, el stand up con Edo Caroe y más bandas tributo: Cadillacs 64, Bruno Mars Experiencie y Buena Vista Social Club el Legado.
¿Qué dijeron los asistentes?
Entre el público hubo consenso en que la experiencia fue un “desahogo”. Paulina Salazar expresó: “Descongestioné mis emociones, tenía muchas ganas de moverme, ver música y aplaudir un show como este”.
Adriana Rodríguez y Pablo Romo se manifestaron “contentos con la experiencia” y valoraron las medidas sanitarias. Al abandonar el recinto, comentaron sentirse “seguros”, ya que se higienizaba completo antes de abrir en los siguientes minutos para la segunda función de la noche.
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