jueves, octubre 19, 2017

En el nombre del hijo: Claudio Rubio vuelve al frente

El Mercurio

El saxofonista de jazz cierra un paréntesis de seis años, desde que sorprendió con su investigación sobre Lennie Tristano. Mañana presenta sus propias obras para quinteto contemporáneo. 

Por IÑIGO DÍAZ

"He sido siempre un guitarrista frustrado", dice Claudio Rubio (1976), uno de los nombres mayores del saxofón tenor en el jazz chileno de los últimos 15 años. "Pero no en el ámbito de guitarristas como Tal Farlow, que es un músico de jazz. A mí me gusta la distorsión, el ruido", señala Rubio, nada más teóricamente alejado de la música que ha venido desarrollando como compositor e improvisador.

Eso en el papel, porque en "Hijo" (Discos Pendiente), el nuevo álbum que está presentando este viernes en un concierto en Thelonious (Bombero Núñez 336, 23:00, $5.000), Rubio pone la mira en las atmósferas de sonido que da la guitarra eléctrica, a veces en la distorsión, por momentos tangencialmente involucrado con el ruido, "y con harta reverb , harto trémulo", dice. "Mis influencias en ese sentido están en bandas de rock: Sonic Youth, Wilco, definitivamente Radiohead", agrega.

Su quinteto está formado por una sección rítmica de la generación actual de músicos de jazz: Sebastián Castro (piano), Milton Russell (contrabajo) y Juan Pablo Jaramillo (batería), todos nacidos en vísperas del regreso a la democracia. El guitarrista es Sebastián Prado. "Yo estuve tocando en sus quintetos, y poco a poco él se fue incorporando a mi proyecto. Es un solista que captó las ideas que tenía para la guitarra, y en el sentido del color musical y sus matices, Prado es el segundo solista del quinteto", dice Rubio.

En 2011, el saxofonista se había estrenado como líder en el disco "Tristano!", donde analizó la música del legendario Lennie Tristano, reflexionando sobre aspectos como el timbre, el contrapunto o la superposición armónica. Fue uno de los grandes logros del jazz chileno de la época posterremoto. Luego Rubio volvió a tocar como sideman , en discos de enfoque contemporáneo como "Satori", de Gabriel Reyes, o "Décimo", de Quintessence. Aquí regresa al frente, aunque por primera vez con su música.

"Grabé una versión del tradicional 'Danny boy', una especie de canción de cuna que considero un himno y que es una dedicatoria a mi hijo Leonardo, que tiene cinco años. Él está presente en todo este disco, incluso, desde la carátula", señala, considerando también un repertorio de piezas de distintas edades, como "Centímetros cúbicos" o la ya neoclásica "Perdimos a uno".

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