Al cumplirse 100 años del nacimiento de la autora de "Gracias a la vida", este miércoles en San Carlos y el 12 de octubre en la prestigiosa Feria del Libro de Frankfurt, el académico germano presentará la tercera edición de su antología bilingüe: "Violeta Parra, Lieder aus Chile". Engelbert es crítico de algunas teorías recientes en torno a esta creadora y llama a rescatar su obra "como una síntesis musical de todo Chile".
Por Maureen Lennon Zaninovic
"Violeta Parra es nuestro Shakespeare. En sus canciones están contenidos todos los sentimientos y emociones humanas, y en su alucinado recorrido ellas van tocando esa gama infinita de pequeñas esperanzas y borrosos sueños, de amaneceres y cuerpos degollados, de amores inmortales y abruptos abandonos".
Son palabras del Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita vertidas en julio del 2016, en el marco de la presentación de "Poesía, Violeta Parra", publicado por la Editorial Universidad de Valparaíso (la recopilación, estudio preliminar y notas de este elogiado volumen fueron realizadas por la académica de la UC Paula Miranda).
Más adelante en la presentación de este texto, el autor de "Anteparaíso" rememora que en 1978, Manfred Engelbert, docente de filología románica de la Universidad Georg-August Göttingen (Alemania), "a quien le rindo aquí un homenaje, traduce y publica en Frankfurt una antología bilingüe de 'Violeta Parra, Lieder aus Chile' (Frankfurt: Vervuert), en la que se la presenta por primera vez como una gran poeta, a la altura de Pablo Neruda, de Gabriela Mistral y de su hermano Nicanor".
Instalado por algunos días en Santiago, Engelbert comenta a "Artes y Letras" que agradece el reconocimiento que le hizo Raúl Zurita. "Él supo captar la esencia de mi obra y por eso le pedí permiso para incluir su escrito en la tercera edición de mi libro".
La antología bilingüe es uno de los puntos altos de la conmemoración del centenario del nacimiento de la autora de "Volver a los 17". Este miércoles, en la ciudad de San Carlos y con el apoyo de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería (Dirac), se realizará su primera presentación pública. El 12 de octubre, esta tercera versión corregida y aumentada (la primera, de 1978, se reeditó un año después) se lanzará en Alemania, en la prestigiosa Feria del Libro de Frankfurt, con las intervenciones -además del investigador germano- del propio Raúl Zurita, de la editora Anne Wigger y de la periodista María Teresa Cárdenas, de "El Mercurio". Finalmente, el 15 de este mes, será el turno de la ciudad de Göttingen.
El volumen, publicado por la editorial Iberoamericana-Vervuert incluye una selección de poemas-canciones en alemán y español y, como advierte Manfred Engelbert, "se conservan algunas secciones que publiqué en 1978 para mostrar la vigencia de lo que manifesté en esa época. En esta última edición, además, incluí un importante suplemento donde intento cubrir los avances y necesidades futuras en torno a la investigación".
El experto reafirma una de sus tesis. A su juicio, con el correr de los años, la figura de la autora de "Gracias a la vida" se ha vuelto igual de valiosa que la de los "cuatro grandes", los premios Nobel Gabriela Mistral y Pablo Neruda lado a lado con Vicente Huidobro y Pablo de Rokha. "Pero este reconocimiento es de fecha reciente. En agosto de 1992 asistí en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación a una conferencia de Volodia Teitelboim, político comunista, ensayista, poeta y compañero de senda de Pablo Neruda. El tema era justamente esa 'cuadriga'. Cuando le pregunté si no sería adecuado hablar de los 'cinco grandes' y así incluir a Violeta Parra, dudó un momento, para luego responder: 'Ah, bueno, Violeta es grande, pero otra cosa'".
Engelbert considera que en un momento en que Bob Dylan ha sido reconocido con el Premio Nobel de Literatura se hace evidente concebir a los cantautores como poetas, y si bien ha habido claros avances en la difusión de la obra de esta artista nacida en San Carlos, en Alemania su conocimiento sigue siendo marginal. También reafirma, tal como lo señaló en una entrevista en Revista de Libros de "El Mercurio" en 1993, bajo el título "Violeta Parra vista por un alemán", que el centro de la obra de la autora de "Casamiento de negros" es la poesía cantada. "Insisto que se trata de poemas-canciones y que es importante tener en cuenta la música".
El investigador germano cree que a partir de la década del 90, en Chile, la creación de la autora de "La Jardinera" ingresa a la academia y comienza a ser objeto de estudio. Eso sí, dentro esta reciente reivindicación y proliferación de textos, antologías y biografías -fundamentalmente en nuestro país-, Manfred Engelbert plantea matices: "Yo mismo puedo caer en esta crítica. Hay que evitar convertir a la Violeta Parra en un artículo de lujo, en un objeto demasiado académico, alejado de los orígenes y del público al que ella aspiraba".
El experto es crítico de algunas teorías en torno a esta compositora. "Sobre todo algunas son exageradas y están falsificando a la Violeta. El caso más extremo es la mapuchización. Es fantástico poner atención en las canciones mapuches recolectadas por ella y prácticamente desconocidas. Eso, sin duda, es un descubrimiento mayor. No me parece que, a través de ese descubrimiento, se diga que hay una médula mapuche en la poesía cantada de Violeta. Darle demasiada importancia y transformarla en una machi no me parece correcto. Lo que tiene de valioso su obra es una sensación de plenitud: una fusión de elementos".
Los orígenes de su pasión
Engelbert rememora un viaje a Perú realizado hacia fines de la década del 60. En ese momento estaba muy interesado en la literatura peruana y, en particular, en la obra del escritor romántico-costumbrista Ricardo Palma (1833-1919). Como parte de esa investigación, llegó a Chile buscando las huellas de los escritos de Palma en nuestro país. "Y me encontré con esa legendaria mesa redonda en la que participaron, entre otros, José María Arguedas y José María Palacios. Fue la primera vez que escuché el nombre de Violeta. Como estaba en todos los escaparates, compré el disco 'Las últimas composiciones'. Ahí partió mi interés. La pasión por su obra ocurrió más tarde". El autor añade que en 1976, en París, conoció a su hijo, Ángel Parra. "Fuimos muy amigos y él me ayudó muchísimo a concretar el proyecto de la antología que se publicó por primera vez en 1978".
En la introducción de su libro, Manfred Engelbert entrega algunos datos biográficos de la cantautora nacida el 4 de octubre de 1917 en San Carlos de Ñuble. "Se está comenzando a revaluar la importancia de Nicanor Parra en su carrera", afirma, y añade que "es indudable que su hermano la introduce en un mundo cultural e intelectual. Le ofrece la posibilidad de avanzar en su educación y seguramente impulsó a la Violeta a investigar. Nicanor la anima a cantar de una forma diferente".
Carácter apocalíptico
Apoyándose en el estudio de Patricio Manns, el experto enfatiza en el carácter apocalíptico de la artista. "Cada vez comparto más esa mirada. Es casi una moneda corriente decir que fue un personaje insoportable, que transmitía una violencia, una convicción férrea de que lo que ella estaba haciendo debía valorarse. No era una persona atractiva por su físico, sino por su fuerza vital. Esa furia de vivir, esa insistencia en mostrar quién era ella, revela un modo de ser apocalíptico".
Manfred Engelbert también subraya la contradicción de sentimientos en su obra y cita como ejemplo "Versos por matrimonio" ("Décimas"), donde estamos ante "el amor por un lado como un evento natural y, por otro, como opresión de la mujer; un modo de vivir los roles para nada típico y la actitud de asombro respecto al varón que actúa 'virilmente'". El académico destaca a la mujer que se endereza con su guitarra. "Podría parecer patético, pero probablemente es así: su arte se constituye en una necesidad vital para ella".
El experto germano profundiza en las contradicciones de la autora de "Volver a los 17": "Por un lado el amor profundo y por otro la posibilidad del odio. Una vida privada muy intensa y, por otro lado, un compromiso intenso con la vida pública. La depresión por un lado, el entusiasmo por otro. En un momento no tiene ningún problema de invocar a Dios y los santos, en situaciones difíciles, pero no por eso abandona su ser anclado en este mundo como en 'Ayúdame Valentina', donde habla de que el paraíso hay que construirlo en la Tierra". Siguiendo este análisis, Manfred Engelbert considera que muchas veces esa contradicción -como se aprecia en 'Gracias a la vida'- se da en la conciencia de una vivencia plena. "Eso es lo más importante en la obra de Violeta: ella vivió las contradicciones, no las negó y, al mismo tiempo, buscó una solución para vivirlas en conciencia", dice.
Otro episodio clave es su paso por Concepción, en la década del 50. "La Violeta se encontró con Nemesio Antúnez, con Julio Escámez, con el fotógrafo Sergio Larraín y con el cineasta Sergio Bravo, quien fue muy importante para ella durante esa época. Bravo hizo sus dos primeros cortos de importancia: 'Mimbre' y 'Trilla', y para ambas películas esta artista compuso una música que se conoce poco: una cueca disonante. Había un ambiente vanguardista y la Violeta estuvo ahí con ese enorme poder de apropiación de ideas y formas. Ella comienza a explorar una música atonal, emplea disonancias como este tritono que destaca la investigadora Lucy Oporto en 'El Gavilán'".
Manfred Engelbert vuelve al tema de las contradicciones, porque si bien la autora de San Carlos coquetea con la vanguardia, en 1960 compone "Yo canto a la diferencia" donde opta por un lenguaje musical y verbal directo, "desligándose de un hablar retórico y de recovecos, distinguiendo la verdad de lo falso. Se desliga, precisamente, de tendencias demasiado formalistas. Hay una estrofa en 'Cantores que reflexionan' donde critica a los artistas que se han dejado encandilar por las luces de la fama y yo creo que ahí estamos ante un adiós directo a estas formas vanguardistas con las cuales ella experimentó, pero que al final no la terminaron de satisfacer".
El experto remata que ella abandona esta vanguardia para dedicarse a lo suyo: a lo tradicional, pero refrescado para un discurso contemporáneo. "Eso es algo muy interesante y le da a la obra de Violeta un espesor cultural único. Ella recoge una cultura, unos ritmos, unas formas de hablar y un contenido que vienen de una España de hace 500 años, pero modernizados para hablar del presente de Chile. Utiliza la sirilla, que ella descubre en Chiloé, la cueca, la tonada y los ritmos del norte. Trata de reunir musicalmente a todo Chile. En esa reunión, ella se convierte en un artista universal".
"Ella recoge una cultura, unos ritmos, unas formas de hablar y un contenido que vienen de una España de hace 500 años, pero modernizados para hablar del presente de Chile".
"Transformarla en una machi no me parece correcto. Lo que tiene de valioso su obra es una sensación de plenitud: una fusión de elementos".
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