El show tuvo butacas vacías y los gritos ensordecedores del público cansaron a los de Liverpool. Después del 29 de agosto de 1966, la banda nunca más realizó un espectáculo con venta de entradas.
Amparo Troncoso R.
El cantante Bobby Hebb, uno de los teloneros del concierto, cantó su tema "Sunny" ("Soleado"), mientras el frío y el viento congelaban al público del Candlestick Park, que reclamaba a todo pulmón por el número principal: "¡Beatles!, ¡Beatles!, ¡Beatles!". El 29 de agosto de 1966, a las 21.27 horas, según los registros de la época, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, vestidos con camisa y traje negro, subieron al escenario de un metro y medio de alto, camino al que, sin saberlo, iba a ser su último gran recital -tres años más tarde, sorprenderían con su actuación final, en la azotea de Apple Corps, en Londres-.
La cancha estuvo prácticamente vacía, porque los asistentes solo podían sentarse en las tribunas. Los Beatles comenzaron el show con "Rock and roll music", de Chuck Berry, pero la canción se perdió entre los gritos ensordecedores de las fans, como había sido la molesta tónica de sus presentaciones en vivo.
El show cerró el tercer tour consecutivo de la pandilla de Liverpool en Estados Unidos -que habían estado de gira en 1964 y 1965-, que justo coincidió con una serie de protestas en contra de la banda, luego de que John Lennon afirmara ser "más populares que Jesucristo", en marzo de ese año. Las amenazas telefónicas y la quema pública de sus discos llevaron al representante del conjunto, Brian Epstein, a considerar la posibilidad de cancelar la gira de 14 conciertos.
Al final, los shows se realizaron, pero el ánimo ya no era el mismo. "Para 1966, los tours nos empezaron a aburrir. Nadie escuchaba nuestros shows. Hubo una gran charla en Candlestick Park donde dijimos 'esto tiene que terminar'. El concierto se sintió como el último, pero no estuve 100% seguro hasta que regresamos a Londres", declaró Ringo Starr en el libro "The Beatles Anthology". "Si hubiésemos puesto cuatro figuras de cera sobre el escenario, nadie se habría dado cuenta. Los recitales de Los Beatles ya no tenían ninguna relación con la música. Eran solo unos malditos ritos tribales" reclamó Lennon.
Adiós sin agotar boletos
Los asientos vacíos se veían desde el campo. Aunque el estadio de San Francisco tenía capacidad para 42.500 personas, solo se vendieron 25.000 entradas -de escasos US$ 4.50 y US$ 6.50 -. Los Beatles cobraron US$ 90 mil por el show y se llevaron el 65% de las ganancias. Las bajas ventas y otros gastos inesperados -una situación que hoy parece impensada- generaron pérdidas a la productora Tempo Productions, que organizó la visita.
Después del cover de Chuck Berry, vino "She's a woman" y otras nueve canciones -"If I needed someone", "Day tripper", "Baby's in black", "I feel fine", "Yesterday", "I wanna be your man", "Nowhere man", "Paperback writer" y "Long tall Sally"-, ninguna de su entonces más reciente álbum, "Revolver", publicado tres semanas antes. Previo a subirse al escenario, McCartney le pidió al oficial de prensa Tony Barrow que registrara el concierto con una grabadora de mano. "¿Está todo ahí?", preguntó Paul a Barrow, cuando este le entregó la cinta. "Todo, desde la guitarra del primer número", le respondió. El audio, de casi media hora, todavía se puede encontrar en Internet en sitios como YouTube.
Casi al final del espectáculo, los británicos pusieron una cámara arriba del amplificador y posaron para una foto. "Nos paramos dándole la espalda al público y nos sacamos una fotografía, porque sabíamos que era el último show", afirmaría luego George Harrison. En San Francisco, el último en bajar del escenario fue John Lennon. Esa misma noche, el grupo fue trasladado al aeropuerto en un auto blindado para tomar un avión a Los Angeles. Durante el vuelo, se escuchó a George Harrison decir una sentencia premonitoria: "se terminó, no soy más un Beatle".
El regreso de McCartney
Candlestick Park, hogar de los San Francisco Giants (equipo de béisbol) y posteriormente de los 49ers (fútbol americano), fue demolido el año pasado. Para que todo tuviera un cierre circular, el último artista en pisar ese escenario fue Paul McCartney el 14 de agosto de 2014, 48 años después de tocar ahí con Los Beatles.
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