El Estado adquirió sus partituras, cuadernos y fotos.
Sus ex alumnos recuerdan al maestro con un concierto este miércoles. También, organizando su legado, que ya está en la Biblioteca Nacional.
Romina de la Sotta Donoso
Fue un maestro de maestros. Era el más querido y el más respetado en el ámbito de la música de arte.
Era tan virtuoso como pianista que le ofrecieron una carrera internacional. Fue también influyente como compositor y extremadamente generoso como profesor de la Facultad de Artes de la U. de Chile.
Al cumplirse un año de la muerte de Cirio Vila, Premio Nacional de Artes Musicales 2004, la Compañía de Música Contemporánea, que dirige Carlos Valenzuela, presenta un concierto monográfico este miércoles, en la Sala Zegers (Compañía 1264, 19:30 horas, gratis), como homenaje.
El programa aborda varios formatos, desde el piano solo de "Poema" (1965), hasta "Canto" (1968), que es para nueve instrumentos. Se suman "Invocación" (1985), "Del diario de viaje de Johann Sebastian Bach" (2001), "Secuencia" (1964) y "De sueños y evanescencias" (2003) que contará con la cantante Claudia Godoy, a quien le dedicó Vila la obra.
"Para mí, él era música. Era música en su carne. Traspasaba un conocimiento que va mucho más allá de cuánto material musical dominas", dice Valenzuela. Y agrega que "como compositor es muy versátil, ¡maneja tan bien la técnica! Pasa de hacer cosas dodecafónicas a folclóricas. Hace de todo y todo lo hace perfectamente bien".
Tras la muerte de Vila, el Archivo de Música de la Biblioteca Nacional adquirió sus documentos. El compositor Gabriel Matthey, colaborador de la entidad, se ofreció como voluntario para ordenar el material. Convocó para esa tarea a Carlos Valenzuela y a la pianista Fernanda Ortega. "Fue muy emocionante", confiesa Matthey.
"Eran 14 cajas de diferentes tamaños e incluían una gran variedad de documentos: partituras y cuadernos originales de sus propias composiciones. Partituras comerciales de música clásica, contemporánea y popular, estas últimas, versiones pianísticas que a él le gustaba tocar", detalla.
Y prosigue: "También hay fotografías familiares y profesionales. Cartas, libros y premios, apuntes de sus clases en Europa y después como profesor en Chile. Partituras de otros compositores chilenos y extranjeros, y de sus estudiantes".
Este legado ya está depositado en la Biblioteca Nacional. De él, destaca "las partituras originales de Vila, sus cuadernos de apuntes de las clases con Messiaen, la carta donde le comunican el fallecimiento de su madre y la protesta que escribió en su agenda para el golpe".
Valenzuela revela que una caja estaba llena de proyectos de obra, en cuadernos manuscritos con sus intenciones creativas para el año, y que sus agendas tienen cosas anotadas solo a comienzo de año. "Todo este material es muy valioso para los investigadores", cierra el director.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario