Desde 2013 que Britney Spears realiza una exitosa residencia en el casino Planet Hollywood. Con tres shows a la semana, la cantante de 34 años se muestra renovada y atlética, dejando atrás sus años de abusos y escándalos con la prensa.
Karina Mondaca CEA Las Vegas
"¿Quieres un buen cuerpo? ¿Quieres un Bugatti? ¿Quieres un Maserati? Más te vale trabajar, p*rra". Esas son las primeras frases que suenan en el Teatro Axis del casino Planet Hollywood de Las Vegas, cuando el escenario se ilumina por completo y Britney Spears aparece interpretando "Work B**ch", la canción que abre su espectáculo "Piece of Me" ("Trozo de mí").
Coincidencia o no, el tema sirve como una introducción a lo que han sido los últimos años de la propia cantante, en los que gracias a la dedicación a su trabajo, rutinas de ejercicios y vida familiar, logró dejar atrás el patético recuerdo que terminó con la rubia afeitando su cabeza y golpeando a la prensa con un paraguas. Hoy, a casi nueve años del recordado escándalo, Britney luce contenta y con un cuerpo saludable que presume en su cuenta de Instagram, donde las imágenes de sus hijos, mensajes motivacionales y de humor son el principal material que comparte con sus fans.
Pero también se la ve bien en sus presentaciones. Con ajustados trajes que cambia diez veces en todo el concierto y acompañada de 14 bailarines y una banda en vivo, la llamada Princesa del Pop se para en el escenario por poco más de 90 minutos, en los que a través de siete actos agrupa canciones de toda su carrera como si fuera un relato de su propia vida.
Mientras baila, Britney recorre cada uno de los rincones del escenario y también de la pasarela que la ha acercado a sus fanáticos, esos que desde diciembre del 2013 agotan los 4.500 tickets del show que se presenta miércoles, viernes y sábados; y cuyos valores comienzan en los US$ 55 y sobrepasan los US$ 1.500 en caso de querer conocerla y tomarse una foto con ella. Y es que originalmente el espectáculo se extendería por solo dos años -con ciclos de seis semanas de funciones y seis semanas de descanso-, pero debido al éxito de su primera temporada, la rubia renovó contrato hasta 2017 por US$ 35 millones, transformándose en la quinta mujer mejor pagada entre las cantantes del 2015 según la revista Forbes.
Allí, en la que se ha transformado su casa, Britney sonríe, saluda, da las gracias a todos por asistir. "¡Este lugar está que arde!", dice entre risas al referirse no solo a la temperatura que hay en la ciudad (la que superó los 44° Celsius durante la semana), sino que también a la que existe en el teatro. La rubia llenó de calor y color el recinto con la energía de sus primeros temas, y que si bien no son interpretados en vivo -desde hace años que utiliza playback -, resultan potentes y llenos de vida.
Ruda y angelical
El primer acto finaliza, para dar paso a un desfile de canciones con las que Spears mostró su faceta más osada a lo largo de su carrera, como el cover de The Arrows "I Love Rock n' Roll" (en la que baila sensualmente sobre una guitarra eléctrica gigante), "Gimme more" o "Me Against the Music", que originalmente interpreta junto a Madonna y que lanzó a solo días de que ambas se besaran en vivo en los MTV Video Music Awards en 2003. Luego de una pausa y cambio de vestuario, Britney aparece de blanco y con alas de ángel.
Mostrando su lado más vulnerable, se escucha su voz en off hablando de los consejos de su padre, James Spears, el mismo que cuenta con la custodia de la propia cantante después de los problemas de salud y judiciales que la afectaron años atrás. Es en ese contexto que suena "Everytime", una balada escrita por ella misma, entregando intimidad y sensibilidad al show, lo que provoca la ovación de sus fans mientras Britney golpea con dos hits más: "...Baby One More Time" y "Oops!... I Did It Again", presentados en versiones diferentes a las originales.
Baile en serio
Luego de revisar algunas de sus colaboraciones como "Scream & Shout" con el rapero will.i.am, y "Pretty Girls" con la también rapera australiana Iggy Azalea; el espectáculo se viste de cuero y sensualidad. "I'm a Slave 4 U", la misma canción que hizo olvidar la faceta juvenil e inocente de la cantante en 2001, abre el segmento titulado "Sexy back" que incluye cadenas, látigos y una víctima del público en el escenario. El escogido sabe lo que debe hacer: no saluda de forma eufórica, ni lleva cámaras o celulares para tomar una selfie ; pero sí deja que los bailarines le pongan un arnés de cuero en el pecho para que Spears lo trate como su esclavo durante "Freakshow".
Van más de 60 minutos de show, y tras presentar un segmento teñido con el color y la extravagancia del circo, un árbol gigante irrumpe en el escenario para dar paso al acto "Jungle Fever", el último de la noche. A más de 9 metros de altura y mientras canta una versión de la popular "Toxic", Britney sorprende lanzándose al escenario sujetada de un arnés, para continuar con los éxitos "Stronger" y "(You drive me) Crazy". Con la fiesta ya desatada, la rubia da el último golpe cantando "mira la luz del sol, no nos detendremos, seguiremos bailando hasta que el mundo se acabe". La estrofa de "Till the World Ends" del disco "Femme Fatale" (2011) -placa con la que visitó Chile en noviembre de ese mismo año- es interpretada con emoción, a pesar de las voces pregrabadas. Britney ríe, disfruta y contagia su energía durante toda la presentación, como si esos años oscuros nunca hubiesen existido. Y baila. Baila como si de verdad el mundo fuera a llegar a su fin y un buen show fuera todo lo que le queda por entregar.
Reconocimientos y nuevo disco
El buen momento que vive Britney Spears traspasó el escenario de Las Vegas, y así lo pudieron ver sus fanáticos el pasado 22 de mayo cuando presentó un extracto del show en la ceremonia de los Billboard Music Awards, donde recibió el premio Millenium. Además, la noche del jueves 15 de julio la cantante sorprendió con "Make me", el primer adelanto de su novena placa que saldría a fines de este año. La canción ya alcanzó los primeros lugares de los principales listados musicales -desplazó a "Can't stop the feeling!" de su ex pareja Justin Timberlake-, un buen primer paso, pensando en las bajas ventas de su disco anterior "Britney Jean" (2013), que no superaron el millón de copias.
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