La Tercera
Antes de sus tres shows en el Teatro Coliseo a fines de este mes, el líder del quinteto californiano habla con Culto del presente del grupo, del disco en el que trabajan y de las razones que les han permitido sobrevivir a cambios en la industria y tragedias personales. “Es difícil mantener la amistad tanto tiempo, pero es lo que nos ha hecho fuertes”, dice.
Por Andrés del Real
Tal como lo reflejan todas sus fotos promocionales, los cinco integrantes de Deftones parecen ir siempre marchando con decisión hacia nuevos horizontes. No es, por cierto, una novedad, y quienes asistieron a su explosivo debut de 2001 en el Estadio Víctor Jara no sólo recordarán uno de los mejores conciertos que se vieron por acá en los días de apogeo del llamado “nü metal”, sino también un llamado de atención, un par de detalles para dejar en claro que lo suyo iba más allá de los fraseos de métrica hiphopera y los riffs para la galería que dictaminaba el género. Algunas piezas de White pony, por ejemplo, como “Digital bath” y “Teenager”, una de las pocas “baladas” de la era aggro-metal. O la prodigiosa voz de Chino Moreno cerrando la velada con una memorable versión para Say it ain’t so de Weezer.
“Creo que la gente aprecia eso también, estos cambios graduales que nos han permitido estar siempre avanzando”, comenta Moreno (44), el último emblema aún vigente de esa camada en la que hace dos décadas se depositaron las esperanzas de la renovación en el rock -con Korn y Limp Bizkit a la cabeza-, y de la que Deftones se distanció rápidamente. Al menos sus fans parecen agradecerlo, entre ellos los chilenos, que agotaron las entradas para la sexta visita a la capital de los de Sacramento, con tres shows en el Teatro Coliseo (el 28, 29 y 30 de este mes) al los que los californianos llegan con un noveno álbum en construcción y cumpliendo 30 años de carrera.
Una historia que podría resumirse como el triunfo de la amistad, según explica el vocalista desde el otro lado del teléfono, consultado por la fórmula que les ha permitido sortear juntos los vaivenes de la industria, conflictos internos – la “época oscura”, como la llaman- y la muerte de su bajista Chi Cheng, en 2013. “Nuestra amistad fue lo que inició todo y hemos pasado por muchas cosas juntos. Nos conocimos cuando éramos prácticamente unos niños y nos hicimos adultos juntos, y ahora que somos tipos de mediana edad ya nos conocemos muy bien y nos aceptamos como somos. Si no nos lleváramos bien nos habríamos dado cuenta hace mucho tiempo”, asegura, soltando una risotada.
– ¿Ese elemento es el que los diferencia de otros grupos que surgieron al mismo tiempo que ustedes?
– Es sin duda el que más orgullo nos da y el que de alguna forma nos convierte en algo especial como banda, si se puede decir de esa forma, pensando en muchos otros grupos que partieron al mismo tiempo o antes que nosotros. Es difícil mantener una amistad tanto tiempo, pero también creo que es lo que nos ha hecho fuertes.
– ¿Todavía persiste esa química cuando entran al estudio a grabar un nuevo disco?
– Oh, sí, por supuesto. Nos divertimos mucho simplemente creando canciones nuevas. Nuestro último disco (Gore, 2016) lo hicimos entre todos aunque no realmente juntos, pasamos mucho tiempo sólo yendo al estudio con algunas ideas que cada uno ya había compuesto y las probamos en el lugar. Y aunque eso funciona, realmente echaba de menos lo que sucede cuando estamos todos juntos creando desde cero en la misma pieza, sin ninguna idea preconcebida, simplemente haciendo ruido y creando canciones. De alguna forma ahora volvimos a eso.
– Será un álbum más colaborativo, en ese sentido.
– Claro. Un de nosotros empieza a meter ruido y el siguiente lo sigue y así seguimos, creando canciones que salen del momento, que es la verdadera esencia del trabajo colaborativo. Por lo mismo las canciones suenan muy diferentes, muy originales, porque éste no será una continuación de Gore. Creo que algunas de las mejores canciones de Deftones han surgido así, como parte de un esfuerzo colaborativo, de forma orgánica, lo que lo hace más divertido.
– ¿Es una apuesta seguir pensando en discos ahora que la música se consume más que nada a través de canciones sueltas y listas?
– Soy fan de los discos desde niño, crecí escuchando música así. Las disquerías eran como sex shops para mí en esos días y me sigue gustando la idea de agrupar canciones que fueron creadas en un momento determinado, como un documento que refleja una fracción de tiempo en nuestra carrera, en nuestro proceso creativo. Cuando terminamos un disco, ya sea el mejor u otro que quizás no le va tan bien, sigue siendo la mejor sensación, el logro mayor en la música para mi gusto. Quizás soy muy de la vieja escuela pero nada que hacer, seguiremos haciéndolo de esa forma.
– ¿Han pensado en una celebración más formal de sus 30 años o lo de los aniversarios no va con ustedes?
– No es algo en lo que estemos totalmente en contra. Sí creo que tiene que ser para algo especial. Hace poco, para el aniversario 20 de Around the fur, tocamos todo el disco en orden, algo que no hicimos con Adrenaline ni con White pony. Cuando algo nos hace sentido lo hacemos, porque nos enorgullece llevar todo este tiempo juntos y haber mantenido la amistad, con momentos buenos y otros malos, y la capacidad de seguir siendo creativos.
– ¿Dónde cabe Chile en estas tres décadas de historia de Deftones? ¿Sienten un vínculo especial con el público chileno?
Por supuesto, siempre lo menciono cuando me preguntan por mis lugares favoritos para ir a tocar, porque es un público muy agradecido y apasionado, que canta todas las canciones desde el principio. Y cada vez que volvemos se vuelve aún mejor, que es algo que apreciamos mucho. Ahora estamos muy entusiasmados no sólo porque hace tiempo que no vamos, sino que sobre todo porque tenemos tres conciertos, para el que preparamos dos set distintos y con canciones que no tocamos hace un buen tiempo.
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