El Mercurio
Por Jaime Donoso A.
El sábado, bajo la conducción de Nicolas Rauss, en el Teatro Municipal de Ñuñoa se presentó la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI). Sus integrantes, de entre 16 y 24 años, han logrado situarse en la cúspide de la pirámide del programa formativo que fundara Fernando Rosas y que, dada su calidad, están a un paso de convertirse en músicos profesionales de orquesta.
El programa contempló la Sinfonía Nº 75 en Re Mayor de Haydn; la "Hora triste Nº 3", perteneciente a la suite sinfónica "Pensamientos íntimos", del chileno Enrique Soro (1884-1954), y los "Tres Nocturnos" de Debussy.
Programar a un austríaco clásico, un romántico chileno y un francés "impresionista" no tendría nada en particular en una orquesta profesional, pero cuando ese programa es ejecutado por una orquesta juvenil, no puede olvidarse que sus integrantes están exponiéndose a una situación formativa al enfrentarse a estilos muy diferentes. A esa edad se empieza a abrir el mundo y cada concierto es un viaje iniciático y un anticipo de lo que después será el pan de cada día en su vida musical profesional. Por eso impacta positivamente el óptimo rendimiento y madurez de este grupo, que en este concierto fue logrado gracias a la sabia tutela del maestro Rauss (nunca se usó mejor el término).
El lenguaje de Haydn siempre es un baúl de sorpresas donde abundan las experimentaciones. Entre movimientos aparentemente convencionales y cortesanos afloran momentos plenos de originalidad, como ocurre en el segundo movimiento (tema con variaciones) donde cada variación tiene un tratamiento tímbrico distintivo, incluido un solo de chelo que fue excelentemente ejecutado por Benjamín Solano.
La obra de Soro no fue un aporte. Es una composición "rara", en cuanto a lenguaje y a color orquestal, y no está a la altura de otras obras sinfónicas del compositor. Con su lenguaje posromántico solo sirvió como puente para llevarnos a la última parte del programa: un Debussy que superó todas las expectativas.
"Nubes" "Fiestas" y "Sirenas" son obras que implican un desafío mayor para cualquier conjunto sinfónico. Lenguaje hecho de retazos melódicos que sobrevuelan la orquesta y se diluyen en atmósferas siempre cambiantes, exige un discurso sutil que fue extraordinariamente logrado. En "Sirenas" se contó con la participación del Ensamble Femenino ConcertoVocale (director, Víctor Alarcón) y del Coro Femenino de Crecer Cantando. Muy bellas voces e impecable amalgama.
Un muy buen concierto y, además, esperanzador.
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