Catalina Larraguibel L .
Espectáculos
El Mercurio
Andrés Hernández, Pituquete, para quien el arte es una forma de honrar la vida, reside en España desde 2007 y se instaló en Cádiz, donde compone y ofrece conciertos, además de una amplia red por internet en la que interactúa con sus seguidores.
Curiosa la forma en que Andrés Hernández, Pituquete, comenzó a tocar guitarra, sin sospechar que llegaría a ser uno de los principales cultores del flamenco. En el colegio, un amigo le dijo que aprendiera para que tocaran juntos. Por esas curiosidades de la vida y del destino, en esos mismos días su abuela paterna los visitó en su casa y le llevó de regalo una guitarra a su hermana, que nunca tocó. Andrés la tomó y desde entonces la guitarra es para él una forma de vida, que cultiva en la cuna misma del flamenco, en Andalucía. En estos días está en Chile visitando a su familia, sin cuyo apoyo no habría llegado al lugar que ocupa hoy en el mundo del arte.
En el departamento de sus padres en Providencia, establece su "centro de operaciones" para todas las actividades que desarrollará durante su estada. "Cuando hago giras por América Latina, también me instalo acá", explica. En Santiago y regiones hará presentaciones privadas, dictará talleres y tiene agendadas funciones en el Teatro Provincial de Curicó, el sábado 11 de mayo, y en el Teatro Municipal de Chillán el martes 14 de mayo. (Para más información de los talleres, escribir a hola@pituquete.com).
De puro pituco
Mientras estudiaba en el colegio, comenzó con el flamenco, en clases con Carlos Ledermann. "Desde la distancia, ahora que estoy en España, veo la importancia de la base que me enseñó Carlos, porque, si asimilas una forma errónea en los inicios, es frustrante después", asegura. Y fue precisamente Ledermann quien lo bautizó como "Pituquete", un nombre que ya se ha hecho reconocido en el mundo entero. "Alguien le preguntó a Carlos, '¿cómo se llama ese cabro que es como pituco?', y él dijo: '¡Ese es el nombre!; Pituquete'. Así partió...", comenta Andrés Hernández, Pituquete desde ese día, nombre que, si bien al principio no le gustaba, hoy incluso lo tiene registrado.
Estudió composición musical en la Escuela Moderna de Música, "que era lo que más se adaptaba a mi interés, por la orientación hacia la música, que me permitió derivar en la guitarra flamenca". También Pedagogía en Música en la Universidad Mayor, "pero siempre tuve claro que lo que yo quería era tocar, pero lo hice para que mis padres -que siempre me han apoyado- estuvieran tranquilos. La guitarra clásica me encanta y todavía practico, para mantener la mente y el oído".
Todo en él cambió cuando escuchó a Paco de Lucía. "Hay un antes y un después. Y en ese tiempo no existía YouTube, ni Spotify. Eran CD. Fue entonces que empezó mi camino de flamenco como guitarrista y después como cultura, en una búsqueda que me ha llevado en un viaje hacia adentro. Creo que en las manifestaciones artísticas se ve una capa superficial y a medida que ganas conocimiento vas adquiriendo profundidad. Me llegó todo, música, arte, literatura, también la perspectiva del tiempo de reconocer las cosas que te calan profundo".
Y luego, teniendo muy claro que lo suyo era el flamenco, vino el paso obvio: irse a España a estudiar, donde se radicó definitivamente en 2007. Estuvo en Córdova, en clases con Manolo Sanlúcar y en Barcelona con Rafael Cañizares. Sin embargo, "sentí que para poder oler el flamenco y vivirlo tenía que ir a Andalucía. Ahí puedes abrir tu mente, es allí donde se respira flamenco, en la forma de ser, de comer, de bailar, las fiestas populares". Se fue a Sevilla y finalmente se instaló en Cádiz, de donde es la familia de su esposa, Encarna Anillo, también cultora de este arte, con quien hace presentaciones en todo el mundo. Y es allí donde ha podido vivir su pasión, "ya no con la perspectiva de un extranjero, sino desde adentro, con la naturalidad que se presenta. Creo que es la ciudad más latina de España, y realmente me he sentido como en casa".
Éxito en YouTube
No fue un camino fácil. Le costó siete años conseguir la residencia, para poder dedicarse cien por ciento al flamenco. En ese lapso hizo presentaciones y también impartió clases en una escuela, donde figuraba como estudiante, ya que esa era la visa que tenía.
Reconoce que la industria discográfica está viviendo sus últimos tiempos, "a no ser que estés metido en un gran sello, con todo lo que eso implica". Pese a esto, él cuenta con tres exitosos trabajos discográficos "por amor al arte. A veces se puede vender algo después de un concierto". Y tiene próximo a salir un CD que tituló "Universo", "que va a reflejar un momento de mi vida artística, yo diría cuatro o cinco años de mi vida".
Y adaptándose a los tiempos, creó su página en internet (pituquete.com), Fan page (Pituquete), Instagram (Pituquete.music) y además en YouTube tiene el grupo Buscadores de la guitarra, con más de veinte mil seguidores. En todos estos espacios, Andrés interactúa con su público, enseña secretos y técnica del flamenco, como asimismo da a conocer sus canciones. "Son espacios activos, siempre leemos los mensajes, a veces hago clases por Skype, es una comunicación constante con mi público y con quienes se interesan por esta forma de vida". Reconoce que su paso por Pedagogía en música en la Universidad Mayor le ha ayudado muchísimo en esta faceta de profesor. "La universidad te da las herramientas, pero se requiere empatía, ponerte en el lugar del otro, ver lo mejor que tiene esa persona para ayudarlo en este proceso". Y así lo hace con sus alumnos. Afirma que la guitarra flamenca es como un deporte de alto rendimiento, que exige entrenamiento de varias horas diarias, una forma de estudiar, orden y estructura.
"El proceso de componer es más íntimo; yo también escribo poesías y a veces las transformo en canciones. Una idea me puede venir en cualquier momento y lugar, la anoto y después la desarrollo. Es un buen espejo donde mirarse, lo bonito de estas estructuras populares es que te libera, he descubierto en mí cosas que no sabía que las tenía. Hay que escuchar esos impulsos creativos, a veces una pequeña frase y uno dice aquí hay algo. Esas minúsculas luces que tienes hay que anotarlas altiro, porque es algo muy efímero, es una semilla, es algo 'de estómago', que uno sabe después crecerá".
A sus alumnos, Pituquete les propone como consejo "que la vida es una sola y hay que cumplir los sueños. Es preciso trabajar y estudiar mucho, pero cuando tienes la certeza de que estás logrando que tus anhelos sean realidad y que pese a las dificultades estás cumpliendo tus sueños, merece la pena. El arte es una forma de honrar la vida".
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