Lorena Guzmán H.
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El Mercurio
El tiempo libre no solo sirve para descansar, sino también para el desarrollo individual y la vinculación social. Pero si se tiene una visión culposa de él, se neutralizan sus efectos positivos.
Hace siete años, la ingeniera Francisca Montero (42) estaba sobrepasada. "Con tres hijos, uno de ellos de meses, lo único que hacía era levantarme, ir a trabajar, volver a mi casa, comer y dormir", cuenta. Pero se dijo "no más". Con el apoyo de su marido, renunció y comenzó a trabajar como consultora por proyecto, con la idea de tener más tiempo para ella y su familia. Aunque confiesa que aún se siente un poco culpable por tener más espacio para el ocio que su marido, no se arrepiente. "Yo soy más feliz y eso se nota. Todos somos más felices", asegura.
"La comprensión del ocio ha ido variando en la historia y hay épocas, como la actual, donde muchas sociedades lo siguen vinculando a algo negativo, estigmatizándolo", dice María Jesús Monteagudo, psicóloga del Instituto de Estudios del Ocio de la Universidad de Deusto, España, y que estuvo en Chile invitada por el Campus Villarrica de la Universidad Católica para participar en un seminario sobre el tema. Ir contra la acepción negativa del ocio es una tarea social, pero también personal.
Valor de cada uno
Un estudio de la Universidad de Toronto asegura que quienes suelen poner un valor monetario a su tiempo se estresan cuando no están produciendo dinero. Ello, además, no les permitiría ser felices cuando están en sus actividades de ocio.
"El tiempo libre no es solo el momento de recargar energías para volver al trabajo al día siguiente, sino que es un espacio vital, un punto de partida para sentirnos bien", dice María Jesús Monteagudo. El problema es que hoy ese espacio está muy asociado al consumo, se centra en la entretención y en el pasarlo bien, y tiene una perspectiva cortoplacista. Pero el ocio entendido como una herramienta de desarrollo es mucho más que eso.
"El ocio nos permite conectarnos con lo que realmente importa para nuestro bienestar, calidad de vida y felicidad", explica la especialista. Por eso es una herramienta clave para el desarrollo personal que posibilita sentirse competente y vinculado a un contexto social concreto, agrega.
Así, entender el ocio únicamente como el momento de hacer nada es minimizar su valor. En sí mismo es una experiencia, para vivir en forma individual o acompañada, y que puede incluso requerir de aprendizaje y esfuerzo. Leer un libro, tomar clases de pintura o subir un cerro cada vez más alto en bicicleta son solo ejemplos de las infinitas posibilidades. El punto es qué experiencia quiere vivir cada uno. "Su objetivo es desplegar el máximo potencial de la persona", dice la psicóloga.
Constancia
Si bien es cierto que no existe una medida ideal de ocio en la vida, investigaciones han determinado que su ausencia perjudica. "Esto puede llevar a problemas de salud y a la depresión", explica Monteagudo. Por ello el ocio no es algo para dejar de lado.
Un estudio publicado en la revista Psychological Science determinó que dilatar los momentos de ocio y entretención hasta que todo el trabajo esté terminado no permite, necesariamente, disfrutar más del tiempo libre. La culpa de estar haciendo otra cosa o seguir pensando en las obligaciones serían las principales razones de este prejuicio.
Es cierto que no siempre hay tiempo para el ocio o que hay períodos en la vida donde este desaparece -cuando se trabaja y estudia al mismo tiempo o tras el nacimiento de un hijo-, pero es importante tratar de preservarlo. "Darse espacio para el ocio y lograr disfrutarlo se puede enseñar, pero para que este sea positivo tiene que estar presente a lo largo de toda la vida", dice la especialista. "No nos podemos centrar en él solamente cuando somos mayores y tenemos más tiempo si esos espacios no se dieron antes", advierte.
Hace siete años, cuando Francisca decidió darse más tiempo para ella y su familia, le costó mucho tomar la decisión. "El mayor susto era la reducción de los ingresos y cuánto me costaría salir del mercado de los trabajos de tiempo completo", recuerda. Hoy esos temores desaparecieron y todo en su vida es mucho más armónico, reconoce. Incluso tuvo tiempo para entrenar para tres triatlones.
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