El Mercurio
El reconocido director trae al mayor virtuoso chileno de la viola, Roberto Díaz, para que aborde, con los jóvenes músicos, una obra que ya ganó dos Grammy y que fue escrita hace tres años por Jennifer Higdon para él. También tocarán la exigente "Haroldo en Italia", de Berlioz.
Por Romina de la Sotta Donoso
Cada vez se vuelve más estrecho el vínculo entre Maximiano Valdés y la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil (OSNJ).
"Trabajar con ellos es una de las actividades más estimulantes que tengo. Estos jóvenes son tan receptivos y fértiles ante las razones de la música, que con ellos uno siente que está haciendo algo por su país", comenta el reconocido director chileno residente en Puerto Rico. Y por eso está de vuelta, a seis meses de haber debutado con la OSNJ en el Teatro del Lago, el verano pasado.
Y ahora mismo están preparando el repertorio más exigente que han hecho juntos, para dar dos conciertos: el 30 de junio en la U. Santa María, en Valparaíso (19:30 horas, desde $ 8 mil), y el 1 de julio en el teatro de CorpArtes, (12:30 horas, previo retiro de invitaciones gratuitas).
Este programa, Valdés lo diseñó en torno a su invitado estelar: Roberto Díaz, el mayor virtuoso de la viola de nuestro país, quien reside hace 45 años en Estados Unidos y combina su carrera internacional con la presidencia del Curtis Institute of Music.
Díaz será solista en el estreno en nuestro país del Concierto para viola de Jennifer Higdon (EE.UU., Pulitzer 2010), quien se lo escribió justamente al chileno. Una obra que recibió dos Grammy; uno para Higdon como compositora, y uno para Díaz, por su grabación.
Este Concierto, Díaz lo estrenó en 2015 y ya lo ha tocado en toda Europa y EE.UU. "Para mí es un placer tocar en Chile esta obra que ha resultado tan buena y apreciada en todos lados. La propia Jennifer Higdon me ha dicho que busca escribir música que el público entienda la primera vez que la escuche. En esta pieza puedes notar la influencia de la tradición; tiene un poco de Bernstein, de 'West Side Story', de jazz y del Concierto para violín de Barber", cuenta Díaz.
Lejos del estereotipo de la viola como instrumento de carácter oscuro, la pieza es alegre. "Jennifer Higdon representa el futuro de la música de Estados Unidos", dice Díaz. "Como artistas tenemos una responsabilidad no solo con la música del pasado, sino también con la del futuro, y para eso hay que empezar con la música de hoy. Por eso yo toco, como mínimo, uno o dos Conciertos nuevos al año", agrega.
Valdés coincide en que "es un Concierto 'americano', pues posee los elementos clásicos de la cultura musical norteamericana, sobre todo el jazz. Es una música agradable, con un lenguaje nuevo pero comprensible".
El programa se completa con "Preludio Sinfónico", de René Amengual, y con una obra donde la viola tiene un rol protagónico, de un autor que es una indiscutida especialidad de Valdés: "Haroldo en Italia", de Berlioz. "Fue escrita para Paginini, pero él nunca la quiso tocar, porque se esperaba un clásico Concierto virtuosístico, y esto es una sinfonía que tiene una parte de viola agregada. Es una pieza impregnada de la italianidad del siglo XVIII, llena de fuego y vigor, y con elementos como serenatas de los abruzzeses y figuras rítmicas que recuerdan las danzas sicilianas", detalla el director.
Los ensayos con Valdés partieron el miércoles 20 y la próxima semana la mayoría de los músicos de la OSNJ trabajarán además en forma paralela con Gustavo Dudamel, para el concierto de homenaje a José Antonio Abreu que conducirá la estrella venezolana el 28 y 29 de junio.
"Gustavo Dudamel es un director tan importante; no hay más que agradecerle que dedique parte de sus vacaciones a trabajar con jóvenes chilenos. Es muy bonito que haga en Chile este homenaje al maestro Abreu, de quien aprendí tanto de moral, humanidad y de lo que significa la fe inquebrantable en lo que se hace", confiesa Valdés.
Jóvenes maduros
Maximiano Valdés destaca la calidad interpretativa y la madurez de los músicos de la OSNJ : "Saben que el único objetivo de tocar en una orquesta es hacerlo lo mejor posible, porque la calidad es la condición indispensable para que la música revele su contenido. Pero mi preocupación es que tengan metas, para que no se frustren. La rutina es el peor enemigo de una orquesta y hay que enfrentarla con una programación que no sea repetitiva, alternar la música de cámara y la sinfónica y hacer giras. Además, existen muchos grandes instrumentistas dispuestos a venir a trabajar con ellos, tal como Roberto Díaz, y en esto el sector privado puede hacer un aporte significativo".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario