El Mercurio
La cancelación de la controversial "Hijos de la Libertad" derivó en un período de análisis. Los especialistas del museo están preparando ahora la segunda exposición de su trilogía del Bicentenario, dedicada a la Fraternidad. Se inaugura el 26 de julio.
Por Iñigo Díaz
Según el calendario trazado para 2018, hoy iba a ser el último día de la exposición "Hijos de la Libertad: 200 años de Independencia" en el Museo Histórico Nacional (MHN). La muestra alcanzó a estar abierta poco más de un mes: el 9 de mayo la ministra de las Culturas, Alejandra Pérez, anunció su cancelación debido a la polémica que generó parte de la museografía, donde se presentaba al general Pinochet vinculado al concepto de Libertad.
La única pieza que aún permanecía la semana pasada en el Salón Gobernadores, donde se instaló la muestra y donde estarán las dos siguientes de la trilogía que dedican al Bicentenario de la firma del Acta de Independencia, era "La batalla de Maipú" de Mauricio Rugendas, en un muro pintado de rojo.
"Cada muestra de la trilogía tiene un color predominante. El rojo fue para Libertad y el blanco será para Fraternidad, una exposición que es mucho más amistosa. No todas las muestras tienen que ser polémicas", señala Isabel Alvarado, directora interina por cuarta vez en sus 37 años como trabajadora del museo. "Son exposiciones conceptuales y siempre que las llevas a la museografía tienen un desafío mucho mayor que si comienzas una muestra a partir de una colección de piezas existentes", agrega.
Fue un mes especialmente difícil en el MHN, tras la cancelación de "Hijos de la Libertad", que como coletazo trajo la destitución del antropólogo Pablo Andrade de su cargo de director. Además, los equipos debieron asumir las faltas en que incurrió la muestra. Se habló de "graves errores", de "imprecisión", de "desprolijidad".
"Ha sido difícil establecer claramente dónde estuvo la equivocación, porque las asociaciones que hicieron los visitantes y los no visitantes fueron bien particulares y nosotros no las previmos. Son nuevas audiencias, con miradas distintas. El libro de comentarios de la muestra tiene muchos mensajes a favor, de gente que vio cosas que otras no vieron. Hay múltiples miradas y eso te hace más complejo el tema. Yo no podría decir puntualmente 'el error estuvo aquí'", advierte Alvarado.
La ministra Pérez señaló en su minuto que las nuevas muestras en el MHN serían observadas. "Nosotros no vamos a actuar de censores de los museos nacionales. No nos parece que corresponda", aclara el subsecretario del Patrimonio Cultural, Emilio de la Cerda. Tras el cierre de la muestra, el personero recorrió la exposición y se reunió con los funcionarios del museo. "Acá lo que ha ocurrido es que los mecanismos de calidad y rigor fallaron en al menos un punto específico y eso tuvo las consecuencias que tuvo. Eso tiene que venir a reforzar la labor de los museos", dice De la Cerda.
Los equipos del museo han tenidos pequeños claustros o sesiones de reflexión con miras a optimizar las siguientes propuestas, para no caer en ambigüedades. "Uno aprende de estos episodios, en el sentido de tomarse el tiempo y reflexionar, para mejorar la entrega del mensaje", señala Alvarado.
Curada por Leonardo Mellado, "La Fraternidad. Un camino a la Igualdad" se inaugura el 26 de julio y estará abierta hasta el 7 de octubre. Se sostendrá en cuatro conceptos alrededor del ideario de la Fraternidad: beneficencia, caridad, solidaridad y sororidad. "Cada uno de estos valores está representado por instituciones que fueron y han sido importantes en la historia republicana", dice Mellado. "Habrá mucha más presencia de piezas que vienen desde fuera del museo que la anterior. Por ejemplo, el hábito de Fray Andresito o la camioneta del Padre Hurtado", agrega Alvarado.
"Sororidad es un concepto que recién está instalándose hace unos 20 años. Es lo mismo que fraternidad pero entendido bajo el discurso femenino", explica Mellado. "En latín frater significa 'hermano', mientras sor es 'hermana'", detalla. Allí figurarán los grandes movimientos feministas de la historia y sus logros, desde la figura de Elena Caffarena a los actuales bloques de lucha.
Tanto beneficencia como caridad tienen una lógica vertical en el socorro de los desvalidos. "La élite del país lideraba la beneficencia, a través de organizaciones como la Hermandad de los Dolores, que en 1819 ya estaba funcionando con Juan Egaña, Mariano Egaña, Manuel de Salas, y O'Higgins como su primer director. En cambio, la caridad tenía un perfil religioso, con las Hijas de la Caridad, los Recoletos Franciscanos y el Hogar de Cristo", dice Mellado.
De la verticalidad luego se pasa a una relación fraterna más horizontal, entre iguales. La solidaridad se representará con las mutuales, las mancomunales, o las sociedades de socorros mutuos, además del voluntarismo de Bomberos y la Vicaría de la Solidaridad.
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