El Mercurio
El joven tenor italiano fue alumno de Luciano Pavarotti y asegura que es una mentira absoluta que este no supiera de música ni de técnica.
Por Juan Antonio Muñoz H.
Andrea Carè (36) es uno de los tenores italianos más promisorios de la actualidad. Pero él mismo ni sospechaba siquiera, cuando bordeaba los 19 años, el rumbo que tomaría su vida. De hecho, entonces ni siquiera sabía qué era la ópera. "Son cosas del destino. Y una bella historia. Yo estaba muy dedicado a cantar música pop; lo hacía con mis amigos, en fiestas, en matrimonios. Cantaba de manera totalmente espontánea. Recuerdo que llegó a mis manos un disco de Andrea Bocelli, 'Aria', y yo me puse a cantar lo que él cantaba. Y un día, una vecina se me acercó y me dijo que mi voz era para la ópera. ¿Qué será eso?, me dije yo. Mi mundo era el del pop y la canción italiana. Es curioso, mi abuela amaba la ópera y conocía todo Verdi y Puccini, pero ese amor lo mantuvo en secreto, no lo transmitió ni a sus hijos ni a sus nietos. Cuando supe lo que era la ópera, no quise abandonarla nunca más; se me abrió un mundo y también un apetito", relata desde Londres, donde canta el rol de Don José en "Carmen".
La voz de Andrea era natural, pero hasta cierto punto. "Sí, yo tenía una voz, pero cuando llegué al Conservatorio de Turín, donde estudié, los maestros no sabían bien cómo clasificarme. Decían que era 'baritenor' e incluso bajo-barítono. De pronto tenía lo squillo del tenor, pero no lograba ir sobre las notas del pasaje. Tuve que comenzar a construir mis agudos y no fue una tarea fácil ni de un día para el otro".
Y como la fortuna siempre toca a los que tienen que hacer algo en este mundo, el momento de Andrea llegó en el Concurso Internacional de Canto de Spoleto, donde triunfó en 2005. Allí era presidenta del jurado la soprano Raina Kabaivanska. "Ella ha sido fundamental. Me llamó para escucharme personalmente y me dijo que estaría dispuesta a guiarme si yo estaba dispuesto a trabajar duro. Yo estaba feliz, pero también preocupado porque no sabía cuánto costaría eso; yo no tenía dinero para pagar a un profesor así. Y ella me dice entonces que lo hará absolutamente gratis. Su compromiso con mi voz fue total, y también con la forma en que empecé a delinear los personajes, pues ella es también una gran actriz. Después tuve la suerte de trabajar también con Renato Bruson y Leo Nucci. Y Raina me contactó con Pavarotti porque decía que era muy bueno que yo tuviera la experiencia de trabajar tenor a tenor".
-Nuevamente la suerte, entonces. ¿Qué me puede decir de Pavarotti como maestro de canto? Todos conocemos lo que él hizo como cantante, pero la enseñanza es otra cosa...
"Es verdad, he tenido gran fortuna. Respecto de Luciano me gustaría decir que el mundo está muy desinformado y que todos hemos caído en hablar cosas tontas. Se decía que Pavarotti tenía una voz natural y que no tenía idea de técnica ni de música. Incluso yo repetí esas cosas como papagayo, y es una total mentira. Él tenía una conciencia y un conocimiento absolutos de lo que es cantar, y una técnica de gran precisión. Además de una voz natural, por supuesto. Fue él quien me ayudó con los agudos. También él me hizo clases sin cobrarme un euro".
-¿Fue difícil para usted domar el miedo a salir al escenario?
"De verdad sí. Aunque no lo parezca, soy muy tímido. Cuando joven, cantaba sin preocuparme y no me importaba nada. Pero cuando aprendí el canto y lo que el canto significaba en mi vida, me entró el pánico. Hasta ahora necesito prepararme para salir".
-¿Y qué es lo que hace? ¿Tiene ritos? ¿Es supersticioso?
"Sí, soy supersticioso. Tengo todo un itinerario de cosas que debo hacer antes de cada actuación. Una lista muy estricta y metódica. Nada raro, pero sigo un orden determinado y eso me ayuda a estar tranquilo".
-Es bien difícil, sin embargo, estar bien al ciento por ciento para una actuación...
"Es imposible. Raina Kabaivanska me decía que una persona está al ciento por ciento solo 15 días en el año. Si en esos 15 días te toca la suerte de tener una actuación sería una maravilla, pero eso casi nunca ocurre".
-Junto a sus roles que hoy son más habituales, como Cavaradossi ("Tosca") y Don José ("Carmen"), usted ha cantado títulos poco comunes como "Sigurd" (Reyer) y "Stifelio" (Verdi).
"Sí, me gusta explorar títulos nuevos. 'Stifelio' es una obra estupenda y el rol principal es muy difícil. Para mí está muy próximo a Otello".
-¿Y en sus sueños? ¿Qué roles aparecen ahí?
"Bueno, claramente Otello. Ya he rechazado dos o tres veces la propuesta de algunos teatros. Quiero hacerlo, pero cuando corresponda. Sobre los 40 años, o los 45. Cuando uno canta Otello, ¿qué viene después? Es una cima. Es un rol complejo y no se lo puede tomar a la ligera".
-En este mundo de las locuras escénicas, ¿le han pedido hacer cosas que no le gustan o con las que no está de acuerdo?
"Sí, eso sucede. Y no me refiero a puestas en escena modernas, porque he hecho muchas y hay algunas que son extraordinarias. Pero de pronto hay cada ocurrencia, incluso en quienes pretenden hacer una producción clásica. Yo no voy a salir desnudo a cantar ni nada de eso, pero a veces además hay conceptos ilógicos, absurdos, sobre los personajes, y ahí uno tiene que ver cómo reacciona, cómo se adapta o si es imposible hacerlo. Lo que sí es claro es que yo no voy a hacer nada que vaya contra mi moral como artista".
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