El Mercurio
La segunda jornada del festival puso a prueba la producción del evento que debió reagendar para hoy el show de Spoon y realizar enroques de artistas. Además, la cantante chilena reclamó por no poder usar sus gráficas durante su presentación.
Por José Vásquez
Se desencadenó como un efecto dominó, y aunque la producción de Lollapalooza le había señalado en la semana previa a "El Mercurio" que estaban preparados para reaccionar ante los imprevistos que podrían surgir al realizar el festival de forma paralela con Buenos Aires, fue el clima el detonante de que ayer Spoon -quienes se debían presentar a las 16:15 horas en el Itaú Stage- debiera reagendar su presentación para hoy, a las 20:45, en el Acer Stage.
Los equipos de la banda de Austin, Texas, no alcanzaron a llegar al país luego de presentarse el viernes pasado en la capital argentina. La inestabilidad climática al otro lado de la cordillera generó una serie de imprevistos en la logística del evento que también afectaron a Royal Blood, quienes ayer se debían presentar en el mismo escenario.
El rockero dúo británico debió realizar un enroque retrasando su salida prevista en principio para las 18:15 horas, trasladándose para las 20:15 al Acer Stage, en el lugar de Anderson Paak, quien a su vez debió adelantar su actuación, ocupando el lugar inicial de la banda de Mike Kerr y Ben Thatcher.
El primer número afectado en el día fue la banda argentina Las Pelotas, que debía actuar a las 14:15, y debieron retrasar en dos horas su aparición. Zara Larsson y Camila Cabello también debieron ajustar sus horarios, la primera acortando en 15 minutos su show y retrasando en poco más de tres horas su salida, y la segunda marcando el inicio de su presentación 45 minutos más tarde.
Todo este embrollo de producción también afectó a Mon Laferte, quien, iniciando una muy coreada presentación, tomó el micrófono para alegar por el trato que recibían los músicos chilenos en esta versión de Lollapalooza, al no poder usar la pantalla gigante del fondo del escenario, donde iba a proyectar las gráficas de su show. "¡Por la chucha que nos tratan mal a los artistas chilenos!", reclamó con fuerza la cantante, quien cantó cuecas y terminó descalza su presentación.
"La tormenta de Buenos Aires generó retrasos en las llegadas de las cargas de las bandas al país, lo que generó un trabajo de ajuste de horarios y escenarios para poder asegurar que todos los músicos pudieran tocar. Esta tarea provocó cambios en la logística de los mismos escenarios, para recuperar el retraso", señaló la productora Lotus, explicando que mientras la cantante chilena estaba actuando, los técnicos debían seguir preparando el show siguiente de Chance The Rapper, el que luego también tuvo una demora de casi 20 minutos, lo que provocó sonoras pifias cuando se informó, justo al momento en que el rapero debía comenzar su presentación.
Sintonía juvenil
La oferta musical olió ayer más a espíritu adolescente, comparada con su primera jornada. Desde el inicio con Santaferia y su propuesta festiva de cumbia popular, el movimiento de la gente fue más intenso comparado con el viernes y las dificultades propias de un día hábil. El público se agolpó pasado el mediodía para bailar con la banda chilena, en un entusiasmo que se trasladó luego al Movistar Arena, el templo de la electrónica que ayer inició Rubio, el proyecto de la chilena Francisca Straube.
La tarde continuó con el show de Alain Johannes Trio -el proyecto del hijo del fallecido cantante Danny Chilean-, quien se unió a los hermanos Pedro y Felo Foncea para iniciar un recorrido de planes ambiciosos, aprovechando los contactos que ha hecho durante toda su carrera, que lo tienen como el músico común denominador entre miembros de Pearl Jam, Red Hot Chili Peppers, que cerraban la noche, y Queens of The Stone Age.
La jornada se había desarrollado con normalidad hasta la presentación de los argentinos Las Pelotas, banda que había actuado el viernes en el Lollapalooza de Buenos Aires y que ayer, por sus problemas climáticos, se vio obligada a modificar los horarios para cerrar su edición más temprano ante la amenaza de tormenta eléctrica.
Ayer en la capital durante el mediodía el sol se sintió con intensidad en la Elipse del Parque O'Higgins. Luego la temperatura bajó, y había probabilidades de lluvia cerca del atardecer, antes de la salida de Imagine Dragons.
80 mil espectadores llegaron ayer hasta el Parque O'Higgins, para disfrutar de la segunda jornada del festival.
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