sábado, marzo 17, 2018

El múltiple Abaji y su mercado de sonidos

El Mercurio

Este martes, el solista franco-libanés se presentará en el Teatro Nescafé de las Artes, donde tocará unos 10 instrumentos.

Por IÑIGO DÍAZ

Dos décadas después del exilio que lo llevó desde El Líbano a Francia grabó su primer disco. Cantado en árabe, francés e inglés, "Paris-Beyrouth" fue una declaración de principios para Abaji (fonéticamente dicho Abashi ), un músico que en su discurso elimina fronteras, celebra las diferencias y abraza la filosofía del encuentro. No solo están allí las ciudades que han sido su hogar: musicalmente exhibe su absoluto sello como cultor de las músicas del mundo.

Abaji (1958) emprende una gira de conciertos por siete ciudades del país. En el marco de la Semana de la Francofonía, este martes 20 arranca con una presentación en el Teatro Nescafé de las Artes (de $6.000 a $12.000), escenario habitual de conciertos de world music .

"Su música no es folclor puro, aunque está presente en el sustento. Abaji es un músico con formación y eso se nota en la manera en que organiza la música. Su elaboración es muy libre y contemporánea", orienta Ismael Oddó, músico de Quilapayún, que será invitado especial al concierto en Santiago.

Presentado como un "hombre-orquesta", Abaji es cultor de decenas de instrumentos que ha ido recopilando en sus viajes. "Un solo hombre tiene una voz, brazos, piernas o pies. No puede ser una orquesta, pero a mí me encantan los instrumentos. Tengo 400 en casa y siempre aprendo a tocar nuevos. Ahora estoy intentando con la trompeta", dice Abaji, desde Francia.

Entre ese arsenal figuran principalmente cordófonos europeos, mediterráneos, árabes y mediorientales, desde el oud al bouzouki, además de percusiones e instrumentos de viento, como el clarinete. "En Chile tocaré 10 instrumentos. Hay uno muy extraño, el kemencheh, originario de la región del Mar Negro, tiene tres cuerdas frotadas con un arco de violín".

-¿Se inspira en el antiguo hombre-orquesta europeo que recorría aldeas tocando?

"En realidad no. Hay muchos sonidos que necesitan salir de mi cabeza. Puedo comenzar con la guitarra, pero muy rápidamente necesito expresarme con otros instrumentos: el clarinete, luego la percusión brasileña, luego... no sé. Como te digo, yo no me detengo".

-¿Y el folclor libanés?

"No aparece directamente. Se pueden escuchar especias orientales mezcladas con sonidos turcos y griegos. Estoy muy interesado en la música original de cada territorio. No puedo esperar poner mis manos en una guitarra chilena y tocarla allá".

-Europa ha vivido un período de máxima tensión con los refugiados. ¿Propone algún tipo de "canción protesta" al respecto?

"Ni protesta ni política, sino una canción totalmente humana. Una vez fui exiliado de mi país y entiendo que la música puede ser mi hogar".

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