La Tercera
Aquejado por problemas físicos hace más de una década, el inglés se presentará sentado hoy en el Estadio Nacional. Aterrizó ayer a las 18 horas.
Por Matías de la Maza
Not dead yet (o “no estoy muerto aún”), la frase con la que Phil Collins (67) tituló su autobiografía de 2016 y la gira que lo tendrá esta noche de regreso en Chile tras 23 años, tiene un aire desafiante. Podría estar dirigida a sus críticos. Pero más parece que la consigna es un recordatorio a sí mismo, y al cuerpo que lo ha traicionado en los últimos diez años.
Una lesión en la columna en 2007 y una cirugía que, entre otras secuelas, le impide volver a tocar la batería, fue la principal razón por la que el cantautor, uno de los más exitosos y divisivos de la historia, decidió alejarse de la música y los conciertos en 2010. En esa época, reconoció en una entrevista, la situación, sumada a un quiebre sentimental y a las constantes críticas que recibe, lo llevaron a considerar el suicidio. Cuando anunció su retorno a los escenarios en 2016, dejó en claro que probablemente nunca volvería a tomar las baquetas, pero por lo menos parecía que el grueso de sus problemas físicos había sido superado.
No fue así. Desde el inicio de la gira, Collins ha entrado al escenario acompañado de un bastón, y ha realizado la totalidad de los conciertos sentado en una silla. Así ha sido en sus recientes escalas en Brasil, México y Perú. Una señal inequívoca de que al hombre de “Sussudio” la espalda aún no lo acompaña de manera plena.
Pero, como él mismo dice, no podrá moverse, pero aún está lejos del retiro definitivo. El músico se ha mostrado de buen humor durante sus presentaciones, bromeando con su precaria situación y aún demostrando una potente capacidad vocal, la que le ha valido elogios en sus paradas en Europa y Latinoamérica. Al país llegó ayer a las 18 horas, en un vuelo privado que despegó desde Lima, siempre acompañado de un asistente que lo traslada.
Luego de la presentación de The Pretenders (19.30), quienes han acompañado a Collins durante todo su periplo latino, el británico tomará el escenario del Estadio Nacional a las 21 horas. El repertorio se sostiene en fórmulas seguras, con Collins echando mano a los temas más reconocibles de su catálogo. “Against all odds (Take a look at me now)” abrirá la noche, seguida de “Another day in paradise”. “I missed again”, “Something happened in the way to heaven”, “In the air tonight”, “Easy lover”, “Sussudio” y “Take me home” (que cierra todos los conciertos) son también parte de un show que incluye algunos de sus covers, como “You can’t hurry love” y “Separate lives”, además de temas de Genesis, como Invisible touch. La falta de movilidad del británico intentará ser compensada con una numerosa banda, con 15 músicos sobre el escenario. En batería, es relevado por su hijo, Nicholas, de tan sólo 16 años.
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