El Mercurio
El músico, que acaba de lanzar "God's favorite customer", se presentará el 1 de septiembre en Santiago. "El Mercurio" vio su alabado show en Barcelona, que anticipa su estreno capitalino.
Por José Vásquez
El viraje fue drástico, o tal vez, no tanto si sus conciertos muchas veces terminan convertidos en una liturgia. El nombre artístico de Josh Tillman (37) no es azaroso: Father John Misty, proveniente de una familia de devotos evangélicos, estaba destinado a ser cura, pero en el camino se le apareció la guitarra y el desvío se terminó transformando en su carrera.
El músico hoy, que lanzó el viernes pasado su cuarto álbum bajo esta chapa -antes comenzó como J. Tillman y tuvo un paso por Fleet Foxes-, atraviesa su mejor momento artístico, sintonizando en el mismo dial el aplauso de la crítica y del público, encarnando el viejo oficio del cantautor, con un puñado de canciones que pueden satirizar a la sociedad actual, como lo hizo en su disco anterior, "Pure comedy" y que en directo capturan como un imán, gracias a su sobresaliente interpretación, algo que "El Mercurio" presenció en Barcelona -ver nota relacionada-.
Es este mismo espectáculo el que llegará a Chile en tres meses más, como parte del noveno aniversario del ciclo Club Fauna. El evento, que se realizará el 1 de septiembre en Espacio Riesco, ya había oficializado el retorno al país de Animal Collective y ahora, además de Father John Misty, suma a los australianos de Cut Copy, el conjunto mendocino de Perras on The Beach y los chilenos de Niños del Cerro.
Las entradas están a la venta a través de Puntoticket a un valor de $32.000.
Club Fauna
Father John Misty será parte de un evento que ya había anunciado el regreso de Animal Collective y que, además del cantautor, sumó a los australianos de Cut Copy, entre otros.
De la atmósfera de seducción al irónico análisis social
BARCELONA Josh Tillman crea una atmósfera desde que se sube al escenario. El músico norteamericano aparece en una de las plataformas principales del Primavera Sound con su guitarra en la mano en medio de una iluminación tenue de tonos verdosos, dejando claro que en su show no hay premuras. Se toma el tiempo necesario antes de atrapar a la audiencia con "Nancy from now on", una de las composiciones más significativas de su primer trabajo bajo el apelativo de Father John Misty, lanzado en 2012.
El primer bloque de su espectáculo apela, precisamente, a esos orígenes, que impulsaron una prolífica carrera. Sigue con "Chateau lobby #4 (In C for two virgins)" -que despierta la fuerza cuando asoman las percusiones con potencia- y luego regresa a su debut con "Only son of the Ladiesman", donde recuerda esa búsqueda de una voz narrativa que encontró escribiendo novelas al recorrer localidades de Los Angeles en furgoneta.
Con el sol escondido tras los edificios de Barcelona como telón de fondo, Father John Misty demuestra que sabe generar un equilibrio musical y estético. El show, realizado la jornada del viernes en el Parc del Fòrum, se concentra en una propuesta íntima donde Tillman luce como el protagonista al centro. Su voz envuelve la explanada al mismo tiempo que las pantallas laterales retratan en un primer plano permanente ese look de barba crecida y gafas de cristales rojizos.
Pero la apuesta visual también incluye matices. Con el inicio de "Total entertainment forever", el telón de fondo se enciende y se transforma en una antigua pantalla de televisión sin señal, que luego comienza a transmitir imágenes de satélites viajando por la galaxia. Y cuando el tema concluye, la pantalla vuelve a apagarse.
Su presentación en este evento proponía, además, un simbolismo especial: su cuarto trabajo de estudio como Father John Misty, "God's favorite customer", se había lanzado oficialmente solo horas antes. El disco debutó con el respaldo de la crítica, que lo catalogó como un material "crudo", "íntimo" y "sincero".
El bloque central de su show lo dedica a este último trabajo con cuatro piezas consecutivas: "Disappointing diamonds are the rarest of them all", "Mr. Tillman", "Please don't die" -donde las pantallas dejan la transmisión del show en vivo y transitan por una poética imagen de una flor que cambia de formas y colores- y "Hangout at the gallows".
Además de su banda habitual, el espectáculo se engrandece con la compañía de un grupo de cuerdas y metales clásicos. El viaje constante entre el sosiego y la fuerza interpretativa alcanza su peak con canciones como "Pure comedy" donde, con una letra punzante de análisis social del presente, lidera el coro del público elevado sobre los altavoces. Para el final, cuando la noche ya se ha instalado sobre el parque, "The ideal husband" le permite correr por el escenario con el micrófono en mano y despedirse entre saltos de un público que gratificó los 60 minutos de viaje.
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