martes, enero 21, 2014

Adiós a Claudio Abbado, uno de los grandes directores del siglo XX

El Mercurio

Tenía 80 años , y su fama era mundial. Hablan sus colegas y colaboradores.

Romina de la Sotta Donoso

Todos los teatros y orquestas que dirigió Claudio Abbado están de duelo. El director italiano murió ayer, a los 80 años, en Boloña. Allí, en la Basílica de San Stefano, su capilla ardiente se extenderá hasta la medianoche de mañana.

Abbado nunca superó del todo el cáncer que se le declaró en 2000. Sin embargo, solo suspendió sus compromisos hace diez días.

Nació en 1933 en Milán, hijo de un violinista y una pianista. Estudió en esa ciudad y en Viena. Muy pronto empezó a ganar concursos de dirección, y cuando Herbert von Karajan lo escuchó, gestionó su debut en Salzburgo, y también con la Filarmónica de Berlín. Su éxito fue inmediato. Sería director de La Scala (1968-1986) y de la Ópera de Viena (1986-1991). Y, en paralelo, titular de la Sinfónica de Londres (1979-1987) y de la Filarmónica de Berlín (1989-2002). Su último concierto con esta última, en 2002, cerró con media hora de aplausos y el público lanzó cuatro mil flores.

Sus colegas chilenos también lo aplauden. Maximiano Valdés lo conoció cuando estudiaba en Venecia y era compañero de Roberto Abbado, su sobrino. "Era una persona tímida, con una inteligencia prodigiosa y una memoria apabullante. Pasó a la historia como el siguiente director universal después de Karajan. Cuando uno tiene dudas, escucha lo que hizo Abbado. Es un referente por la inteligencia de sus interpretaciones y la perfecta rendición del análisis que hace de la partitura. No queda nadie al nivel suyo", dice, desde París.

Junto con destacar cómo Abbado apoyó a las nuevas generaciones de compositores y a los jóvenes instrumentistas, Rodolfo Fischer apunta, desde Basilea, que "su memoria prodigiosa lo distingue entre los inmortales. Existen pocas personas con una capacidad tan ilimitada de aprendizaje. Hizo cosas increíbles, como 'Wozzeck', de Berg, de memoria. Nunca usaba partitura y su técnica era muy plástica, era de los que pintaba la música". Y sobre su versatilidad, agrega que "cada vez que compro una grabación, desde romántica hasta el siglo XX avanzado, si no tengo una versión predilecta, Abbado siempre es una elección segura".

Se suma Juan Pablo Izquierdo: "Su repertorio es amplísimo. Es un referente en las sinfonías de Beethoven, y en Mahler logra una claridad instrumental espectacular. Y también tiene grabaciones de Bach
extraordinarias". Igualmente destaca su compromiso con la música moderna y contemporánea -desde Schoenberg, Berg y Webern, hasta Nono, Maderna, Stockhausen, Boulez y Manzoni-, y su enorme labor con orquestas juveniles. Fundó la Juvenil de la Unión Europea (1978), la "Gustav Mahler" (1986) y la Orquesta Mozart (2004).

"Claudio Abbado era un hombre de la izquierda italiana, creía en el arte como herramienta de transformación social y educacional. Y cuando conoció 'El Sistema' de Venezuela vio realizadas sus ideas, llevó a Gustavo Dudamel a actuar a Berlín y empezó a ir a trabajar con la Orquesta Juvenil Simón Bolívar todos los años", agrega Valdés.

Emblemáticos son los ciclos de conciertos para obreros que realizó Abbado con Nono. "Cuando la gente dice 'Oh, él es músico, ¿por qué debiera hablar de política?' es una estupidez. (...) No pertenezco a ningún partido. Voté por los comunistas simplemente porque eran la oposición al fascismo", declaró a The New York Times.

"Él no tenía pretensión de jefe; al contrario, era tan tímido que ocupaba la salida de servicio para que no lo viera la gente. Se comportaba como uno más de la orquesta, todos le decíamos 'Claudio', nada de 'maestro' ", asegura el cornista chileno Paulo Muñoz.
Él trabajó durante ocho años con Abbado, en la Mahler Chamber Orchestra y en la Filarmónica de Berlín.
"Con Claudio se formaba cierta amistad. Le gustaba hablar conmigo de Neruda e Inti Illimani. Y siempre me preguntaba cómo había sido mi juventud, pues sabía lo que había pasado el 73 en Chile. De repente te decía '¿Me acompañas a ver los árboles?', y partías con él. O a tomarte un vino, solo para conversar", agrega, desde Zurich.
"Nos dijo varias veces: 'Con la política no se puede hacer música, pero con la música sí se puede hacer política'. Y eso nos cambió la forma de ver el arte a todos", cierra.

 Aplauso cerrado: hablan sus colegas

Riccardo Muti
"Fue un gran músico que durante muchas décadas marcó la historia de la dirección y la interpretación orquestal".

Riccardo Chailly
"Desde hoy, Italia es más pobre (...). Su desaparición deja un gran vacío en la historia de la interpretación musical".

Simon Rattle
"Hemos perdido un músico genial y a un hombre muy generoso (...) Fue inmensamente amable y generoso conmigo".


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