El Mercurio
Se llama Kabis I, y permitirá pasar de 150 mil piezas procesadas al año a 500 mil. Combina velocidad con la mayor delicadeza, para no dañar los documentos patrimoniales. Es la estrella del nuevo Laboratorio de Digitalización, que además sumó un escáner.
Romina de la Sotta Donoso
La Biblioteca Nacional empezó a digitalizar sus colecciones en el año 2000. Hasta noviembre pasado, un equipo interno escaneaba las piezas más delicadas en forma manual, y paralelamente se hacía una licitación masiva para contratar un servicio externo automatizado. En el modelo había dos inconvenientes: un tope de tamaño que dejaba miles de documentos en lista de espera, y en la práctica sólo se digitalizaba durante cuatro meses, por los tiempos que demoran las licitaciones. "Necesitábamos nuevos equipos para mejorar nuestra cantidad de producción", confiesa Roberto Aguirre, jefe de Colecciones Digitales de la Biblioteca Nacional.
El Ministerio de Educación accedió al requerimiento, como regalo por los 200 años que cumplió la Biblioteca Nacional en agosto, y comprometió una inversión de $300 millones, cuya primera mitad ya fue ejecutada.
Con esos recursos se habilitó el Laboratorio Digital, que ya está en pleno funcionamiento y que cuenta con dos máquinas de tecnología de punta.
Tecnología veloz
Se trata del Kirtas Kabis I (fabricado por Kirtas Technologies INC, Estados Unidos) y del Digibook Suprascan A0 (I2S, Francia). Juntos costaron $110 millones. Algunas instituciones, como la Corte Suprema de Chile y la UNAM de México, cuentan con el Kabis I, y el Suprascan es el primero en América Latina; en Europa lo tienen los Archivos Nacionales de Francia y el Museo Memorial de la Aviación de Moscú.
"El Kabis I es un robot de escaneo automático, y fue diseñado para digitalizar libros empastados y delicados. Tiene un brazo robótico que cambia las páginas una a una", dice María Paz Zegers, coordinadora de digitalización de Memoria Chilena. Ello se produce mediante un imperceptible sistema de succión que prácticamente no roza las páginas, y que se articula, además, con un "separador" de hojas que sopla aire por el costado del libro.
"Esta máquina permite programar tanto la intensidad del aspirado según el gramaje de las hojas, como la velocidad del brazo, desde 350 páginas por hora hasta 1.600 por hora. Esto asegura la integridad del libro", explica Zegers.
Mediante un sistema de espejos, una cámara captura la imagen de cada página. Cada libro se apoya en una "cuna en V", de 110º: "Eso evita la curvatura de las páginas y favorece la preservación de documentos frágiles, porque no tienes que forzarlo. Claro que la máquina no trabaja sola; siempre un funcionario la supervisa", agrega la profesional.
"El otro equipo, el escáner Suprascan, es único en Latinoamérica", comenta Zegers. "Antes teníamos que escanear los documentos grandes en ocho partes y luego unirlas. Eso nos tomaba medio día o más. En cambio, con el Suprascan ahora podemos hacer un mapa de un metro por 80 centímetros en 30 segundos".
El formato máximo ahora permitido es de 84x118 centímetros. Además, este escáner posee dos mesas intercambiables: una para mapas, con un sistema de succión que estira suavemente toda ondulación; y otra para libros empastados que funciona como una balanza, permitiendo que las páginas queden a nivel sin forzar el libro.
"Ya emprendimos el plan de digitalización de todos los mapas de la Biblioteca Nacional. Empezamos la semana pasada, y ¡nos demoramos una hora en 40 mapas!", anuncia Zegers. La colección supera las 1.400 piezas, las más antiguas del 1700. "En seis meses más, estos mapas ya serán visibles al público a través de la Biblioteca Nacional Digital o Memoria Chilena", confirma Roberto Aguirre.
Se suma Daniela Schütte, coordinadora general de Memoria Chilena: "El Laboratorio de Digitalización nos permite triplicar la cantidad de documentos digitalizados al año, desde 150 mil hasta 500 mil. Y finalmente podremos digitalizar colecciones completas de mapas, de afiches y de prensa, porque ahora podemos escanear periódicos que eran impensables por su formato, como El Ferrocarril o El Mercurio de Valparaíso".
El siguiente paso es gestionar la segunda parte del regalo del Ministerio de Educación (los otros $150 millones). "Queremos complementar los equipos de digitalización que tenemos y además agregar equipos de digitalización de audio y video, que es un tema pendiente", dice Aguirre.
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