El Mercurio
En vivo su sonido de inspiración acústica se torna eléctrico dando un repaso a lo mejor de su discografía. Se presenta el 5 de marzo en el Movistar Arena.
JOSÉ VÁSQUEZ
Manchester, Tennessee La sorpresa envolvió a Jack Johnson, cuando se suponía que era él quien debía darla. Por eso fiel a su estilo sencillo resolvió todo con un "¡qué diablos, es Bonnaroo!" y llamó a sus muchachos, según le contó en junio pasado a Rolling Stone en el backstage del festival de música más importante que se realiza en el sur de Estados Unidos. Algo así como la conjugación de un verbo imaginario como Woodstock, pero en tiempo presente.
El tipo que aprendió a caminar sobre las olas de su Hawaii natal, iba a realizar un pequeño show sorpresa en el multitudinario evento que se levanta en un gigantesco predio situado en el corazón de Manchester, una pequeña localidad de 10 mil habitantes -que durante el festival ve multiplicada por 9 su población- distante a una hora en auto desde Nashville.
Todo avanzaba según lo acordado hasta que un par de días antes Ted Dwane, contrabajista de Mumford & Sons sufrió un percance de salud (le debieron extirpar un coágulo del cerebro) y la banda debió cancelar su presentación. El cráter que dejaba el número principal de la noche era enorme. Por ese mismo escenario ya había desfilado Paul McCartney y al otro día lo haría Tom Petty & Heartbreakers. Pero al teléfono el cantautor de "If I had eyes", respondió de inmediato que sí, que él se hacía cargo del espacio.
En dos años había realizado apenas un show en vivo. Llamó a su banda, repartida por Estados Unidos, rentó los equipos para subirse al escenario y saltó a cantar caminando con chalas. Tan relajado como el espíritu que promueve su música.
En vivo se acompaña de una batería, un bajo y un piano -en ocasiones suma un trío de vientos-. El sonido de inspiración acústica se torna eléctrico, en un vaivén que lo devuelve a la acústica sin que se note demasiado.
La especial atmósfera con la que consiguió envolver Jack Johnson a las más de 60 mil personas pendientes de su improvisado espectáculo, logra aún mayor complicidad cuando explica cantando el cómo llegó a pararse ahí esa noche. Porque la manera más simple que encontró de sortear la situación fue componiendo una canción sobre Bonnaroo.
Los aplausos se multiplicaron aún más con la interpretación de infaltables dentro de su set como "Taylor", "Sitting, waiting, wishing", "Upside down", "Breakdown" y "Better toghether" que llegó casi al final de su presentación. Nadie más que él con su guitarra sobre el enorme escenario domando a una audiencia que se contaba en miles. Algo que funcionó como una declaración de principios del universo paralelo que transmite el hawaiano: que no se necesita mucho más para ser feliz.
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