El Mercurio
"Venid deydades" viene a completar la serie de grabaciones de las obras recopiladas por Samuel Claro.
Paula Fredes Cortés
Un reencuentro con el patrimonio histórico musical es lo que ofrece "Venid deydades", el último de los tres discos que reinterpreta el Estudio MusicAntigua, a partir de la "Antología de la música colonial de América del Sur", publicada en 1974 por el musicólogo Samuel Claro. El disco, que se estrena hoy en el Instituto de Música de la UC, "es la conclusión de un proyecto de registro sonoro de una obra muy conocida a nivel mundial, pero que nunca había sido registrada integralmente", explica Sergio Candia, director del IMUC y del conjunto .
La grabación de las 34 obras antologadas por Claro comenzó el 2002 con "A tocar, a cantar y a baylar", compuesto por 18 villancicos y un aria. Continuó "Fuego de amor" (2011), con diez piezas pertenecientes al barroco sudamericano.
La producción que hoy se presenta, financiada por la Vicerrectoría de Investigación de la UC y el CNCA, la integran tres obras; dos de ellas encontradas en la Catedral de Santiago y una en un archivo colonial en Perú.
Se trata de una opereta del Fray Esteban Ponce de León llamada "Venid, venid, deydades", obra dramática de carácter profano sobre "la llegada de un nuevo obispo a la ciudad del Cuzco", precisa Candia.
Las obras nacionales, en tanto, son "Un gallego pastorcillo", pastoral de raigambre popular que se compone como "una especie de villancico polifónico a varias voces con acompañamiento orquestal", dice.
A su parecer, "la más larga y quizás la más importante de las tres es la Misa de José de Campberrós, quien fue maestro de capilla de la Catedral de Santiago a comienzos del siglo XIX".
Si bien esta obra ya había sido registrada en los 70, en esta oportunidad fue grabada por MusicAntigua con instrumentos de la época, como el clavecín, cornos naturales, violines barrocos, violas de gamba, además de cuatro voces corales.
Dos de los temas ya han sido tocados en vivo en el Encuentro de Música Sacra UC y en el GAM. "La recepción ha sido muy buena. El público siempre agradece escuchar obras que son patrimoniales, aparentemente muy lejanas en el tiempo, pero con una sonoridad que resulta muy viva", cuenta Candia, quien junto a 22 músicos cumple la labor de rescatar y preservar el repertorio histórico musical del continente.
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