El Mercurio
A través de la red sur y montado sobre un carro de tren, este espacio llegará a localidades pequeñas, en las que ofrecerá actividades artísticas, científicas y tecnológicas, como exposiciones y espectáculos.
Por Vanessa Leal Soto
Son cinco containers marítimos los que viajarán en los carros portacontenedores de los trenes. Será a través de la red ferroviaria sur, para llevar cultura, ciencia y tecnología a localidades que, en su mayoría, tienen menos de 50.000 habitantes. Se trata de la Nave Trenzando, un proyecto financiado por un Fondart (2015) y creado y diseñado por la arquitecta Daniela Gutiérrez, el que se lanzará en enero, en Valparaíso, e iniciará su marcha blanca en marzo.
El espacio incluye un sector para realizar residencias hasta de 10 personas, además de baños, cocina, oficina, taller multiuso y un escenario. Tienen paneles solares, un generador y estanques de agua, para asegurar la independencia operativa. Se estacionará y desplegará en las líneas de descanso de estaciones ubicadas entre Valparaíso y Puerto Montt.
A partir del segundo semestre de 2018, luego de una convocatoria abierta a actores del mundo cultural, el público podrá participar, entre otras actividades, de charlas, talleres, exposiciones, proyecciones de películas, obras de teatro y conciertos.
Vinculación con la comunidad
"Nos hemos planteado desarrollar un medio para que estas localidades puedan acceder a bienes culturales y también tengan una plataforma para poder difundir sus propias riquezas", dice Gutiérrez. "Para la primera actividad, en marzo, tres organizaciones de Valparaíso desarrollarán actividades -entre las que se cuenta un museo participativo- durante un mes, para vincular Nave Trenzando con la comunidad. Así, podremos hacer un diagnóstico para luego, en una segunda etapa, desarrollar proyectos con la comunidad".
Los contenedores se irán quedando en los sitios visitados, para que las comunidades tengan acceso permanente a un sitio cultural. Al final de año, Nave Trenzando hará una exposición itinerante con el material que se haya desarrollado en cada uno de estos lugares.
"Elegimos San Rosendo para comenzar, porque fue un centro neurálgico en el sur donde, en el momento en que el tren dejó de funcionar, la gente se sintió abandonada de alguna forma", cuenta Gutiérrez. "Según el catastro que hicimos en 70 estaciones, esa sensación de desconexión es generalizada en todas las localidades rurales. Por eso, en un plazo de por lo menos cinco años, queremos generar intercambios en 86 comunas".
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