El Mercurio
En sus 37 años de vida, este artista ítalo-iquiqueño que vive desde hace más de 10 años en Italia ha sufrido más de 200 fracturas.
Por Patricia Mayorga, desde Roma.
"No te preocupes, no sé dar pena, no me han enseñado a dar pena", comenta Fabiano Lioi instalado en su silla de ruedas al ver las miradas ni siquiera tan disimuladas de las personas que entran al comedor de la sede de la prensa extranjera en Roma.
"Entre Claudia Schiffer y yo hay poca diferencia, porque ella se nota desde lejos... y yo también", agrega impávido. "Es que tuve una educación igual a la de mis hermanos, uno mayor y dos menores. Mis padres nunca hicieron diferencia, y si tenían que darme un coscacho, me lo daban sin problemas", puntualiza.
La enfermedad congénita que padece se llama osteogénesis imperfecta o "huesos de cristal", y el nombre lo dice todo: huesos excesivamente frágiles a causa de la falta total o la poca calidad del colágeno, proteína fundamental para los huesos.
Vino a Italia poco antes del 2003, año del discapacitado, y empezó a trabajar casi inmediatamente con un grupo musical formado por jóvenes con distrofia muscular. La decisión de viajar a este país se debió no solo a la pensión de invalidez que podía obtener como italiano, sino también porque "era el período en que yo quería entender lo que quería hacer con mi vida", dice.
Ya en Chile tenía el bichito de la música, que le viene por familia: es sobrino nieto de Valentín Trujillo, "aunque nunca tuvimos muchas relaciones", aclara. Pero sus padres querían que estudiara en la universidad Ingeniería Comercial "para ayudar a mi papá en la pizzería que tiene en Iquique".
Después de borrascosas discusiones, decidió partir. Convenció a uno de sus hermanos y se vino. Desde Roma, "donde hasta dormimos en la Estación Termini" siguieron al sur, hasta Oppido Lucano, la tierra de sus abuelos, donde encontraron amigos que les ayudaron a conseguir casa.
En Italia consiguió una beca para estudiar música. "Piano y guitarra, dos amores diferentes: estudiaba y trabajaba durante las giras con mi grupo musical".
Cuando llegó caminaba mejor, cuenta. Pero como adora las motos, tuvo dos accidentes; tras el segundo de ellos estuvo casi 90 días en el hospital. Y a partir de ahí usa la silla de ruedas casi siempre, "lo que para mí ha sido un shock, porque mis padres insistían en que yo caminara siempre. El truco está en no acostumbrarse a usar la silla; de hecho, cada vez que puedo, camino", agrega.
Ahora tiene un nuevo grupo musical, "Mantic", un interesante mix de rock/folk. Pero también sigue trabajando como actor y recién se estrenó en Roma "In Nomine Satan", donde interpreta al demonio: "No es un horror, sino una película policial en la que un grupo de muchachos que se hacen llamar los hijos de Satán cometen una serie de crímenes, en realidad manipulados por oscuros intereses".
Entre sus planes no está el volver a Chile. Le gustaría irse a Londres porque la siente "como la cuna de la música a nivel europeo" . Y seguramente lo logrará, ya que hasta ahora las cosas que se ha propuesto las ha cumplido, "porque soy cabeza dura, aunque sea frágil: lo que me propongo, lo que tengo que hacer, lo hago", concluye.
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