jueves, mayo 10, 2018

Jonathan Nott y las claves del éxito de la Orquesta de la Suisse Romande

El Mercurio

El cantabile y la fluidez del sonido son los elementos esenciales del trabajo que hacen juntos, y lo demostrarán esta tarde cuando aborden a Debussy, Dvorák y Brahms. 

Por Romina de la Sotta Donoso

Gracias a sus más de 300 discos, el sonido de la Orquesta de la Suisse Romande está grabado en la memoria de todo melómano. Un sonido que hoy podrá ser experimentado en vivo, pues la famosa OSR llega a CorpArtes, como parte de la gira sudamericana con la cual celebran cien años de vida (20 horas).

La OSR viene con Jonathan Nott (1962), quien hace un año asumió como su titular, después de haber puesto en el mapa a la Sinfónica de Bamberg y al Ensemble InterContemporain, de los que también fue titular. Especialista en Mahler y Schubert, posee una premiada discografía y un repertorio amplísimo, y ha dirigido a las mejores orquestas del mundo.

"Yo también descubrí a la Orquesta de la Suisse Romande por sus discos, y cuando conocí a sus músicos descubrí qué la hace tan especial. Lo que la define es su sentido de sonoridad y su fluidez expresiva", comenta Nott a "El Mercurio".

Para él, explica, el cantabile es uno de los dos elementos fundamentales de su trabajo. "Muchos se esfuerzan en la velocidad y en tocar todas las notas, pero olvidan que lo más importante es lo que sucede entre una nota y la siguiente, esa es la narrativa, el verdadero cantabile , y si uno logra transmitirlo, el público se conecta con lo que la música está diciendo, y vive una experiencia intensa. Si yo hago bien mi trabajo, no se pierde la tensión entre la primera y la última nota de una sinfonía", explica, y agrega que "lo otro que es esencial es la sonoridad; no debemos subestimar el poder de un sonido hermoso".

Dos preceptos que pondrá hoy en práctica, cuando presenten "Preludio a la siesta de un fauno", de Debussy, en el centenario de su muerte; el Concierto para chelo de Dvorák, con el solista francés Xavier Phillips, y la Sinfonía N° 3 de Brahms.

Cantabile esencial

Nott asegura que la obra que tocarán de Debussy cambió la historia de la música, y que posee una sensibilidad y sensualidad muy nítidas. "En la Tercera de Brahms también existen esta sensibilidad y sensualidad, pero solo podemos develarlas si logramos un sonido fluido. Están en el final de esa sinfonía, que va apagándose hasta el silencio, pero muchas veces se pierden, al igual que su cantabile , porque lo tocan de forma pesada y ruidosa. En esta sinfonía Brahms construye un mundo hermoso y frágil que es tan difícil de agarrar como el agua entre los dedos", aclara.

En diciembre, Nott volverá a Chile. Vendrá al Teatro del Lago, donde dio un concierto memorable con la Sinfónica de Bamberg en 2011. "Toda la orquesta quedó conmovida con esa experiencia, igual que yo. ¡Había tantos jóvenes en el público! Por eso decidimos traer a la Junge Deutsche Philharmonie a Frutillar", cuenta.

Ese concierto dará cuenta de los cuatro años que Nott ha dirigido a los jóvenes. "Los entusiasmo para que cuestionen todo lo que creen saber y se desafíen a sí mismos sobre cómo creen que pueden tocar. De eso se trata la dirección orquestal, de hacer que los intérpretes se sientan lo suficientemente seguros como para arriesgarlo todo e ir más allá de los límites. En la música, todo es búsqueda", cierra.

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