viernes, julio 17, 2020

Comienzan a aparecer los candidatos al Premio Nacional de Música

El Mercurio

El 10 de agosto es la fecha para la entrega de las carpetas al Ministerio de las Culturas, que confirma que durante julio deberá configurarse el jurado. El cupo del último premiado —Juan Allende Blin, 2018— no sería sustituido. Y como siempre en esta elección ronda el debate: ¿Debe darse a un músico del mundo académico?, ¿qué valor tiene la música del mundo popular?, ¿es justo que lo obtengan músicos que han vivido por décadas fuera de Chile?
IÑIGO DÍAZ

Gabriel Brncic

Considerado por muchos como el último gran representante de la composición de la década de los años 60, Gabriel Brncic (1942) será candidato por cuarta ocasión. Como en 2014, es presentado por la intérprete de flauta dulce Paola Muñoz. Su candidatura aún se encuentra en proceso de sumar apoyo institucional.

“Brncic vive en Barcelona y desde allá ha estado muy conectado con Chile. Ha apoyado a compositores jóvenes y venido a Chile para realizar actividades académicas y participar en festivales. Los intérpretes siempre pensamos en su sensibilidad para encargar obras. Es un compositor muy presente”, dice Muñoz sobre un punto de debate alrededor del premio: la conexión con Chile.

“Se le conoce como compositor prolífico en la electroacústica. En 2016 se estrenó ‘La aurora de Chile', para dos flautas y orquesta, y con Karina Fischer encargamos una obra para flauta traversa y flauta dulce”, dice Muñoz. No es lo último de Gabriel Brncic: en junio se publicó su álbum “Composiciones 1969 / 1997”.


Horacio Salinas

En su cuarta postulación, el director musical de Inti-Illimani Histórico y presidente de la SCD, Horacio Salinas (1951), es quien ha reunido mayor apoyo. Cuenta con el respaldo de los rectores de la U. Católica, Usach, U. Alberto Hurtado y U. Academia de Humanismo Cristiano, además de un conjunto de compositores doctos, intérpretes de música popular y personalidades como Raúl Zurita y Gastón Soublette.

El musicólogo Juan Pablo González destaca en él atributos: “La construcción de un lenguaje a través de la guitarra y la composición para un tipo de ensamble que conocemos como Inti-Illimani, que es casi como un equivalente a decir ‘cuarteto de cuerdas'. A lo largo de 50 años de historia Salinas ha creado escuela”, dice. “El país ha cambiado y el premio debería reconocer los aportes de la música popular, porque crea identidad. Soy de la idea de que el premio vaya alternando entre el mundo docto y el popular”, agrega.


Alejandro Guarello

“Él tiene apoyo institucional de la U. Católica”, confirma Karina Fischer, directora del Instituto de Música UC, que el propio Alejandro Guarello (1951) dirigió entre 2006 y 2012. Con un catálogo de más de 70 obras y distinciones como el Premio a la Música Nacional Presidente de la República, además de un paso por la presidencia de la SCD, es un nombre referencial en la composición docta chilena.

“Los argumentos que lo respaldan como candidato son múltiples: es un compositor activo, con obras que se estrenan en festivales y con edición de discos. Desde lo académico, ha sido el creador de la carrera de Composición en la UC y del Festival de Música Contemporánea, que llega a su versión 30. Impulsó y dirigió la revista Resonancias. Reúne los atributos que cumplen con la excelencia, la creatividad, el aporte a la cultura y el desarrollo del saber”, completa Fischer.


Roberto Bravo

Postulado antes por la U. Mayor y la U. de la Frontera, su candidatura actual la gestiona la U. Técnica Metropolitana, donde el pianista Roberto Bravo (1943) tiene un Honoris Causa. Es su cuarta candidatura al premio.

El profesor de la Facultad de Humanidades Marcelo Rodríguez es autor de “La música como puente entre el cielo y la tierra”, la biografía del célebre pianista, donde recoge una idea que sintetiza su espíritu: “Antes lo llamaron terrorista del piano. Hoy es el pianista para las catástrofes”. “Roberto Bravo ha llevado el arte y la música a sectores de la sociedad que nunca tuvieron un acceso a ello. Son atributos que la universidad ve en él”, dice para representar el activismo del pianista, quien suele dar conciertos desde cárceles hasta lugares remotos o que han sido castigados por tragedias. “Él mismo lo dijo —señala Rodríguez—: ‘soy el hombre que va con su piano a cuestas llevándolo a donde fuera necesario'”.


Luis Orlandini

A menudo, a Luis Orlandini (1964) se le señala como el guitarrista que allanó el camino para las generaciones posteriores de intérpretes chilenos que entraron en los circuitos internacionales, tras obtener, en 1989, el primer premio en el Concurso Internacional de Música de Múnich.

Miembro de la Academia Chilena de Bellas Artes y decano de la Facultad de Artes de la U. de Chile hasta inicios de este año, su segunda candidatura es llevada adelante de manera autogestionada. “Cuento con el apoyo de personalidades del mundo académico y de artistas nacionales e internacionales”, afirma.

Se destacan los 35 años dedicados al estudio, cultivo, proyección y divulgación de la literatura chilena para guitarra de concierto. Ello a través de una intensa agenda de conciertos y una extensa discografía, donde sobresalen trabajos como “Música chilena para guitarra del siglo XX” (1990) y “Bicentenario de la guitarra chilena” (2010).


Patricio Manns

Por partida doble, Patricio Manns (1937) vuelve a gestionar candidaturas tanto al premio de Música como al de Literatura. “Varias municipalidades lo quieren apoyar este año. En candidaturas anteriores fue la U. de Playa Ancha y también unas cinco o seis universidades argentinas, porque Patricio Manns ha tenido mucha repercusión allá”, dice Alejandra Lastra, esposa del cantor, escritor y uno de los artífices de la Nueva Canción Chilena.

“Sus canciones, ‘Arriba en la cordillera', ‘Retrato' o ‘El cautivo de Tiltil', fueron grabadas por Mercedes Sosa, César Isella, Teresa Parodi y Soledad”, enumera Lastra, quien defiende la posición de Manns desde el mundo popular, en un premio que sigue en debate. “Desde que Dylan obtuvo el Nobel, las cosas cambiaron y se abrió la percepción de algunos que vieron un valor distinto en la creación. En el caso de la música, la que llega desde el mundo popular”, agrega.



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