El Mercurio
Autor de más de 500 bandas sonoras para el cine y la TV, el responsable de inolvidables melodías de cintas como “La misión”, “El bueno, el malo y el feo” y “Cinema Paradiso” falleció ayer a los 91 años luego de complicaciones debido a una caída que puso fin a una carrera en plena vigencia.
Por FERNANDO ZAVALA
“Yo, Ennio Morricone, he muerto”. Así comenzaba una carta que el compositor escribió, poco antes de su deceso, la mañana de ayer en un hospital de Roma. “Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto”, continuaba el texto que fue leído a las afueras del establecimiento por su abogado y amigo, Giorgio Assumma. Aunque tenía 91 años, el emblemático autor de inolvidables bandas sonoras estaba en plena actividad. Pero una caída en su casa, en la que se fracturó el fémur, lo llevó a estar hospitalizado durante 10 días en los que su estado de salud se deterioró rápidamente. Junto a él estaban sus cuatro hijos, amigos como el director Giuseppe Tornatore (“Cinema Paradiso”) y su esposa, Maria Travia, a quien en su carta dedicó “su adiós más poderoso”. “A ella le renuevo el extraordinario amor que nos une y a quien lamento abandonar”.
Así, llegó a su fin la vida y la carrera de uno de los compositores fundamentales de la historia del cine. Sin duda, era uno de los más prolíficos, con más de 500 bandas sonoras en cine y televisión. Partió haciendo historia al musicalizar las películas de su amigo y compañero de colegio Sergio Leone, para quien compuso siete bandas sonoras, entre ellas las de emblemáticos “spaghetti western”, pero a Morricone nunca le gustó el nombre con que se bautizó ese subgénero, tampoco que lo asociaran solo con esos filmes. En su carrera de más de seis décadas, compuso música para todos los géneros y para variados directores. Entre ellos, Bernardo Bertolucci (“1900”), John Boorman (“El exorcista II”), Edouard Molinaro (“La jaula de las locas”), John Carpenter (“La cosa”), Pedro Almodóvar (“Átame”), Franco Zeffirelli (“Hamlet”), Wolfgang Petersen (“En la línea de fuego”) y Mike Nichols (“Lobo”).
Nunca compuso para su también amigo Clint Eastwood, algo de lo que se arrepentía, y se dice que estuvo a punto de trabajar con Stanley Kubrick en “La naranja mecánica” (1971). En entrevista con “El Mercurio” contó: “Ya estaba de acuerdo con Kubrick, pero él, por cortesía, llamó a Leone, como si yo hubiera tenido exclusividad con él. Y Leone le dijo que en ese momento yo estaba trabajando en una película suya. Kubrick después de eso no me llamó más”.
Postuló al Oscar seis veces, pero lo ganó recién en la última, por “Los 8 más odiados” (2015), de Quentin Tarantino, cineasta que mucho antes de colaborar con él lo citaba como una inspiración. En 2007 recibió una estatuilla honorífica y en 1987 corría como favorito a Mejor Banda Sonora por “La misión”, pero fue derrotado por la cinta “Cerca de la medianoche” (1986), que incluía material no original y que motivó un cambio en las reglas de la Academia para esa categoría. También recibió dos Globos de Oro, un Grammy y hace poco fue anunciado como ganador del premio Princesa de Asturias junto a su colega John Williams. La ceremonia de premiación, que habitualmente se realizaba en octubre en Oviedo, España, estaba en duda por la pandemia y su fecha aún no es confirmada.
Nació en Roma en noviembre de 1928, su padre era trompetista y este instrumento fue el primero que aprendió. Ya a los seis años comenzó a componer. Estudió en el Conservatorio de Santa Cecilia y muy joven empezó a escribir música para radioteatros. En 1954, tras graduarse, fue “escritor fantasma” de varias bandas sonoras (que eran firmadas por otros músicos) y hacía arreglos para orquestas de la RAI. En esa época trabajó con artistas como Mario Lanza, Paul Anka y Charles Aznavour.
Su primer crédito en el cine lo tuvo en 1961 con “Il federale”, de Luciano Salce, con quien había colaborado en teatro. El éxito llegó cuando Leone lo llamó para componer la música de su primer western, “Por un puñado de dólares”, en el que director y compositor figuraban en los créditos como Bob Robertson y Dan Savio, respectivamente. Era una estrategia para convocar al público italiano que en esa época ya estaba cansado de producciones locales del género.
Hasta el año pasado, Morricone seguía activo, componiendo para cine y TV. Según el sitio Imdb.com, dejó un proyecto pendiente, una adaptación animada de “El fantasma de Canterville”, de Oscar Wilde. En paralelo, para este año se contempla el estreno de un documental sobre el músico, dirigido por Tornatore, con quien colaboró en una decena de títulos.
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Opinión
Un ícono del Siglo XX
Aníbal Vidal Compositor de bandas sonoras
Para la cultura popular, Ennio Morricone es sinónimo de westerns y vaqueros, pero la verdad es que esa etiqueta no le hace justicia a una carrera que se desarrolló de múltiples formas.
Se inició como trompetista y luego arreglista, hasta llegar a ser director de orquesta. Hizo obras para el teatro y la televisión, pero lo que realizó en cine terminó siendo su faceta más reconocida. Ahí, muchas veces su trabajo tuvo tal calidad, que podía transformar cualquier película en un éxito de taquilla. Él supo desenvolverse en todos los géneros cinematográficos y siempre tuvo la destreza para mantener su propia voz como creador.
Junto a John Williams, son los últimos grandes compositores de una era en la que todavía no se introducían masivamente los sonidos digitalizados, una era donde aún el oficio del compositor para cine era escribir, lápiz en mano, la partitura para las orquestas sinfónicas, una época que fue quedando atrás gradualmente con la llegada de la tecnología.
En ese sentido, su legado es ser un ícono de un tiempo donde la música era ciento por ciento acústica y que se traspasó en la cultura popular con adeptos tan disímiles como Metallica, que desde 1984 abre sus conciertos con “The Ecstasy of Gold”, U2, Radiohead, Muse y hasta Jay-Z. Su música destacó por la inclusión de instrumentos inusuales para una orquesta, en busca de combinaciones tímbricas genuinas y que le dieron identidad a sus bandas sonoras más exitosas como el uso del arpa de boca (trompe) o la armónica en la “Trilogía del Dólar", la saga de películas de Sergio Leone.
Con él se despide una era del cine Italiano y mundial y, por supuesto, que fue una influencia para mi trabajo. Recientemente compuse el tema principal de la serie “Helga y Flora”, inspirado en el sonido de guitarras eléctricas empleado en su música western, para un resultado que a mí me gusta llamar ahora como un “western patagónico”.
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Tres historias tras sus visitas a Chile
Por JOSÉ VÁSQUEZ
2008: El caos y la devoción
Augusto Giusti, entonces gerente de marketing de Celfín Capital, cuenta que las tratativas para que viniera por primera vez fueron directamente con su mánager. El plan era traer a Ennio Morricone para celebrar los 20 años de la empresa y desde entonces, “la tarea fue titánica”, según señala.
“Él quería venir con la orquesta con la que tocaba habitualmente y eso multiplicaba los costos por cinco”, dice Giusti y recuerda que cuando todo ya tomó forma, con el centenar de artistas de la Sinfónica de Roma comprometidos, “comenzó a crecer la bola de nieve y quedó la escoba, porque todo el mundo quería ir al concierto”.
Las entradas para las dos presentaciones en el Parque Bicentenario de Vitacura fueron gratuitas, pero para conseguir un boleto, la demanda superó con creces la oferta. “Me tocó estar en la repartición de entradas en la Estación Mapocho, llegamos dos horas antes y ya la fila era gigante. Terminamos de entregarlas, la fila seguía siendo enorme y se generó un caos que solo se pudo controlar con carabineros”, relata.
Sobre los shows, el ejecutivo dice que la entrada pedía una vestimenta formal, porque Morricone no quería ver a gente con zapatillas. “Esa medida no fue muy bien recibida por las personas más acomodadas. En cambio, la gente más sencilla sí lo tomó bien y llegaron muy elegantes. Muchos estaban felices y dijeron que lo hicieron por respeto a Morricone”.
2011: Un rock star
El productor Alfredo Alonso recuerda que sabían del furor que causó la visita tres años antes de Morricone al país, pero no tenían un parámetro para medirlo ahora con venta de entradas. Lo que terminó siendo un gran éxito otra vez.
En esa ocasión fueron dos shows en el Movistar Arena, dispuesto a la mitad de su capacidad para favorecer la experiencia del artista y el público, en cuanto a la amplificación acústica y la cercanía.
“Me tocó compartir con él en una comida y contó que le llamó mucho la atención la reacción del público, que estaba en silencio cuando tocaba una pieza y mostraba su algarabía cada vez que terminaba. Él decía que parecía un concierto de rock”, cuenta Alonso, quien estuvo con él también cuando se le entregó un premio Apes honorífico. “Él accedió feliz, lo sintió como un reconocimiento importante”, plantea.
2013: El incidente con Patton
Fue durante un encuentro previo a su actuación que Ennio Morricone le preguntó a Mike Patton si lo iría a ver al otro día a su show. Jorge Hurtado, uno de los productores de la última venida del italiano al país, señala que en ese momento todos quedaron un poco descolocados con la pregunta, porque el concierto en el Estadio Bicentenario de La Florida era una cita doble, pero no le dieron mayor importancia, hasta que al otro día la situación desató una crisis.
El compositor de “El bueno, el malo y el feo” no sabía que la voz de Faith No More iba a abrir su espectáculo con su proyecto de clásicos italianos ––con citas incluidas al mismo Morricone— Mondo Cane. Su negativa entonces fue rotunda, el músico no permitía que nadie tocara antes que él.
La descoordinación con su equipo solo tenía una solución: que el cantante estadounidense, reconocido fan del italiano, modificara la programación y tocara después de él. “En algún momento la gente de Patton dijo que con el cambio de condiciones optarían por cancelar el show”, recuerda Hurtado y agrega: “Fuimos a hablar con él a su hotel y luego de una reunión, Patton dijo: ‘Es Ennio Morricone, él puede hacer lo que quiera'”, recuerda el productor, ya tranquilo con el fin del problema.
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Cinco bandas sonoras inolvidables y esenciales
“El bueno, el malo y el feo” (1966), de Sergio Leone, con la que saltó a la fama. |
“La misión” (1986) es su banda sonora más exitosa en términos de ventas. |
“Cinema Paradiso” (1988), de Giuseppe Tornatore, con quien hizo doce filmes. |
“Los Intocables” (1987), de Brian De Palma, uno de sus aciertos hollywoodenses. |
“Los 8 más odiados” (2015) le valió un adeudado Oscar competitivo. |
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