El Mercurio
El International Center for the Arts of the Americas reúne en su web los resultados de una investigación a cargo de Sebastián Valenzuela-Valdivia.
Daniela Silva Astorga
Hace una semana, 40 textos sobre arte chileno, de autores como Guillermo Machuca, Eugenia Brito, Adriana Valdés y Ronald Kay, entraron al sitio web del International Center for the Arts of the Americas (ICAA), que depende del Museum of Fine Arts de Houston. Y durante 2020 habrá más documentos históricos —de artistas, teóricos y críticos— en línea. Hasta ahora, nuestro país estaba afuera del conjunto, el más grande dedicado al arte latinoamericano, que reúne más de diez mil fuentes de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Perú y Venezuela, entre otras naciones, además de comunidades latinas de Estados Unidos.
Proyecto titánico
La curadora Mari Carmen Ramírez dirige el ICAA (Icaa.mfah.org). Pero en este hito está involucrado también Juan Yarur, quien apoyó la pesquisa y composición del capítulo chileno con la Fundación AMA, que preside. Desde Santiago, el historiador Sebastián Valenzuela-Valdivia lleva dos años de investigación, y en el proceso ha tomado contacto con Luz Muñoz, también chilena, pero instalada en Houston.
“Este proyecto es titánico. El ICAA busca representar un continente completo, a través de una mirada latinoamericana. El fin es posicionar aquello a nivel internacional, porque, finalmente, los discursos que circulan en Estados Unidos y Europa son vistos como historia universal. Al inscribir estos textos, circulan los discursos, pero también las obras de arte a las que se refieren”, explica Valenzuela-Valdivia, quien es director de la plataforma Écfrasis y trabajó en el Centro de Documentación de las Artes Visuales chileno, cuando estaba en el Centro Cultural La Moneda. Ahora está en el Centro de Cerrillos. “El Cedoc es uno de los acervos más relevantes a nivel latinoamericano”, suma.
Sobre Chile, en el ICAA es posible revisar, entre otros, una entrevista de la poeta Soledad Fariña a Juan Downey; un texto de Víctor Hugo Codocedo sobre la pintura de Gonzalo Díaz, y otro de Pablo Oyarzún sobre las instalaciones de Virginia Errázuriz. Todo se complementa con un resumen y notas críticas.
“La investigación apuntó a visiones variopintas —afirma Valenzuela-Valdivia—, con foco en el siglo XX. Por eso, hay textos desde Waldemar Sommer hasta Nelly Richard. Se busca abarcar la mayor cantidad de discursos, sin casarse con una postura ideológica, política o artística”.
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