El Mercurio
La gran soprano ruso-austríaca, que cantará en Chile en agosto de 2018, dice estar en su mejor momento vocal y personal, y se autodefine fría mental y emocionalmente: "Me he ganado poder elegir y ser independiente".
Por Juan Antonio Muñoz H.
Anna Netrebko vendrá a Chile en el pináculo de su fama. Hoy es la gran diva de la ópera; una que domina lo que significa estar sobre un escenario, crear un personaje -el propio y los que interpreta- y cantar. Esto último lo hace ahora, además, con un material vocal diferente. Muy diferente. Dice que "mi voz se multiplicó por tres, no siempre sucede pero a mí me ocurrió". Y no solo creció, sino que aumentó en colores, en densidad. "Hoy soy dueña de mi voz; creo que estoy en mi mejor momento".
"Mi cuerpo también ha ido cambiando. Mi estructura es otra. Para las partes más dramáticas hay que tener otra resistencia y una fuerza mayor en el diafragma", asegura. Eso le ha permitido hacer algunas cosas nuevas y también la ha obligado a dejar otras: ya la suya no es voz para papeles líricos como Juliette (Gounod) o Susanna (Mozart), pero sí puede permitirse cantar exigentes personajes de Verdi como Leonora ("El trovador") y el titular de "Aida", arriesgarse con la mortal Lady Macbeth -un rol que le fascina: "Su maldad me atrae de una manera excitante"- e incursionar en Wagner -después de su éxito como Elsa de "Lohengrin" en Dresden, ya está apuntando al Festival de Bayreuth- y con los veristas: acaba de ser aclamada como "Adriana Lecouvreur" (Cilea), en Viena, y se apronta para "Tosca" (Puccini), que cantará en Nueva York y que todavía no la convence sino por el hecho de que podrá lucir trajes fastuosos y joyas magníficas.
Sus miles de fans quisieran verla en "Norma" (Bellini), rol de roles, pero ella lo ha desestimado: "No me gusta la música, no me gusta el personaje. No es interesante para mí".
Se define "fría como el hielo". Y lo subraya: "Fría, fría. Mental y emocionalmente. Puedo ser simpática, acogedora y divertida, pero soy fría". Piensa que el mundo de la ópera lo exige y que si se tiene un temperamento muy apasionado lo más probable es que se sucumba al medio. "He visto a muchas cantantes desaparecer después de pocos años de carrera". Ella no está para eso. "Soy una guerrera y me he ganado poder elegir y ser independiente".
También impugna esos cuentos de que el director Valeri Gérgiev la descubriera limpiando pisos en el Teatro Mariinski. "Es cierto que yo limpiaba, pero él se fijo en mí después de que yo ganara un concurso", explica y cuenta que muchas veces la gente no entiende sus ironías y publica sus frases como titulares, como si ella hubiera estado hablando en serio. "Ahora me cuido un poco más para no tener que andar desmintiendo".
En Chile actuará el jueves 2 de agosto de 2018 junto a su marido, el tenor Yusif Eyvazov, con quien abrirá en diciembre la temporada 2018-2019 de la Scala de Milán, con "Andrea Chénier" (Giordano).
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