Por Juan Antonio Muñoz H.
Después de algún tiempo fuera de los escenarios, ha regresado de lleno al canto la mezzosoprano alemana Margarete Joswig, una artista fina y sensible, dueña de un material vocal de gran interés, quien desarrolló su carrera en Saarbrücken y Stuttgart, donde interpretó música muy variada, desde Bach a Wagner. Aunque ya el año 2016 tuvo su reingreso en el rol de la Madre de "Hansel y Gretel" (Humperdinck) y alguna función de "La Walkyria" (Wagner) en la piel de Fricka, esta temporada ya se encuentra en plena actividad, con recitales de Lieder y producciones operáticas.
El proceso de retomar el canto lo inició en 2014: "Cuando decidí volver, un nombre surgió de inmediato: Margreet Honig. La conocí hace años en Munich en la boda de unos amigos y ella me invitó a ir a Amsterdam a tomar clases de canto, pero nunca fui. Luego, en 2014, participé en una clase magistral suya y desde entonces estuvimos seguras de que juntas podíamos hacer muchas cosas. Desde entonces, la visito en Amsterdam para trabajar técnica y repertorio. Ella me puso de nuevo, vocalmente, en mis pies y también en lo personal".
El martes 3 de octubre, Margarete ofreció, en Bad Urach, en el sur de Baden-Wurtemberg, un recital con Lieder de Robert y Clara Schumann: "Desde que era una niña, cantaba y amaba las canciones de Robert Schumann. Fue muchos años después que supe que su esposa era una compositora también. Para mí hay mucho de Clara en la música y las canciones de Robert, y viceversa. Me encanta la idea de que trataron de ayudarse mutuamente", dice.
-En "El ocaso de los dioses" (Wagner), usted acaba de cantar Waltraute, en Wiesbaden. ¿Cómo es "su" Waltraute? ¿Qué dificultades presenta?
"Para mí, Waltraute es un poco Brünnhilde (se refiere a la protagonista femenina de la "Tetralogía" de Wagner). La parte es muy exigente debido a su amplio registro. Siempre he tenido notas graves muy buenas y ahora puedo usarlas, lo que es muy divertido. La conversación que ella tiene con Brünhilde es muy intensa y es un gran desafío mostrar lo profundamente conmovidas que están de encontrarse después de tanto tiempo. Pero el mundo ha cambiado y no hay vuelta atrás. No es solo una disputa respecto del anillo; es también una lucha entre el pasado y el futuro".
-¿Qué desafíos representa "Wildschütz" (El cazador del bosque). Es una ópera cómica de Albert Lortzing poco conocida fuera de Alemania y usted cantará el rol de la Condesa en Munich en 2018.
"Bueno, en Alemania no hay un Rossini, así que vamos con lo que tenemos. Por supuesto, todas esas historias de la llamada Deutsche Spieloper son anticuadas y un poco extrañas, pero creo que la puesta en escena y los cantantes pueden hacer mucho para traer diversión".
-¿Qué piensa respecto del lugar que el teatro toma hoy al interior de la ópera? ¿Vivimos en el reinado de los régisseurs ?
"Esta es una pregunta muy difícil. Creo que existe la necesidad de desarrollar un enfoque diferente en las puestas en escena de óperas. Todavía estamos en este proceso y tal vez nunca terminará. Antiguo o moderno, para mí la calidad del producto es lo más importante. ¡Ser un régisseur en estos días debe ser muy difícil! Hay tantos colegas brillantes del pasado y los suelen comparar con ellos... Sentirse libre y ser creativo en estas circunstancias cuesta mucho. Tal vez eso mismo lleva a una presión por inventar algo que nunca antes se vio en un escenario y que podría ser provocativo. Pero sea como fuere la provocación, buena o mala, no es nada respecto de lo que les sucede a los hombres en la vida real, así que a veces me pregunto ¿por qué la audiencia parece estar tan sorprendida? En un mundo sin tabúes, ¿realmente piensan que la ópera debe mantener las apariencias?".
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