El músico británico viene con la extensión de su espectáculo "Not Dead Yet Live!", cuyo título ironiza con su regreso a los escenarios, después de haber anunciado su retiro, en 2011. El ex Genesis se presentará el 15 de ese mes, en el coliseo de Ñuñoa.
Por José Vásquez
Se podría leer macabro o, como prefiere el mismo Phil Collins (66), con ánimo de comedia, testeando el autobullying. El músico británico recurrió a la ironía para anunciar su regreso a los escenarios, los que había abandonado tras su último breve tour "Going back", que apoyó ese que fue su último disco de estudio, del mismo nombre, en 2010 y donde versionaba en vivo el cancionero Motown.
Desde entonces, el ex Genesis solo realizó algunas apariciones excepcionales para cantar algún tema propio, como lo hizo en 2014, presentándose de sorpresa en el colegio de sus hijos, en Miami, para interpretar "In the Air Tonight" con una banda escolar, una señal que comenzaba a anticipar que más temprano que tarde, la decisión que parecía irrevocable y que comunicó en 2011, de alejarse de la música aduciendo poderosas razones médicas y familiares, se podría revertir.
"Not Dead yet Live!" ("Aún no estoy muerto en vivo") es el título con el que comenzó su gira de regreso, que es una extensión en directo del nombre de la autobiografía que publicó en octubre del año pasado -"Not Dead Yet"- y que hasta ahora solo había fijado sus márgenes en Europa durante este año.
El nuevo tour del artista comenzó en una primera etapa en junio en Liverpool y se extendió durante ese mes por ciudades como Colonia, París y Dublín. El espectáculo recién retomó sus funciones el miércoles pasado en Inglaterra y hoy tiene agendado cantar en Londres.
Santiago, destino conocido para el músico, donde debutó en abril de 1995 con tres presentaciones en el Estadio San Carlos de Apoquindo, aparece como una de sus detenciones confirmadas para 2018, donde llegará a esta parte del mundo con "The Legendary Phil Collins Live!" -el nombre del tour en este tramo- el próximo 15 de marzo al Estadio Nacional, como parte de su nuevo periplo latinoamericano, que incluye conciertos en México, Brasil, Argentina, Perú y Uruguay.
Fue sin anestesia en 2011. La vida personal de Phil Collins atravesaba un momento delicado, al igual que su situación física. Tras complicaciones en su espina dorsal, que recrudecieron tras su reunión con Genesis en 2007, el músico se vio forzado a dejar la batería luego de dislocarse una vértebra que dañó los nervios de sus manos. A eso se sumaba la pérdida de la audición en un oído, un cóctel suficiente de problemas de salud que lo llevaron ese año a replantearse todo: era tiempo de colgar las baquetas y desconectar el micrófono para recuperar a su familia, sobre todo a sus dos pequeños hijos, Nicholas y Matthew, que por su vida artística de constantes viajes lo habían tenido como un padre ausente.
Pero la jugada prontamente le salió mal: se divorció de su tercera esposa, Orianne Cevey, quien se mudó a Miami con los niños, dejando al músico solo en su casa en Suiza, donde se había establecido. "Me retiré de la música para no tener nada que hacer, excepto criar a mis hijos más pequeños... Y, de la noche a la mañana, no tenía trabajo y ya no tenía a mis hijos", contaba en enero del año pasado el británico a "El Mercurio", donde confesaba haberse recluido entonces en el alcohol.
Baquetas para el hijo
Pero Phil Collins se volvió a levantar. El británico, que posee entre sus registros ser uno de los tres artistas que ha vendido más de 100 millones de discos, tanto como solista como con una banda, al igual que Michael Jackson y Paul McCartney, decidió que era tiempo de recomponer su vida de la mano de la música.
Una decisión que llegó luego de la reedición de sus discos el año pasado y que según le contó a "El Mercurio" entonces, lo hizo replantearse la idea, bajo sus propios términos, de volver a los escenarios: "No hablo de giras mundiales, porque no quiero regresar y perderme tanto el crecimiento de mis hijos. Pero sí ir a un lugar determinado, hacer unos pocos shows y estar dos o tres semanas afuera".
Collins se reconcilió con su esposa tras su último divorcio y encontró en la misma música, la mejor fórmula para estar con su hijo Nicholas, de 16 años, que hoy es el baterista de su banda. En escena, el nuevo grupo del británico está compuesto por 14 artistas, entre instrumentistas y coristas, que interpretan lo mejor de su catálogo tanto como solista como algunos temas de Genesis.
Aplaudido retorno
En los conciertos de junio, Phil Collins apareció en el escenario apoyándose en un bastón antes de sentarse en una silla e iniciar, de forma sencilla, solo con la luz de un par de lámparas y un telón de fondo -que cubría a sus músicos-, su presentación con la enorme "Against all Odds (Take a Look at Me Now)" en una versión íntima que de a poco iba creciendo en intensidad, igual que su show, que rápidamente recoge el lienzo para que aparezca su banda y se sucedan temas como "Another Day in Paradise" y "One More Night", tres éxitos rotundos hilvanados al comienzo con un artista en un muy buen nivel vocal. "A diferencia del cuerpo, la voz no se ve afectada por el tiempo. Todavía es conmovedor y a veces sedoso", dijo el diario británico The Telegraph tras un recital, la semana pasada.
El espectáculo recorre su carrera completa y se pone festivo con "Something Happened on the Way to Heaven", su versión para The Supremes con "You Can't Hurry Love", "Dance in to the Light", "Invisible Touch", de Genesis, "Easy Lover" -el tema que grabó con Philip Bailey- y "Sussudio", con el hombre orquesta ahora dirigiendo todo desde su taburete.
Las entradas para el show de la capital tendrán una preventa desde el 5 de diciembre en Puntoticket para clientes Cencosud y Entel, accediendo a un 20% de descuento. La venta general (sin descuentos) comienza dos días más tarde y sus valores irán desde los $32.000 a los $350.000.
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