El Mercurio
Tiene 25 años y ganó el primer premio del Concurso Dr. Luis Sigall hace una semana. Pero ya tiene planes concretos en nuestro país y en Londres, donde está completando sus estudios.
Por Romina de la Sotta Donoso
Emmanuel Sowicz (1992) es la nueva figura de la guitarra chilena que promete alcanzar una proyección internacional. Hijo de británico y chilena, fue alumno de Ernesto Quezada en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y hace un par de años se radicó en Londres.
El viernes 10 conquistó el primer premio en el XLIV Concurso Dr. Luis Sigall, en Viña del Mar. "Le dedico este premio a Ernesto Quezada; soy el primer alumno suyo que gana el Sigall, lo que para mí es un honor. El maestro Quezada me guió e impulsó por muchos años, y su legado perdura no solo en la memoria y el oficio de quienes estudiamos con él, sino en la comunidad guitarrística chilena en general", comenta Sowicz.
"También es un honor sentir que este premio que recibo pueda servir para inspirar a jóvenes generaciones de guitarristas, porque sé lo emocionante que es ver a un chileno arriba. La vez pasada lo ganó Emerson Salazar y estábamos todos muy contentos", agrega. Justamente hace cinco años, la vez anterior que el certamen se dedicó a la guitarra, el sanfelipino obtuvo el primer lugar. Entonces, Emerson Salazar (1983) ya había logrado el primer premio en los certámenes Andrés Segovia y Josefina Robledo, y enseñaba en Múnich.
Aunque Sowicz ganó hace tres años el primer puesto en el Festival Santa María de los Buenos Aires, aún está completando sus estudios en la Royal Academy of Music de Londres. Ya hizo un magíster de dos años y ahora está haciendo un advanced diploma , de un año, y en paralelo, un posgrado en el Mozarteum, en Salzburgo. Eso sí, ya ha actuado en los festivales Spitalfields y de Canterbury, y en el Festival de Guitarras de Londres.
"Lo más interesante de Emmanuel Sowicz fueron sus ideas musicales. Eran profundas y logró transmitirlas, incluso, cuando actuó con la orquesta, demostrando una gran prestancia para tocar con otros músicos, una preparación técnica muy buena y gran versatilidad", destaca Romilio Orellana, el único miembro chileno del jurado del Sigall.
Como parte de su primer premio, Sowicz se ganó dos conciertos en las 50as Semanas Musicales de Frutillar. El 30 de enero actuará como solista con Maximiano Valdés y la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, en el Teatro del Lago, y el 2 de febrero dará un recital en el Anfiteatro del recinto, con transcripciones propias de Scarlatti y Bach, y obras originales de Javier Farías y Mario Castelnuovo-Tedesco. Será su retorno a ese escenario donde participó seis años en las icónicas Jornadas de Guitarra Clásica, que organizaba Carlos Pérez.
Coincidentemente, este virtuoso guitarrista protagonizó el momento en que Sowicz dimensionó los alcances artísticos de la guitarra. Tenía 13 años y acababa de entrar a estudiar al Conservatorio Isidor Handler, de Viña del Mar, que quedaba abajo del Palacio Rioja, y justo Pérez dio un recital allí. "Fue increíble, fabuloso", recuerda el ganador del Sigall.
Sowicz está consciente de la potente y premiada escena guitarrística chilena. "Es algo que te impulsa. Desde que Luis Orlandini ganó el primer lugar en el Concurso de Múnich, en 1989, uno como estudiante sabe que algo puede hacer, si se esfuerza. El subconsciente colectivo de los guitarristas es súper nutritivo y para mí ha sido muy valioso tener a estas figuras a las cuales poder admirar. Desde Carlos Pérez, hasta José Antonio Escobar, Romilio Orellana, Luis Orlandini y Vladimir Carrasco, son todos excepcionales. Y también tengo compañeros de curso increíbles", asegura.
Confiesa que le apasionan dos repertorios: Mario Castelnuovo-Tedesco -a quien interpretó magistralmente en el Sigall-, y la música actual. "Ya he encargado 15 obras desde que era estudiante en la Chile", dice y cuenta que su próximo proyecto en Londres, el 10 de mayo, será "un programa de música de cámara contemporánea chilena con guitarra". La mayoría serán estrenos en Gran Bretaña e incluirá "Artículo de concierto", de Nino García. "Espero poder hacer algo parecido en Chile, ojalá con encargos", apunta.
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