Gonzalo Cepeda y Cristofer Díaz
Cultura
El Mercurio
El paso de tres ministros , la reagrupación de estamentos y la definición de consejos y seremías marcaron esta primera etapa.
Luego de casi cinco años de tramitación legislativa, que se inició en el primer gobierno de Sebastián Piñera y continuó con el ingreso de una indicación sustitutiva durante la administración de Michelle Bachelet, en octubre de 2017 se promulgó la ley que creaba el Ministerio de las Culturas. Y hace justamente un año, el 1 de marzo de 2018, este nuevo organismo iniciaba sus funciones, reuniendo al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, creado en 2003, y a la Dirección de Archivos, Bibliotecas y Museos (Dibam), fundada en 1929 y dependiente del Ministerio de Educación.
Con ello, la nueva institucionalidad empezó a tomar forma: se crearon las subsecretarías de las Culturas y las Artes y la del Patrimonio Cultural, que a su vez incluye al Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Además, se tuvieron que crear las seremías y direcciones regionales del Patrimonio; el Consejo Asesor de Pueblos Originarios y el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Según cifras del ministerio, hoy el organismo cuenta con 2.800 funcionarios.
Hay consenso en que la instalación ha sido el desafío más relevante de la nueva orgánica ministerial. "Al iniciar este gobierno no existían reglamentos, ciertos presupuestos, decretos de traspaso e incluso había carencia de los espacios físicos para funcionar", explica Juan Carlos Silva, ministro (s) de las Culturas y subsecretario de las Culturas y las Artes. "Hoy ya tenemos un ministerio andando, descentralizado y presente en el territorio a través de las seremías, coordinaciones regionales del Patrimonio y los 16 consejos regionales del ministerio", agrega. También suma la dictación de un nuevo reglamento para otorgar los premios nacionales.
Arturo Navarro, director del Centro Cultural Estación Mapocho, concuerda en que fue un proceso complejo. "Primero, porque coincidió con un cambio de gobierno; segundo, porque no fueron previstos todos los detalles y, tercero, porque entre los aspectos hasta ahora no considerados está mantener la participación de la sociedad civil. Elemento clave en el futuro", plantea. "Fue un primer año tormentoso, con la necesidad de instalar, con gran rapidez, nuevas instituciones que sucedieran a las que, hace exactamente un año, dejaron de existir", agrega.
Para Bárbara Negrón, directora del Observatorio de Políticas Culturales, es comprensible la dificultad del proceso, pero "hay ciertas partes dentro de este proceso donde es más extraño la lentitud. Por ejemplo, la instalación del Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que hace varios meses abrió el proceso para la postulación y aún no se sabe quiénes lo integrarán". Desde el ministerio aclaran que durante este mes debería quedar zanjado este tema.
En un frente inesperado, tres ministros fueron designados durante el año. La periodista Alejandra Pérez partió en marzo y luego asumió Mauricio Rojas, quien duró un fin de semana. La actual ministra, Consuelo Valdés, está firme en su cargo.
"Tres en un año significa una complejidad mayor y un retraso sin duda. Es uno de los elementos que más deben haber ralentizado el proceso de instalación", afirma Negrón y agrega: "Me parece que desde la administración actual, las cosas han ido teniendo ritmo más constante". Opinión compartida por Navarro, quien señala que la actual ministra ha generado mucha confianza en el mundo cultural.
Desde el ministerio aseguran que la rotativa de nombres no ha perjudicado el desarrollo del trabajo institucional. "La agenda no se vio afectada y los proyectos continuaron su curso", asegura Silva.
Desafíos de este año
El ministerio enfrenta un 2019 con nuevos desafíos. "Hay dos fundamentales. Primero, repensar los instrumentos de la política cultural, sobre todo lo del financiamiento, con herramientas que respondan a la realidad del sector cultural, ya que los procesos creativos van cambiando. Y segundo, la preocupación debe estar en la educación, porque desde ahí vienen los nuevos públicos para la cultura", expone Bárbara Negrón.
Arturo Navarro pone el foco en recuperar la participación de la sociedad civil en la gestación, aplicación y evaluación de las políticas culturales y le suma el debate sobre el financiamiento público a la cultura. "Los énfasis están dados, ya que provienen de las administraciones anteriores: la terminación de la gran sala del Centro Cultural Gabriela Mistral y el nuevo guion del Museo Histórico Nacional, que deberá ocupar a plenitud su nuevo espacio, resolviendo el riesgoso tema de un museo de la democracia", afirma.
Para Juan Carlos Silva, una de las tareas prioritarias del ministerio es revisar la actual Ley de Monumentos Nacionales, que data de 1970. "Entre marzo y abril esperamos ingresar al Congreso el proyecto de ley de patrimonio que nos pondrá al día en esta materia, con un foco claro en la descentralización de la gestión y protección del patrimonio a través de la creación de Consejos de Patrimonio Regionales resolutivos en el territorio".
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