El Mercurio
El destacado periodista cultural y crítico de ópera de "El Mercurio" presentará este jueves al mediodía -en el Municipal de Santiago y con el apoyo de la Fundación Ibáñez Atkinson- una recopilación de su elogiado trabajo en este diario: el volumen "Conversaciones con la música".
Maureen Lennon Zaninovic
"¿Merecía escribirse este libro que el lector tiene en sus manos? Este prologuista piensa categóricamente que sí, pero el autor fue renuente a hacerlo por varios años".
Son palabras de Francisco José Folch, reconocido melómano y crítico de ópera de este diario, que se leen en el prólogo de "Conversaciones con la música", de Juan Antonio Muñoz. El volumen -publicado por Ediciones El Mercurio con el apoyo de la Fundación Ibáñez Atkinson- será lanzado este jueves, al mediodía, en el Municipal de Santiago por el propio Muñoz (editor de Vidactual, crítico de ópera de este periódico y autor de numerosos títulos, entre otros de "Un siglo en la escena"), con el apoyo de dos destacados presentadores vinculados al quehacer artístico: la pianista Erika Vöhringer y Gonzalo Saavedra, profesor de la Facultad de Comunicaciones de la UC y crítico de música.
Folch añade que en 2014, el también corresponsal en Chile de la Revista Ópera Actual (España), cedió a la evidencia de que este material no debía permanecer disperso y accesible solo a ocasionales investigadores especializados y, finalmente, accedió a que se publicara en un volumen que incluye una selección de sus entrevistas publicadas en este suplemento y en otras secciones de "El Mercurio", cubriendo más de tres décadas de carrera. "¿Qué se encontrará en la páginas que siguen? Desde luego, una constelación de astros y estrellas de la música que genéricamente llamamos clásica -cantantes, solistas instrumentales, directores de orquesta, compositores-. Varios de ellos son de primera magnitud, cuyos nombres conoce todo aficionado, ya sean del pasado no lejano -Birgit Nilsson, Elisabeth Schwarzkopf, Sergiu Celibidache, Alicia de Larrocha, Itzhak Perlman, entre otros- o del más activo presente- como Anna Netrebko, Simon Rattle, Jonas Kaufmann, Diana Damrau-. Otros son nombres que atesoran los conocedores y no siempre encuentran cauce para expresarse en la bibliografía", escribe el prologuista.
Juan Antonio Muñoz reconoce a "Artes y Letras" que Francisco José Folch fue el gran impulsor del libro. "Yo era bien renuente, sobre todo por el trabajo que significaba. Finalmente, me convenció de que este material había que reunirlo en un solo texto, para que quedara como un libro de consulta y referencia para los lectores", dice, y agrega que la edición resultó un desafío porque solo se incluyeron 70 entrevistas de un corpus infinitamente mayor. "Están entrevistadas personalidades que son absolutamente claves en la música de los siglos XX y XXI, tanto en la interpretación como en la creación. Al releer estas conversaciones resulta increíble, que un diario como este, que se imprime en un país más bien alejado de los grandes centros musicales del mundo, tuviera acceso a estos creadores". Muñoz se explaya en el contenido del libro y dice que todas las entrevistas revelan "la pasión de estos artistas, su necesidad de hacer música y de hacerse música. Todas estas personalidades son fabulosas y a través de estas conversaciones he tratado de descubrir cuál es su misterio, qué los mueve a explorar el alma para ofrecer su arte".
Cartas a Nilsson
El editor de Vidactual advierte que suprimió algunos aspectos de las entrevistas originales y que remitían a un contexto particular, como por ejemplo el programa de un concierto en Santiago. "Esos elementos vinculados a la contingencia no son un aporte para el espíritu del libro, por eso no los incluí; pero en muchos otros casos las entrevistas fueron ampliadas con material que tenía guardado y que, por espacio, no alcanzaron a publicarse en una primera instancia. La gran mayoría de las conversaciones se dieron en vivo, de forma presencial, pero hay otras -como en el caso de la soprano sueca Birgit Nilsson- que fue por carta. Cartas iban y volvían. A ella le parecía impresionante que una persona, desde tan lejos, estuviera interesada en su trabajo y que incluso quisiera venir a Suecia a entrevistarla. Esa inolvidable conversación, acompañada de una carta manuscrita, se publicó en 'Artes y Letras'", adelanta Juan Antonio Muñoz.
Para un periodista, sacar lo mejor de un entrevistado no es siempre una tarea fácil. "La soprano Anna Netrebko, por ejemplo, siempre pone una distancia, no se entrega. Elisabeth Schwarzkopf, Sergiu Celibidache, Alicia de Larrocha, Sylvia Sass, Diana Damrau, Jonas Kaufmann y Pierre Boulez sí fueron un encanto y grandes entrevistados. Con la adorable pianista Alicia de Larrocha tuve una conversación fantástica y me confesó que le fascinaba cantar y, en especial, las arias de las óperas de Wagner. Me relató, además, sus vínculos familiares con Granados. La entrevista a la cantante británica Emma Kirkby resultó sumamente significativa, sobre todo por sus consideraciones sobre el silencio. De otra destacada intérprete de música antigua, Evelyn Tubb, rescato sus reflexiones en torno a la palabra y el alma. También considero muy valiosas las entrevistas al tenor Jonas Kaufmann y a la soprano húngara Sylvia Sass, dos de los artistas vivos que más han aportado a mi alma. Rara vez ocurre que uno entra en una comunicación profunda con el entrevistado y eso me pasó con Sylvia Sass, a quien conocí por primera vez en 1984 y con la que mantengo una amistad que continúa hasta el día de hoy. Destaco de Sylvia su entrega. Ella me dijo una frase preciosa: 'Cuando canto, debo sentirme como un sacerdote al servicio de la misa'. Su devoción por el trabajo es total".
De Jonas Kaufmann -considerado una de las más grandes voces de todos los tiempos- comenta que se trata de un artista "fuera de lo común, en términos de espectro de repertorio y sensibilidad, además de un liederista de estatura histórica. En el mundo del Lied , Kaufmann emite un canto desde lo profundo. Son raras las veces que el público cae en trance y eso lo he visto en los recitales de este cantante. Sus conciertos, con un control absoluto de lo emotivo que él dosifica y administra con devoción, son verdaderas peregrinaciones a un templo. Lo que él logra, es propio de grandes artistas".
El crítico de "El Mercurio" añade que, sin duda, la pasión y sus gustos personales se cuelan en las páginas de este volumen. "Algunos pueden enloquecer con las composiciones del músico polaco Witold Lutoslawski. A mí, en cambio, me fascina la obra de Claude Debussy y de Claudio Monteverdi. Cuando quiero estar en paz, vuelvo a Monteverdi", revela.
De las conversaciones con artistas fallecidos, Juan Antonio Muñoz cita al tenor español Alfredo Kraus (1927-1999) y a la soprano Elisabeth Schwarzkopf (1915-2006). "Esta última me reveló, de manera impactante, que nunca estuvo satisfecha con sus presentaciones, que siempre podría haberlo hecho mejor y que nunca fue suficientemente buena. ¡Increíble! Sobre todo que lo diga ella que fue un modelo de un canto sofisticado y preciso. La entrevista a Alfredo Kraus resultó políticamente incorrecta. Él declaró que no había que hacer música para las masas, sino más bien para una élite de entendidos, para que luego la masa se eleve y crezca. Él fue muy crítico del fenómeno de marketing de los tres tenores. El director de orquesta rumano Sergiu Celibidache, fallecido en 1996, me dio una entrevista muy divertida donde confesó que no le gusta la ópera y si le daban a elegir entre 'Tristán e Isolda', de Wagner y la cárcel, él preferiría los barrotes".
También se explaya en la conversación con la legendaria soprano chilena Claudia Parada, quien partió a fines de 2016. "No solo abrió caminos, sino que también abordó un repertorio insólito, que muy pocos conocen. Uno asocia a Claudia Parada a Donizetti, a Verdi y a la Scala de Milán; pero ella también cantó 'Peter Grimes', de Britten; cantó 'Salomé', de Richard Strauss en su versión original, en francés; cantó 'Wozzeck', de Alban Berg y fue escogida por Gian Carlo Menotti para interpretar su ópera 'La médium'. No estamos hablando de una artista cualquiera".
Juan Antonio Muñoz confía en que "Conversaciones con la música" resulte un aporte para los jóvenes, en especial para los estudiantes del conservatorio. "Las entrevistas son muy valiosas para conocer las experiencias de vida, los consejos y la fortaleza que supone llevar adelante una carrera. Los entrevistados revelan sus exigencias y los esfuerzos para no dejar trunca una carrera artística".
Encuentro con los Amenábar
Exalumno del Colegio San Ignacio (El Bosque), el periodista titulado de la UC agradece la formación que recibió en sus primeros años estudiantiles. "A mi profesor Gilberto Ponce le debo mucho. Fui parte del coro del colegio que él dirigió y, siendo muy pequeño -en Quinto Básico- cantamos la Pasión Según San Mateo de Bach, junto a la Orquesta Sinfónica. También me ha marcado profundamente conocer a mi mujer, la soprano Magdalena Amenábar, y a través de ella, a mi suegro: el fallecido compositor Juan Amenábar (considerado un pilar en el desarrollo de la música electroacústica). Entrar a la casa de los Amenábar me abrió un mundo insospechado. Juan fue un artista de lujo, inteligentísimo, culto y abierto de mente. Escuchar con él las canciones de Liszt fue todo un aprendizaje", revela el autor de "Conversaciones con la música".
El primer concierto de música clásica al que asistió, dejó en él una huella imborrable. "Fue en 1972, en pleno gobierno de la UP. Me llevó mi cuñado al Museo de Bellas Artes. Yo era un niño y en la presentación había mucho público universitario. Dirigió Juan Pablo Izquierdo, quien en ese momento era una verdadera estrella de la música en nuestro país. La atmósfera fue irrepetible. A la salida, nos encontramos con un paro de la locomoción colectiva, así que nos devolvimos hasta la casa caminando. Fue muy especial", rememora.
-¿Qué le parece el marketing que hoy está presente en los cantantes, intérpretes y directores de orquesta?
"No me parece malo, siempre que no signifique perder lo fundamental. Lamentablemente, el marketing está diluyendo lo importante y el público más masivo difícilmente va más allá del primer impacto que genera. Es fácil quedarse en la superficie y, además, es fácil para los intérpretes buscar ese brillo superficial. Sin duda muchos músicos hoy consiguen reconocimiento masivo, pero pierden el alma, el misterio, el apelar a su interior. Todo eso se pierde con tanta parafernalia. Muchos pianistas orientales ofrecen un virtuosismo sorprendente. ¿Pero qué queda después de todo eso?".
-¿A qué artistas de las nuevas generaciones admira?
"El contratenor polaco Jakub Józef Orlinski es un artista de primer nivel. También tengo muchas esperanzas puestas en la mezzosoprano italiana Annalisa Stroppa, quien acaba de encarnar a Adalgisa en el Teatro Colón de Buenos Aires. En Chile tenemos una estrella. Me refiero al director de orquesta Paolo Bortolameolli (protagonizará la Gala El Mercurio 2019, en el Municipal de Santiago). Para mí es un crack de la música clásica, por la lucidez y la pasión con que conduce. Herbert von Karajan fue lúcido e inteligente, Leonard Bernstein, en tanto, fue pura pasión. Paolo tiene una mezcla perfecta entre la lucidez y la pasión desatada".
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