Gonzalo Cepeda y Cristofer Díaz
Cultura
El Mercurio
Francia acaba de crear el Pass culture , iniciativa que otros países como España, Italia y Argentina también han desarrollado para potenciar el consumo cultural en la población. En nuestro país, la iniciativa es solo un proyecto.
Subir a la cima de la Torre Eiffel: 14,5?; maravillarse con la Catedral de Notre Dame: 5?; recorrer el Pompidou: 10?. Esto, y mucho más, podría no tener precio, al menos para los jóvenes franceses que son parte de la iniciativa lanzada hace algunas semanas por el gobierno de Emanuelle Macron, Pass culture. Este pase contempla un bono de 500 euros para el consumo cultural de adolescentes de 18 años. En principio, son 13 mil los voluntarios que están participando de esta iniciativa, que está en periodo de prueba por seis meses.
La propuesta del gobierno francés busca incentivar y democratizar la participación cultural de los jóvenes a través de un subsidio a la demanda, que permite la compra de libros, instrumentos musicales, y asistencia a talleres y eventos culturales. La proyección es que en 2020 el pase alcance los 200 mil beneficiados.
La iniciativa de Macron no es nueva. Italia, México, Brasil, España, Uruguay y Argentina ya han experimentado la subvención cultural, a través de distintas fórmulas y con diferentes resultados.
Italia, en 2017, lanzó un programa a través de la aplicación 18app. En esta primera etapa se ha inscrito un 61% de los jóvenes italianos, pero la iniciativa no ha estado exenta de cuestionamientos. Tras un par de meses funcionando, la policía italiana dio con una estafa que involucró a tiendas asociadas con 18app, las que ofrecían 300? en efectivo a cambio de los 500? de crédito que otorgaba la aplicación. Con esto, jóvenes recibían dinero que podían gastar en lo que quisieran, mientras que los comerciantes ganaban 200? del Estado tras dicha "inversión". Además, hallaron en tiendas y plataformas como Amazon, productos de distinta índole catalogados como libros, permitiendo a los usuarios comprar teléfonos inteligentes con el bono, entre otros bienes no culturales.
En Madrid, en octubre de 2016 el municipio creó JOBO, un bono que apunta a personas de entre 16 y 26 años, el que otorga entradas gratuitas para eventos artísticos de seis importantes espacios, como Naves Matadero y la Cineteca Madrid. Con 37 mil jóvenes inscritos y una solicitud promedio de mil entradas a la semana, es considerada una iniciativa exitosa para la alcaldía, pese a las críticas que ha recibido por el número de tickets que no están siendo usados por los beneficiarios, cifra que alcanza el 25%.
En Buenos Aires, en tanto, destaca "DisfrutemosBA", una tarjeta lanzada a fines de 2018 por el gobierno de la ciudad que busca beneficiar a 36 mil adolescentes de educación secundaria. La iniciativa contempla la entrega de 250 pesos argentinos ($11.000 chilenos) al mes, los que pueden ser usados en bienes o eventos.
Solo un proyecto
En el primer mandato de Sebastián Piñera se propuso el "vale cultura". El proyecto consistía en proporcionar a la población joven y trabajadores la posibilidad de acceder a ciertos bienes culturales. Estudios de factibilidad demostraron que la propuesta no era viable.
El entonces ministro del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes -organismo previo a la existencia del Ministerio de las Culturas- y actual diputado, miembro de la Comisión de Cultura de la Cámara Baja, Luciano Cruz-Coke, explica que pensaron el beneficio para "la gente joven que egresa de la enseñanza media, darles hasta cierta edad el acceso a algunos bienes culturales. Pero la verdad, es que el costo era muy alto y se hacía difícil de experimentar".
Pese al rechazo de entonces, en 2017 Sebastián Piñera volvió a presentar el proyecto entre sus propuestas culturales para un nuevo gobierno. En el programa se lo detalla como un "vale cultural para cada joven que cumpla los 18 años, que permita financiar el 50% del costo de cada bien o servicio cultural que se adquiera con el vale".
El presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Marcelo Díaz, señala que encuentra positiva la iniciativa, "pero siendo complementaria con otras medidas" y recalca que es "necesario aumentar la oferta" rentabilizando la inversión que se ha hecho en infraestructura.
Para Cruz-Coke, la iniciativa "tiene una serie de dificultades. La idea requiere un trabajo más amplio y, tal vez, habría que probarlo como piloto en algunas partes del país para ver cómo funciona".
Pero aún no hay certeza de que el proyecto se implemente. Desde el Ministerio de las Culturas, el subsecretario de las Culturas y las Artes, Juan Carlos Silva, señala que "se creó la Unidad de Programación Artística y Formación de Públicos, para evaluar estrategias como el 'vale cultura'. Para la misma unidad se realizará una implementación piloto, que considera la revisión de experiencias recientes como la que se ha llevado a cabo en Buenos Aires".
En cuanto a las trabas, Silva detalla que "es importante determinar cuál es el público objetivo más propicio para esta iniciativa, y cuál es el tipo de oferta a la que se podría acceder a través de este instrumento y visualizar la manera en que a la larga se contribuya a generar un hábito entre las personas que lo empleen".
Y respecto de las fórmulas, el subsecretario indica que "queremos acercarnos de mejor manera a los resultados exitosos que ya se están tratando de conseguir en Francia, con un programa piloto".
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