Romina de la Sotta Donoso
Cultura
El Mercurio
Hace cien años, la hermana menor de Enrique Soro estaba en la cúspide de su carrera. Fue una de las primeras chilenas en grabar para el sello Victor, y compuso obras que hoy se están recuperando.
Tal como Fanny Mendelssohn fue una gran música opacada por su aun más célebre hermano, Félix Mendelssohn, en Chile hubo un caso similar: Cristina Soro Barriga (1886-1967).
Hermana menor de Enrique Soro, Premio Nacional de Música, fue una afamada soprano y también una talentosa compositora. Su legado recién ahora empieza a rescatarse, ya que el Archivo de Música de la Biblioteca Nacional recibió la donación de cinco álbumes y 50 partituras sueltas de la cantante penquista.
"Los materiales estaban muy bien cuidados en la casa de la nieta de Cristina Soro, y eso demuestra que ella valoraba enormemente el trabajo de su abuela", dice Cecilia Astudillo, jefa del Archivo de Música.
La donación fue realizada por una profesora de canto de la bisnieta de la soprano, a quien la familia le entregó la custodia del legado. "Ella se dio cuenta del gran tesoro que es esto, y de su trascendencia para la música chilena, y fue trayéndonos el material, a pulso", relata Astudillo, y explica que "es importante recibir esta donación porque Cristina Soro fue una música invisibilizada en la sociedad de fines del siglo XIX y comienzos del XX. El país está en deuda".
En el estudio del material ya está trabajando la musicóloga Fernanda Vera Malhue, quien destaca que "Cristina Soro fue ampliamente reconocida como cantante; era considerada una soprano dramática notable, y suscitó el mayor fervor del público a lo largo del país y en el extranjero, especialmente en México, Cuba, Argentina, Estados Unidos, España e Italia".
Cuenta que la llamaban "La Patti chilena", por el parecido de su voz con la de la diva italiana del fonógrafo Adelina Patti.
Asimismo, dice, fue una pionera discográfica; grabó para el sello Victor en Chile y en Nueva York: "Fue una de las primeras chilenas en registrar su voz en grabaciones comerciales. De hecho, una interpretación suya de 'Estrellita' se conserva en la página online de registros sonoros del Congreso de EE.UU.".
-¿Cómo afectó su carrera haber sido mujer?
"Más que nada en el comportamiento esperado para una mujer burguesa. Cristina se casó con Carlos Baltra del Canto y tuvo dos hijos. Los primeros diez años del matrimonio se dedicó a la crianza, acorde con la construcción de género de las mujeres de su época y círculo social, quienes debían cuidar el pudor y el honor familiar, y no exponerse demasiado en público. Posteriormente, desde 1916, y por influencia de su hermano Enrique, quien la acompañaba al piano, comenzó a desarrollar una carrera como cantante".
Su composición que más ha circulado es "Vals Brillante", Op. 12, que le dedicó a su hermano Enrique. "Esta pieza demuestra un gran dominio técnico y mucha riqueza en la armonía. Desde que fue redescubierta, ha sido interpretada por varias pianistas chilenas", dice Fernanda Vera. La donación incluyó también el manuscrito de su vals para cuarteto de cuerdas y piano "Dolce Carezza".
"Su corpus como compositora es de unas 14 piezas, pero del resto no sabemos nada, posiblemente están perdidas", reconoce la musicóloga. Ni siquiera existe la partitura de "Vogando. Canción Chilena", que la soprano grabó para Victor en 1917.
"Sin embargo, cualquiera que escucha sus obras, se reencanta con un pasado que nos fue negado sistemáticamente por las construcciones historiográficas. Su legado presenta una belleza indudable, y un manejo técnico propio del melodismo romántico muy delicado y con gran equilibrio", cierra Vera.
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