El Mercurio
Entre instalar un hipermercado y desarrollar un polo cultural a partir del arte callejero, los dueños de la ex curtiembre de barrio Franklin eligieron lo segundo. Los cambios ya son visibles.
Por Juan Rodríguez M.
El barrio Franklin alguna vez fue el límite sur de Santiago, el mundo del matadero y la curtiembre. En este último lugar funciona hoy, y desde los 80, el persa Víctor Manuel, ubicado en el cuadrante que forman la calle homónima, Placer, San Isidro y Bío Bío, y cuyos muros exteriores muestran obras de algunos de los más importantes muralistas chilenos: Mono González, Agotok, Inti, Daniel Marceli, entre otros.
En el interior, alrededor de 700 locatarios venden y revenden libros, antigüedades, cachureos, muebles, películas e instrumentos musicales, solo por mencionar un pequeño fragmento. El lugar tiene, aproximadamente, 24 mil metros cuadrados, en dos niveles: el primer piso, el que todos los fines de semana recorren cientos de personas, con 17.500 m2 el segundo, abandonado, en desuso, con 6.500 m2 ... Sí, 6.500 m2 de arquitectura industrial -nueve galpones- sin uso en el alma del persa Bío Bío.
Hasta ahora, pues existe un plan de activación cultural cuyo norte (o sur) es "habitar" el recinto, según explica el gestor cultural y curador Sebastián Cuevas, quien lidera el proyecto.
Un hipermercado se interesó en el lugar, pero, dice Cuevas, los dueños apostaron por potenciar la lógica del persa. No es filantropía, pero sí economía que entiende su contexto. Con proyectos a corto, mediano y largo plazo, "que permiten aproximarse a una recuperación integral de este espacio en términos físicos, sociales, culturales y económicos".
Café y música
Hasta ahora se han realizado intervenciones en el primer nivel: se cambiaron las cubiertas, se mejoraron las redes de electricidad en los locales y se habilitó la plaza central, que hace de antesala al recinto donde funcionaba la curtiembre; ahora hay un café y se hacen "Tardes de música". Además, todavía en el primer nivel, el artista Basco Vazko intervino el cielo abovedado de uno de los galpones en uso, con un mural de 700 m2 que rescata la iconografía, formas y colores del persa.
En el galpón contiguo se abrirá en marzo La Curtiembre, una galería de arte urbano. La idea es construir un circuito: a los murales del perímetro y el de Basco Vazko, el viernes se sumó uno en el techo del lugar. Son 500 m2 pintados por el muralista Cekis que, en el mediano plazo, se convertirán en una suerte de plaza en altura, con visitas guiadas (hubo una ayer), en la que también se podrán realizar eventos.
El plan incluye una faceta gastronómica, con la apertura de restaurantes en el perímetro del persa, en las calles Víctor Manuel y Bío Bío. Ya se inauguró un restaurante de comida francesa, otro de comida thai y una sanguchería, que se sumaron al restaurante de comida peruana que ya estaba. "No se desplaza a nadie, sino que se integran actividades", destaca Cuevas.
Frontera que habla
Desde el techo se logra percibir la dimensión del persa, su emplazamiento a pocas cuadras de dos estaciones de metro, rodeado de edificaciones de baja altura, que contrastan con los gigantes que se ven casi en los 360 grados de horizonte. Es un hito y un límite, como lo grafica el mural de Cekis: se llama "Borde sur" y sus líneas entrelazadas imaginan rejas, bordes y fronteras: "Usé colores fuertes para contrastar con el entorno, que tiene un color viejo", explica el artista, "aquí hay una frontera que habla".
Aunque se está invitando a artistas, y se espera ocupar el segundo nivel con una segunda galería, espacios para eventos y para trabajo cooperativo ( coworking , en inglés), la idea no es gentrificar o aburguesar el persa. "Esto no es un centro experimental de arte", advierte Cuevas. De hecho, están trabajando con gestores y locatarios del lugar, e incluso se firmó un convenio con Arquitectura UC, gracias al cual se está realizando un taller en el lugar, del que saldrán propuestas de recuperación.
La información sobre las actividades está en el Instagram @persa_victor_manuel y también en el Facebook Persa Víctor Manuel.
"La apuesta es convertir al Persa Víctor Manuel en un polo cultural del sector sur", dice Cuevas. "Producir nuevas imágenes desde acá".
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