martes, febrero 27, 2018

Todos los diálogos improvisados de Ramiro Molina

El Mercurio

El guitarrista presenta cinco grabaciones.
Trabajos cara a cara con el noruego Frode Gjerstad, el argentino Luis Conde y una serie de cultores chilenos dan cuenta del interesante momento de la "composición en tiempo real". 

Por IÑIGO DÍAZ

"Me interesa observar el concepto de 'obra abierta', propuesto por Umberto Eco. Ahí la obra no es de ninguna manera fija: se construye sobre factores variables y relaciones móviles", explica el guitarrista Ramiro Molina, un músico chileno que ha estado permanentemente dentro de esa turbulencia que se produce entre la obra fija y la obra variable; dicho de otra forma, entre la partitura y la improvisación.

Si bien se consolidó como cultor de la música improvisada en el año 2000, pasó un largo período de silencio discográfico. Hoy está concentrado en dotar a la música improvisada de registros fonográficos, pese a que su esencia dice que se trata de una música para ser oída en el "aquí y el ahora". El resto será silencio.

"Hoy grabo todo lo que hago. Hay cosas que ni siquiera las podemos publicar porque es muy difícil, pero muchas otras están apareciendoen sellos como el inglés FMR o aquí, en Chile, por Anacrónico Discos", señala.

Y en sintonía con ese pensamiento, Molina presenta cinco títulos de su último período de trabajo, todos en un diálogo bilateral con colaboradores, músicos de improvisación y cultures afines, como el saxofonista noruego Frode Gjerstad, uno de los grandes nombres de la llamada "segunda generación de improvisadores europeos", la que sucede a los clásicos modernos: Derek Bailey, Evan Parker, Peter Brötzmann.

Con Gjerstad trabajó tras su visita a Piso 3, escenario consagrado a la música improvisada, fundado por Molina y otros músicos en 2010. El disco "Unseen seas" llama la atención por las texturas logradas en ese vínculo de la guitarra eléctrica y el saxofón, genuinas improvisaciones libres.

Ese registro dio pie entonces para una ampliación de la serie, cuyas grabaciones están en estrecha comunicación y dinámica interacción entre los improvisadores. Con el saxofonista Luis Conde, otro de sus cercanos colaboradores extranjeros, Molina realizó dos trabajos. El disco "Subitáneo" fue grabado en Buenos Aires, mientras que "Atractor extraño", en Santiago. "Curiosamente, este último se trata de un disco de composiciones. Es una excepción. Pero en ningún caso pienso que la partitura y la improvisación estén reñidas. Ahí está, otra vez, el concepto de obra abierta".

Finalmente, el guitarrista editó trabajos con improvisadores chilenos, primero con Lorenzo Román, en un dúo de guitarras eléctricas para el disco "La bastardilla es nuestra", y luego con la contrabajista Amanda Irarrázabal, en "Sizigias", álbum de doble extensión dada la cantidad de material de alta calidad que se reunió.

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