lunes, diciembre 03, 2018

Tsonami convierte a Valparaíso en una gran caja de resonancia

El Mercurio

Festival de arte sonoro toda la semana en el puerto,
En su duodécima edición, artistas de cuatro continentes se reúnen en el puerto para explorar el sonido y proponer escuchas. 

IÑIGO DÍAZ
Olvidado, deteriorado e invisibilizado, el esplendor del Hotel Royal es parte de la memoria histórica y la nostalgia en Valparaíso. En calle Esmeralda, a medio camino entre la Plaza Aníbal Pinto y el Reloj Turri, ese edificio en ruinas se encuentra en proceso de recuperación patrimonial. Será, además, un espacio para los artistas sonoros del festival Tsonami, que comienza hoy.

Con 12 ediciones en el puerto, Tsonami es un hito en este campo de la creatividad, la investigación y la experiencia de la escucha del sonido. En este encuentro, que dura hasta este domingo, se reúnen exponentes de las artes plásticas y visuales, las letras, la música y la experimentación.

"El Hotel Royal es uno de los espacios de apertura en Valparaíso. No sabemos lo que va a pasar allí durante la inauguración. Eso es parte de los riesgos que estamos tomando: pedimos a los artistas que crearan obras para ese edificio. Puede que fallen, pues nunca han sido testeadas", dice Fernando Godoy, director del festival.

Se refiere a las "activaciones sonoras". Habrá una serie de ellas en simultáneo en dependencias del Royal, donde el público podrá recorrer salas y salones. Son conciertos de música experimental e instalaciones sonoras. "Cada visitante elige su concierto", define Godoy.

"Hemos radicalizado el enfoque: el sonido está en todas partes y la escucha del sonido es múltiple. Tsonami es mucho más ahora un espacio de experimentación y libertad creativa que busca innovar en la forma de presentarse a los públicos, considerando el contexto urbano y social de Valparaíso", señala Godoy.

Un laboratorio porteño

Así, además de los conciertos, las transmisiones radiales, las instalaciones, las residencias de artistas y el seminario "Territorios sonoros", el programa se desborda hacia la ciudad completa. "Valparaíso opera como un laboratorio. Todas sus capas son lugar para las investigaciones del sonido y su escucha", expone Godoy sobre esta caja de resonancia de escala urbana.

Y por eso Tsonami tiene obras e intervenciones como "Escuchar puede ser andar en bicicleta", de los argentinos Javier Bustos y Florencia Curci, una ruta pedaleable con dispositivos que permiten escuchar los sonidos del suelo porteño. También está "Sapo", del mexicano Félix Blume, una investigación a modo de partitura sobre las anotaciones y los gritos de los famosos coordinadores en terreno de la frecuencia de las micros; o "Perro parlante", de los chilenos Sebastián Escalona y Raúl Díaz, que a través del sonido problematizarán las condiciones de precariedad, abandono y pobreza de estos habitantes de la ciudad.

Programación en Tsonami.cl.

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