El Mercurio
La artista canadiense llegará a Chile el próximo 4 de mayo para presentar su último disco, "Turn up the quiet", con el que regresa a sus interpretaciones de jazz tradicional.
Por Patricio Zenklussen Franco
"Tengo muchísimas ganas de estar de vuelta ahí. Ha pasado demasiado tiempo", dice al teléfono desde Canadá con tono de alivio Diana Krall. La tres veces ganadora del Grammy llegará a Chile por cuarta vez el próximo 4 de mayo para presentar su más reciente trabajo, "Turn up the quiet", esta vez sobre el escenario del Teatro Caupolicán.
Para este álbum, la cantante y pianista canadiense suspendió su travesía por territorio pop, que había empezado en 2015 con "Wallflower", donde interpretó canciones de Bob Dylan y Elton John, y volvió a sus raíces musicales en el jazz tradicional.
"Lo hice porque existe una lista de músicos y obras que forman un gran lienzo sobre el cual artistas como yo podemos intepretar con libertad armónica y lírica", explica a "El Mercurio".
"No fue por una cuestión de nostalgia, sino porque son piezas eternas", agrega Krall, antes de soltar una risa: "Además, canto standards porque no puedo escribir mejores canciones que esas".
La artista, que es una fanática del pasado del género -al punto de haber desarrollado gran parte de su carrera con interpretaciones de ese repertorio-, también se muestra segura acerca de su futuro: "El jazz siempre está moviéndose adelante y hay muchos músicos jóvenes que lo confirman".
Según plantea, es una música que siempre mira hacia el futuro. "Es una evolución constante y espontánea", agrega.
Adelantando lo que será su próximo espectáculo en el país, Krall se toma el tiempo de presentar a su banda: "Es un grupo de artistas realmente único: Karriem Riggins, del supergrupo August Greene, tocará la batería y Stuart Duncan, que ha grabado con Yo-Yo Ma estará en el violín. Anthony Wilson, que ha colaborado con Paul McCartney en la guitarra y Robert Hurst, que es profesor de la Universidad de Michigan, en el bajo".
"La verdad es que no sé por qué tendría que estar ahí -dice entre risas-. Vayan a verlos a ellos".
Ya dejando las bromas de lado, Krall se anima a invitar: "Me siento muy bien acompañada, y lo mejor es que cuando tocamos juntos nos conectamos y logramos traspasarlo a la gente".
Y concluye: "Es nuestro trabajo, pero realmente tratamos de darle a la gente algo con sentido y transmitirles cariño y sentimiento".
La partida de un amigo
Unos meses antes del lanzamiento de su disco, Diana Krall se enfrentó al fallecimiento de su histórico productor e íntimo amigo, Tommy LiPuma. Hoy, a poco más de un año de su partida, la artista se anima a expresarse al respecto: "Agradezco poder hablar de esto. Fue muy duro, muy doloroso. Trabajé con él en 12 de mis 15 discos y aprendí muchísimo de él. Pero ahora que lo pienso, creo que hay que seguir adelante con su legado. Yo pude estar con quienes crearon este arte, y ahora me he propuesto darle esa oportunidad a nuevos músicos".
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