El Mercurio
No importa si durante el día ejerces una profesión "tradicional" o si no tienes dinero para financiar un disco: hoy, para hacer música lo que más importa tener algo poderoso que decir. Así lo viven estas siete solistas sub-35, que desde el computador de su pieza, con una radio casete o incluso cantando en las micros, encontraron la forma de hacer que miles escuchen sus canciones.
Por Josefina Tenorio y Magdalena Andrade
GABIGAR (29):
MÁS ALLÁ DEL TRIUNFO EN VIÑA DEL MAR
Gabriela Pulgar -Gabigar- se dio una vuelta larga antes de decidir que lo suyo era la música. El primer desvío lo hizo cuando eligió carrera, porque a pesar de haber cantado desde niña, eligió lo "tradicional": Fonoaudiología.
No había salido aún de la carrera cuando "enmendó" el rumbo: en 2011 se presentó al programa de Chilevisión "Talento Chileno" y llegó a la final. Pero vino un segundo desvío, cuando le ofrecieron participar en Miss Chile para Miss Mundo. Ganó, fue a competir a la final -en el que obtuvo el primer lugar en la competencia de talentos- y luego se fue a vivir durante ocho meses a Londres, donde trabajó como coach de pasarela y expresión oral en una agencia de modelos, a la vez que un productor inglés comenzó a prepararla para convertirse en "la nueva revelación: la cantante miss".
Pero a Gabigar le dio vértigo el solo pensar que su nombre estaría emparentado para siempre a "reina de belleza". Entonces hizo sus maletas, volvió a Chile y coqueteó nuevamente con la TV: en 2013 hizo el programa de aventuras extremas de TVN "Odisea". Aunque tampoco eso era lo que quería.
Luego de esa experiencia, pensó: "Si no es ahora, no es nunca" y se enfocó en la música: hizo un crowdfunding para grabar su primera placa, "Transparente", con canciones pop, rock, folk e indie, letras suyas -que hablan de amor, de feminismo- y composición junto al productor Nicolás Quiroga. Juntó cinco millones de pesos, grabó el disco, empezó a sonar en Spotify y junto a eso llegó la oportunidad de representar este año a Chile en la Competencia Internacional del Festival de Viña del Mar, que ganó con la canción "Cobarde".
Pero su carrera está dando pasos mucho más allá de Viña. Ahora una de sus canciones -la preciosa "Vives en la luna", dedicada a su hermano menor, que se encuentra dentro del espectro autista- es parte de "Soltera otra vez 3". Y el futuro le depara una posible gira internacional.
-Si revisas las carreras de mujeres, la perseverancia ha sido lo principal en sus logros (...) Las mujeres en música que uno ve hoy han luchado tres, cuatro, cinco años para llegar donde están -dice ella.
LIA NADJA (28)
LA REBELDÍA DE LA MÚSICA
-En mi casa son todos ingenieros y científicos, pero mi mamá me empujó al mundo de la música porque era muy rebelde en la adolescencia. Ella se dio cuenta de que la música era mi mundo porque era lo más constante que había en mi vida -cuenta Lia Hernández -Lia Nadja- riendo. Pero aunque aprovechó ese espacio que le habían dado en su familia para tocar en distintas bandas, su vida dio un giro a los 16 años, cuando quedó embarazada de su primer hijo. Desde ese momento pasó a ser solista, y su sonido, una experimentación de su guitarra y una radio casetera.
-La maternidad es algo que me llegó de golpe. Me sentía como en un claustro, entonces la música electrónica me sirvió para conectarme con esa parte joven que tenía, porque estaba viviendo situaciones que no les pasaban a mis amigos -recuerda.
Además de tener entre sus referentes a la cantante de folk Sibylle Baier y a la japonesa Aoki Takamasa, Lia busca nuevos sonidos a través de las plataformas de streaming y comprando casetes que por su antigüedad ya no tienen el nombre de su artista en los costados.
-Escucho mucha música aleatoria que me sirve para tomar pedazos pequeños para hacer un sample -relata. Hoy su música puede escucharse en YouTube y en la tienda de música online Bandcamp, donde cuenta con 10 discos, el último de ellos publicado en enero de este año. Y la semana pasada estuvo en el Festival Ruidosa. -La plataforma de internet me parece increíble, porque es la forma de ampliar mi música. Pero igual soy un poco arcaica en algunas cosas, porque las redes sociales me superan un poco por el bombardeo constante que suponen -dice.
DULCE Y AGRAZ (19)
LOS CONTRASTES DEL FOLK
-Mi mamá siempre me decía que la vida tiene de dulce y agraz. Y esa frase me hizo mucho sentido con mi música, porque yo tengo letras muy nostálgicas, pero uso melodías muy alegres -dice Daniela González para explicar su nombre artístico.
Partió componiendo a los 12 años con un teclado y una grabadora de casete y luego integró por unos años una banda de Concepción, hasta que decidió emprender rumbo en solitario.
-Al principio es súper difícil, porque nadie te cree mucho a los 16 años y siempre está el estigma social de que como músico uno se muere de hambre -confiesa Daniela, quien también estuvo en el Festival Ruidosa. De hecho, para ella un momento crítico en su carrera musical fue cuando salió de Chile por primera vez, y fue testigo de la discriminación que existía contra las mujeres en la industria.
-Sentí que siempre iban a poner a un hombre por delante de mi trabajo. Fue terrible darme cuenta. Pero después pensé que ese obstáculo, al ser solista, no lo voy a tener cuando esté componiendo, porque no va a haber nadie diciéndome qué está bien o mal -dice.
Para Dulce y Agraz, que tuvo un exitoso paso este año por Rock en Conce, la clave de su carrera está en las redes sociales, la cercanía con su público y la expansión que estas le han permitido darle a su música.
-Sin ellas no soy nada. Mis primeras canciones las subí a internet y siempre estoy actualizándome en las nuevas formas de comunicar -cuenta.
NATALIA NORTE (31)
AL SON DEL ELECTRO FOLCLÓRICO
A diferencia de los músicos tradicionales, hasta hace un par de años Natalia Zerega -o Natalia Norte- no tocaba ningún instrumento.
-Cuando componía, partía escribiendo sobre lo que me estaba pasando y después se me ocurrían ritmos en la cabeza. Esos los trabajaba en programas especiales para hacer música. Con el tiempo tomé el piano y la guitarra -confiesa esta artista, que formó parte de Ruidosa.
Nacida y criada en Iquique, en sus canciones se reflejan los ritmos folclóricos del Norte -de ahí su nombre artístico-, que mezcla con ritmos electrónicos y bailables. Su álbum debut, "Corro con lobos", fue lanzado en 2016 y ahora trabaja en su segundo disco, producido en Toronto.
-Este nuevo trabajo va a tener ese soul canadiense, pero sin dejar la quena y zampoña. Me gusta jugar con sonidos netamente nortinos y cambiarlos, que por ejemplo suene el mar por debajo de toda la canción -cuenta la artista, quien tiene entre sus referentes a Nina Simone, Erykah Badu y Camila Moreno, y asegura que las mujeres siguen siendo discriminadas.
-La música siempre ha estado dominada por hombres -dice-. Es cosa de ver los festivales que se hicieron en verano. La gran mayoría de los artistas son masculinos. Y eso hay que cambiarlo.
DANIA NEKO (32)
UNA RAPERA SOCIAL
Dania recuerda que su primer acercamiento al hip hop lo tuvo en el colegio, y vio en la música, una forma de dar su opinión política y su discurso crítico.
-Componer fue una forma de dar marcar mi postura. Desde ahí se arma mi discurso que sigue hasta el día de hoy -dice.
Su disco debut, "Depura" (2015), mezclaba influencias de bossa nova, música folclórica y hip hop. Hoy divide su tiempo entre la composición de su nuevo proyecto y su labor como psicóloga en un programa de vulnerabilidad social en Quinta Normal, trabajo que tomó luego de descubrir que no disfrutaba viviendo de la industria musical. -El ritmo me hizo matar la magia que sentía por la música. Yo la usaba porque tenía ganas de expresarme y crear. Pero al final, la fuente para hacer plata es tocar en vivo y yo soy muy selectiva para eso: no me gusta tocar en bares y la constante vida nocturna -dice sobre una realidad: hoy es muy difícil vivir solo de la creación artística.
Como parte de la generación millennial, Dania ha vivido el cambio de la industria musical que pasó del casete a los CD para terminar en el streaming. Por eso, ha tenido que ir cambiando su relato para acercarse mejor a su audiencia.
-Lo repentino y breve del momento en que uno está vigente dentro del mundo de la música hace que ahora haya que acotar y simplificar. Y eso es un desafío porque tienes que llegar a una sociedad que está siendo constantemente bombardeada de información. Por eso los mensajes tienen que ser más claros -dice.
ASTRID CONSENTIMIENTO (32)
UN ESTILO DE VIDA
De cantar en micros a cantar en bares. De cantar en bares a cantar en el programa de talentos "The Voice". De llegar a la semifinal en "The Voice" a ganar la Competencia Folclórica del último Festival de Viña: la vida artística de Astrid Veas -Astrid Consentimiento- ha estado llena de experiencias extremas, especialmente luego de que, después haber iniciado su carrera en el programa "Rojo", y de haber trabajado varios años como cantante de casinos, decidiera hacer un alto: deshacerse de su auto, de la ropa cara y de las comodidades para buscar inspiración para hacer sus propias creaciones. Todo eso le dio inspiración para escribir una canción sobre qué pasa con la vida cuando todo es mirar al celular y no mirar a los ojos: "Mundo al revés", que presentó tres veces al Festival de Viña. Este año ganó -no solo el premio a Mejor Canción, sino también a Mejor Intérprete- y, con eso, tuvo un espaldarazo a su estilo una fusión entre pop, rock y folclor que la tiene ahora preparando su primer disco.
Hoy, su trabajo se puede escuchar en Spotify, en YouTube y en tocatas que tiene durante los próximos meses. Atrás, bien atrás quedaron sus comienzos, cuando una persona del medio televisivo -recuerda- le dijo que qué lastima que hubiera nacido mujer, porque le costaría tener éxito. -Me dijo que acá las mujeres eran loquitas por los cantantes hombres, pero no van a conciertos de mujeres. Eso me pesó muchos años. Ahora tengo otras aspiraciones, fe en que, así como llegaron dos gaviotas a mis manos, lo demás llegará.
VALENTINA NOVALES (19)
UN HALLAZGO 'LO-FI'
Valentina usa la grabadora de su celular para captar el ruido del motor de una micro, el aleteo de una mosca o el sonido del teclado de un computador. Y cuando llega a su casa, convierte esas capturas en una pista musical a la que, en el computador de su pieza, le agrega voz, guitarra y una letra inocente, que habla del chico que conoció en el paradero, o una rabiosa, sobre la angustia que le provoca saber de un ataque homofóbico.
-Empecé haciendo esto como una especie de diario de vida. Ahora hago canciones que pueda sentir un hombre, una mujer o un extraterrestre -cuenta Valentina, estudiante de primer año de Fonoaudiología, sobre esta faceta musical que comenzó como una forma de desahogo y que terminó convertida en un pequeño fenómeno cuando un amigo músico le sugirió, hace un par de años, subir sus canciones a SoundCloud. De ahí en adelante, el reconocimiento de otros artistas de la escena indie fue inmediato: muchos vieron en ella a una genuina exponente de la estética musical lo-fi, que se caracteriza por sonar muy poco producido, natural y hasta "sucio". Todo, por cierto, muy poco "calculado" por ella, quien graba así porque no tiene otra forma de hacerlo en su casa.
Lo cierto que a Valentina Novales, quien confiesa que nunca le interesó demasiado la religión, pero durante años asistió al grupo musical de la iglesia solo para aprender a tocar guitarra, tampoco le interesa demasiado convertirse en una "artista que busca un disco". Ella prefiere seguir como está: grabando en su casa, subiendo su trabajo a SoundCloud y tocando en vivo en distintos encuentros, sola o acompañada de los músicos de la banda lo-fi Gemelo Parásito.
-No me siento una artista en el sentido de la figura pública -dice ella-. Expongo mi música, pero no a mí. Me entusiasma el proceso de grabar un disco, pero no el efecto secundario: uno tiene que ajustarse a eso, definirse, tocar la guitarra de cierta forma, y yo no quiero limitarme. Quiero grabar en mi casa y equivocarme, que se me corte una cuerda. Sonar así.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario