El Mercurio
Colombina Parra asegura tener un poder de 2001 con el mandato de su padre para crear la fundación y de hecho ya la constituyó. Mientras, sus hermanos mayores Catalina y Alberto rechazan el proyecto y su abogado plantea que "la integridad del legado del poeta está bajo amenaza".
Roberto Careaga C.
El pasado 5 de septiembre, la casa de Nicanor Parra de Las Cruces estuvo abierta para la comunidad. Era parte de la celebración del primer cumpleaños del poeta tras su muerte y contempló varias actividades culturales en el balneario. Entre los preparativos, ordenar la casa fue decisivo, pero no fue un trabajo de última hora: en los últimos meses, Colombina Parra y Cristóbal "Tololo" Ugarte, hija y nieto del escritor, respectivamente, han estado supervisando el ordenamiento y clasificación de los bienes que dejó Parra. Lo que, entre otras cosas, también se ha traducido en renovar su casa de La Reina. Las labores se enmarcan en un proyecto mayor, crear la Fundación Nicanor Parra. La idea ya está en los ajustes finales, pero una parte de la familia podría obstaculizar el plan. Los hijos mayores del autor, Catalina y Alberto, no han entregado su consentimiento para la fundación.
"No puede haber ninguna fundación que lleve siquiera el nombre Nicanor Parra sin consentimiento de todos los herederos. Mientras no haya un acuerdo, ningún 'cuaderno' o 'artefacto', ningún derecho de autor y, en general, ningún bien puede ser adscrito a una fundación simplemente porque la ley lo prohíbe", dice a "El Mercurio" el abogado Jorge Meneses, parte del estudio Grasty Quintana Majlis y Cía., quien representa a Catalina y Alberto Parra desde poco después de la muerte de su padre, el 23 de enero pasado. Si tomaron su representación es porque han tenido diferencias tan radicales con el resto de los herederos de Parra, que en junio pasado presentaron una demanda civil solicitando la nulidad del testamento de su padre, que designa a Colombina como albacea de la herencia.
Presentada dicha acción legal, la relación entre los hijos de Parra ha estado dividida: representados por el abogado Luis Valentín Ferrada están los hermanos Juan de Dios Parra, Ricardo y Ana Francisca, junto a Colombina, no solo albacea en el testamento, sino heredera de "la cuarta de mejoras y la cuarta libre" -que en total le entrega el 58,33% del patrimonio-. Ella, sin embargo, habría cedido esos privilegios a la fundación. Por el otro lado, Catalina y Alberto, actualmente en Estados Unidos y Noruega, respectivamente, tienen a su abogado apuntando a Colombina: tras solicitar la nulidad del testamento, el abogado Jorge Meneses sostiene que "no hemos tenido comunicación alguna de la supuesta albacea, ni de las labores de inventario o resguardo patrimonial que entretanto no se declare la nulidad del testamento le correspondería cumplir".
La fundación de Parra
Ante los cuestionamientos a la labor de inventario, el abogado Luis Valentín Ferrada asegura que ya está "completamente concluido, y como todo el país sabe, lo realizó la Universidad Católica. Fue muy riguroso y está hasta el último alfiler". Y ante el reclamo del abogado de Catalina y Alberto, de que no habría mostrado los avances, sostiene que "bastaría que me lo hubieran pedido".
Pero hay algo más de lo cual Alberto y Catalina no están informados: que en 2001, cuando tenía 87 años, Nicanor Parra le entregó un poder a Colombina para que llevara adelante una fundación con su nombre. Así lo cuenta Ferrada, y de hecho, la Fundación Nicanor Parra ya ha sido constituida y están en los últimos pasos legales. Para tales efectos, informa el abogado, Colombina cedió a la fundación los derechos hereditarios que Nicanor le dejó expresamente -la cuarta libre y cuarta de mejoras-, quedándose solo con lo que le corresponde como hija (un sexto del patrimonio).
"Lo que Colombina está haciendo como apoderada de Nicanor Parra, con independencia del testamento y en virtud de este poder del año 2001, es proceder a la creación de la fundación y dotarla de los medios para que pueda funcionar. En esto no lleva ningún privilegio ni aspira a tener un peso más de lo que le corresponde como heredera normal", asegura Ferrada.
Estos hechos, según Ferrada, anulan los cuestionamientos que hace la representación legal de Catalina y Alberto a la fundación. Pero el abogado Jorge Meneses sostiene que "de existir un mandato como aquel, se extinguió luego de que don Nicanor falleciera".
Acciones contra Colombina
Actualmente, las relaciones entre las partes están congeladas. El abogado Jorge Meneses sostiene que lo que viene será en tribunales: informa que se han interpuesto acciones legales para que Colombina entregue detalles sobre su gestión con el legado del poeta y también otra para que las casas de Parra sean desalojadas por cualquier residente. Y añade algo más sobre la fundación: "Ellos no nos han llamado, no han propuesto nada, y comprenderá que luego de haberse confabulado nada menos que un testamento, actualmente no hay confianzas. No es el momento de hablar de gestiones de legados, ni de museos o fundaciones".
-¿Por qué se les hizo necesario pedir a la justicia el detalle de la gestión de albacea de Colombina?
"De acuerdo a información fidedigna que hemos recibido por otros medios, Colombina no está cumpliendo su rol aparente de albacea. Doña Catalina y don Alberto no están disponibles para esta injusticia, no quieren que los pisoteen y que los mismos que siempre vivieron a expensas de don Nicanor lo sigan haciendo, y menos aún armando testamentos o escondiendo bienes. La preservación e integridad del legado de don Nicanor, en este ambiente de conflicto y de ocultación, claramente está bajo amenaza, y por ello es que, además de la nulidad del testamento, se ha hecho necesario iniciar otras acciones judiciales y, en este contexto, ya hemos solicitado la guarda y aposición de sellos (cierre con llave) para las casas de La Reina y Las Cruces. Colombina debe rendir cuenta de todo lo que ha hecho y, con mayor razón, de todo lo que ha dejado de hacer".
-¿Por qué pidieron que se cerrara la casa de La Reina?
"Aquí, independiente del ideal de preservación de la obra de don Nicanor, entretanto no haya un acuerdo entre los herederos, no hay ninguna razón para que un grupo familiar utilice la casa de La Reina. Esta casa estuvo prácticamente abandonada, y quienes tuvieron la responsabilidad de cuidarla facilitaron que entraran personas extrañas, que robaron mucho, que la desvalijaron de manera importante. Fue de esta misma casa que muchos de los denominados 'cuadernos' de don Nicanor fueron sustraídos para venta a coleccionistas y terceros. Incluso, el hijo menor de don Nicanor, Juan de Dios, reconoció que vendió cuadernos y papeles de su padre. Es inexplicable que todo aquello haya ocurrido a los ojos de quienes hoy dicen ser los guardianes del legado material de don Nicanor".
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