El Mercurio
El folclorista y compositor, quien formó parte de Los Cuatro Cuartos, repasa su historia que incluye divertidos recuerdos, desde Don Francisco a Julio Iglesias.
JOSÉ VÁSQUEZ
Fue una amiga suya, la historiadora Myriam Duchens, cuenta Willy Bascuñán, la que lo instó a vaciar su vida musical en un libro para que quedara como un relato en primera persona de uno de los protagonistas más relevantes del folclore chileno.
Bascuñán tomó nota y comenzó a hacer memoria. El ex integrante de Los Cuatro Cuartos, el grupo vocal más trascendente del denominado neofolclore, cuenta que durante seis meses estuvo de cabeza investigando, revisando diarios antiguos y hasta cartas de la época para ser lo más preciso posible con un texto que terminó de escribir hace seis años y que hoy será presentado en el auditorio del Campus Los Leones de la Universidad San Sebastián.
"Tiempo y camino, autobiografía de Willy Bascuñán", publicado por la SCD, relata la vida del autor de "Mujeres de Chile" y los dos volúmenes de "¡Al 7º de línea!" -obra que musicaliza la novela épica de Jorge Inostrosa-, desde su niñez hasta la década del 90, cuando hace más de 28 años se instaló a vivir en una parcela en Pucón, que bautizó como Willylafquén. Un quiebre en la línea de tiempo que justifica porque desde entonces bajó la intensidad de su participación en el mundo artístico, aunque sigue componiendo música -su último disco "Arreando un sueño" lo lanzó en 2016-.
"Es raro que no te llamen ni para ser jurado de un festival ni para programas que hacen recuerdos con artistas", señala, aunque dice no quejarse, ya que, cuenta, "he recibido recompensas, como el premio de la SCD como Figura Fundamental, algo que me llena de orgullo porque vino de mis pares, mi gente y eso significa que la música está por sobre cualquier otra cosa".
El libro comienza con un relato de su crianza en una familia ligada a la Armada, algo que influyó en su desarrollo musical. "He logrado dejarle al país 23 canciones sobre la Guerra del Pacífico, algo que es un aporte no solo histórico, sino que patrimonial, musical y que el tiempo lo ha ido demostrando, quedará como un legado", dice el autor que en el texto relata su visión como protagonista del nacimiento del neofolclore y la Nueva Canción Chilena.
En la autobiografía también hay referencias a su doble triunfo en el Festival de Viña en 1967 y a su amistad con Joan Manuel Serrat y capítulos en los que por su trabajo en la dirección artística de los programas de Canal 13 recuerda anecdóticos momentos como la primera vez de Julio Iglesias en Chile y de su rivalidad con Don Francisco, cuando recién se iniciaba en la TV.
"(Sobre Iglesias) No había visto persona más ególatra y fantasiosa. No paraba de hablar de él, de que cuando volviera iban a tratarlo como un gran triunfador. Era un cacho en ese momento del que me tuve que hacer cargo", recuerda Bascuñán sobre la visita del entonces emergente astro español en la Quinta Vergara, a donde llegó en 1969 como ganador del Festival de Benidorm, donde por un acuerdo entre los festivales, cada noche debía cantar "La vida sigue igual", situación que entonces tuvo que cambiar al recibir peticiones para que no lo hiciera todos los días.
Con Mario Kreutzberger las diferencias fueron mayores y determinaron su renuncia al canal, ya cansado de los choques por "caracteres y sensibilidades profesionales distintas" con un Don Francisco que recién iniciaba transmisiones y del que entonces nadie habría apostado por el suceso en el que se transformaría en la televisión hispana. "Enojado le dije: ¿y este a quién le ha ganado? Porque no le había ganado a nadie en ese minuto. Él fue haciendo escuela a medida que avanzaba... Y, al final, yo lo único que quería era volver a subirme a un escenario", dice riendo, recordando su regreso en ese momento a la música a finales de los 60.
Lanzamiento Hoy a las 19 horas presentará el libro, con la compañía musical de Ginette Acevedo.
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