El Mercurio
El Museo de Arte Contemporáneo del Parque Forestal presentará, a partir del jueves, "Matta, obra gráfica 1943-1968. De la New School de Nueva York a la revolución intelectual del 68", una exposición que nos conecta con una época sumamente fructífera y creativa en la obra del más famoso artista chileno. Fue curada por Inés Ortega-Márquez.
Daniela Silva Astorga
Avanzan los años 40 en Nueva York. Jackson Pollock, William Baziotes, Robert Motherwell y Mark Rothko, entre otros artistas, intercambian ideas y confeccionan su obra bajo el alero de un movimiento naciente. Una cruza, de tendencia informalista y matérica, entre el expresionismo abstracto y el surrealismo importado de Europa, que llaman The New School. El surrealista chileno Roberto Matta (1911-2002) también está ahí, adscrito a la corriente, tras escapar en 1939 de la II Guerra Mundial y de Europa (vivía en París). Y lo mismo ocurre con el grabador británico Stanley William Hayter -hoy considerado un emblema de la técnica en el siglo XX-, quien traslada su famoso Atelier 17 a la Gran Manzana.
Es allí, y marcado por todas estas confluencias, que Matta se inicia en el grabado, en 1943, con una serie de diez planchas de cobre en punta seca, que justamente titula "The New School". Pero que solo imprime en parte -la mitad de la decena-, antes de que las planchas se pierdan, siendo encontradas recién entre fines de los años 70 e inicios de los 80, momento en que sí son estampadas, con una tirada de solo 70 ejemplares, en el taller del francés Roland Sabatier.
Y ahora, a 75 años de esas exploraciones iniciales, ocurrirá un hecho histórico: uno de los cinco grabados impresos por Matta en 1943 será presentado, a partir de este jueves 25, en el Museo de Arte Contemporáneo del Parque Forestal (MAC), como parte de "Matta, obra gráfica 1943-1968. De la New School de Nueva York a la revolución intelectual del 68". Es una exposición curada por Inés Ortega-Márquez (1946) y constituye, a su vez, un absoluto hito: la componen más de 170 grabados, entre litografías, aguafuertes y aguatintas de mediano formato, que nunca antes se habían exhibido como conjunto, y que ahora se presentarán en compañía de una serie de objetos y libros del creador chileno.
"Matta ha sido fundamentalmente conocido como pintor y algo también como escultor, aunque esa producción suya sea menor. Entonces, como su obra gráfica se ha expuesto de forma aislada y principalmente a través de piezas de los años 70 y 80, me pareció importante dedicarme a investigar y a exhibir el resto de sus grabados, y en especial los correspondientes a sus años más fértiles y creativos, cuando él desarrolla todas sus hipótesis y exploraciones", comenta Ortega-Márquez, quien estableció amistad con el artista en los años 90 y ya ha organizado, en Chile y en el exterior, una decena de muestras con su obra -una de ellas fue "Matta Centenario 11.11.11", con más de 100 cuadros en el Centro Cultural La Moneda-.
Para componer esta exposición, en particular, la gestora se contactó con la familia propietaria de la Colección Inda Maldifassi, que facilitó la totalidad de las piezas que se desplegarán por el MAC del Parque Forestal hasta el 20 de enero.
"Esta exhibición tiene carácter de retrospectiva", enfatiza Ortega-Márquez. Y su comentario radica en que el conjunto de trabajos a exponer representa más del 90% de la obra gráfica que Matta produjo entre 1943 y 1975. La prueba de ello aparece en "Catalogue raisonné de L'oeuvre gravé de Roberto Matta", publicación elaborada por el artista Roland Sabatier y editada por Georges Visat -uno de los más importantes impresores de Matta-, que es considerada un índice, o el libro de cabecera, del grabado del chileno.
Las claves de un autor naciente
Francisco Brugnoli, director del MAC, concuerda con la curadora a la hora de destacar el período que comprende esta exposición como uno de los más relevantes de Matta: "Se trata del momento de un creador naciente, en el que comienzan a aparecer todas las claves de su obra y que anteceden al gran impulso de su trabajo. Entonces, al ver este conjunto podemos introducirnos en su proceso elaborativo interno, en todo el desarrollo de su subjetividad: en sus exploraciones de la noción del cubo, su concepto del surrealismo y su posterior interés en Sudamérica (así como en su concepción del hiperespacio y la teoría de los grandes transparentes, que trabaja con Marcel Duchamp). El grabado fue muy importante en su obra, produjo mucho, y al estar en el taller de Hayter hizo unas exploraciones del concepto del espacio totalmente inéditas y que fueron compartidas por otros artistas. Hay que imaginar lo que eso significó en el contexto de guerra y en el desarrollo del arte estadounidense". En este, Matta fue motor muy relevante hasta 1948, cuando decide regresar a París y se entera de que fue desvinculado del movimiento surrealista (al que se reintegra en 1959).
Otro determinante del valor de esta exposición es que, según explica Ortega-Márquez, para Matta el grabado fue equivalente en importancia a la pintura. Es decir, no confeccionó piezas gráficas como ensayos previos para sus cuadros ni como un mero divertimento. En sus distintas épocas, tanto sus telas como sus grabados evidencian las mismas preocupaciones.
"Me parecía relevante poner eso en valor -afirma la curadora-. Para Matta, el grabado representa igualmente una obra mayor, y plasma en él todos sus intereses, como sus inquietudes frente a la guerra y la humanidad que se viene abajo hasta llegar a una obra más lúdica, hippie y algo erótica, pasando por un trabajo bastante político. En conclusión, para él, el grabado es algo serio y solemne, que refleja su alma".
La muestra "Matta, obra gráfica 1943-1968" ocupará todo el primer piso del MAC Parque Forestal, y se dividirá en tres etapas, que fueron ordenadas de manera cronológica. La primera, marcada por sus morfologías subjetivas y su expresividad física, concluye en 1948. Y luego de la serie "The New School" -que se presenta íntegra en su edición de 1980, junto a un grabado original de 1943- continúa con las obras que Matta elaboró, en punta seca, para ilustrar la publicación "Les manifestes du Surréalisme suivis de Prolégomènes à un troisième manifeste du surréalisme ou non" (1946), de su amigo André Breton, quien lo introdujo en el surrealismo. Aunque del libro se imprimieron 508 ejemplares, solo se hicieron 58 copias de los grabados.
Luego, además, se presenta la última pieza gráfica que el artista confeccionó en EE.UU., titulada "I want to see it to believe it" (1947). "Ese trabajo refleja -apunta Ortega-Márquez- su proyecto conceptual del cubo abierto, una exploración entonces recurrente en torno a la percepción del espacio multidimensional. Se trata de un cubo pintado por sus caras interiores, para que el espectador lo perciba desde el centro, presenciando el futuro, el pasado y el presente".
Ya en esos tiempos, entre 1945 y 1947, Matta -impactado por las guerras y los horrores del mundo- comienza a perfilar lo que será su obra gráfica y pictórica durante la década del 50. "Se trata de trabajos mucho más políticos que cruzan todas sus exploraciones y su mundo conceptual -del cubo abierto y del hiperespacio- con los conflictos sociopolíticos de entonces. Con la II Guerra Mundial, la guerra de Vietnam, los juicios de Nuremberg, la base de Guantánamo", puntualiza Ortega-Márquez sobre el contenido del segundo apartado de esta exhibición.
Se titula "Los 50. Grabados y libros de artista", y en él se vislumbran mayores tintes figurativos en el trabajo del autor, quien busca generar conciencia de lo que está pasando en el mundo. Y, en la misma línea, junto a los grabados se presenta la única pintura de la curatoría: "Nacimiento de América" (c. 1952), que forma parte de la colección del MAC, y refleja el gran interés y sensibilidad que Matta desarrolló frente a la región.
Exploraciones y denuncias
Entre el recorrido dedicado a la década de los 50, además, destacan diversos trabajos que Matta realizó en alianza con poetas franceses, como Alain Jouffroy y Alain Bosquet. Y una de las series clave es "Vigies sur cibles" (1959), que el artista nacional creó para ilustrar el libro, del mismo nombre, del escritor Henri Michaux. De esos grabados, en el MAC se exhibirán ocho aguafuertes y aguatintas a color. "Pero entonces Matta construyó más planchas, que, al no ser impresas, guardó. Y años después, él las desarrolla con otro título e invita a Michaux a trabajar juntos. Él accede y termina escribiendo un poema que ilustra la obra del chileno", dice Ortega-Márquez.
En los años 60, el último período que aborda esta exposición, Matta comienza a desarrollar su arte alejado de tendencias y movimientos, pero mantiene e incluso remarca las referencias políticas de su creación. Y así, elabora trabajos bastante metafóricos en relación con, por ejemplo, los procesos revolucionarios de Cuba -país que entonces visitó varias veces, vinculándose a su proceso cultural- y las protestas de mayo de 1968, en Francia. De este capítulo de la exhibición, que componen más de 80 piezas, Ortega-Márquez destaca la serie "Come detta dentro vo significando" (1962), hecha bajo la inspiración de una frase de "La divina comedia", de Dante, correspondiente al Canto N° 24 de "El Purgatorio".
"De esa serie, referida al pecado de la gula, presentaremos, además de los grabados, las pruebas de artista, intervenidas con anotaciones de Matta. Lo que será muy interesante para el público, que podrá ver el proceso de la obra. Es algo tan bonito de mirar y bastante ilustrativo, pedagógico", comenta Ortega-Márquez.
Pero, igualmente, de la década del 60 son relevantes las piezas gráficas que Matta creó en relación a la base de Guantánamo -y que por su frágil materialidad hoy son muy difíciles de encontrar en buen estado-, junto a las series "Les Damnations" (1966) y "Un soleil un Vietnam" (1967), que fabrica para abordar la Revolución Rusa, la crisis de los misiles en Cuba o la guerra de Vietnam, entre otros temas. Y en contraste, como adelanta la curadora, la exposición concluye con grabados más lúdicos, algo eróticos y a veces irónicos, como los de las series "Les Venusiennes" y "Les Jupitiens", de 1967, sobre mujeres y hombres. O diversas otras litografías y aguafuertes/aguatintas hechas en la misma línea, como "Exhalar amor" (1968).
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