El Mercurio
El director musical del Ensamble de Guitarras de Chile se presentará este martes, en la Sala Arrau.
Por MAUREEN LENNON ZANINOVIC
"Chile se caracteriza por tener una importante cantidad de muy buenos intérpretes en guitarra clásica, pero al guitarrista aún le faltan posibilidades de hacer música de cámara", señaló en una entrevista concedida a este diario Javier Farías Caballero (1973), reconocido intérprete, compositor y fundador del Ensamble de Guitarras de Chile.
Una opinión que también comparte Eugenio González, director musical de ese conjunto y quien este martes, en la Sala Arrau del Municipal de Santiago, abrirá la segunda edición del Ciclo de Guitarra Clásica, iniciativa liderada por el músico Luis Orlandini (a las 19:30 horas, $6.000).
González advierte que "en nuestro país contamos cada vez más con mejores instrumentistas. Tenemos a verdaderos maestros, como el propio Orlandini, Romilio Orellana y Carlos Pérez, pero abrirse camino no es fácil. Por eso, para mí es un privilegio inaugurar este ciclo. Es una gran responsabilidad".
González relata que nació en San Javier y que para una navidad, en vez de recibir una añorada bicicleta, sus padres optaron por regalarle una guitarra. Ahí partió todo. "No había, en esos años, profesores en mi ciudad, así es que empecé a tocar siguiendo algunos cancioneros, algunos romanticones, y las grabaciones de la Gran Biblioteca Salvat. Comencé a seguir el trabajo de Narciso Yepes y de Pepe Romero. Grandes modelos, pero quien ha sido mi principal inspirador es John Williams".
Terminado el colegio, Eugenio González ingresó a la Escuela Moderna de Música, donde fue compañero de Javier Farías Caballero. "Desde esa época hemos sido muy cercanos y comencé a tocar y estrenar sus obras. Me identifica mucho su estilo, su línea de composición. Hay una admiración mutua". Hoy, Eugenio González divide su agenda entre los conciertos solistas, los musicales (actualmente, forma parte del montaje "Mamma Mia!") y las clases que imparte en la Facultad de Artes en la Universidad de Chile y en la Academia de Verónica Villarroel.
"Tocar diversos estilos es una ventaja. Me hace un artista mucho más permeable. No siento prejuicios, todo lo contrario. Me encanta la versatilidad", afirma.
Tonadas y jazz
El repertorio que abordará en la Sala Arrau incluye -entre otras piezas- "Cinco preludios", de Heitor Villa-Lobos; "Tres valses venezolanos", de Antonio Lauro; "La Catedral", de Agustín Barrios; "Tonada por despedida", de Juan Antonio Sánchez; "Reminiscencias", de Ximena Matamoros, y la tonada "Así no más", de Javier Farías. "La primera parte es música latinoamericana y la segunda chilena, pero con raíz folclórica; por eso incluí varias tonadas. La excepción es Ximena Matamoros, gran intérprete, compositora y docente, a quien sumé porque me parece muy relevante destacar el trabajo de las mujeres chilenas. Su creación se vincula con el swing y el jazz, por eso también me pareció un aporte estilístico incorporar esta pieza al programa".
Sobre "La Catedral", del compositor paraguayo Agustín Barrios, añade que estamos ante "una maravillosa obra de tres movimientos que narra la percepción que Barrios tuvo tras presenciar una catedral. El preludio tiene esa paz que te produce ingresar a la iglesia: cierras la puerta, escuchas ese silencio y te conectas con una belleza. El segundo movimiento es más solemne y el tercero tiene que ver con la sensación de salir del templo y volver al bullicio de la ciudad".
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