El Mercurio
El director del Museo de Arte Contemporáneo inauguró "Colección MAC: Post 90 II", muestra que repasa las donaciones hechas a la pinacoteca en las últimas décadas. Será la última que cure antes de dejar el cargo.
Por Vanessa Leal Soto
"Un museo de arte contemporáneo tiene que estar en la actualidad. Y cada actualidad viene de una contradicción con un antecedente, una continuidad o una interrelación. Esa ha sido la vida de este museo desde su origen", dice Francisco Brugnoli, sobre la institución que, si todo sale acorde al plan, dejará en junio, tras 20 años dirigiéndola: el Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Pero también a "MAC: Post 90 II", la última muestra que la pinacoteca exhibe bajo su curaduría.
Allí, en tres pisos del edificio del Parque Forestal -el primero abierto hasta el 17 de junio, el segundo y el zócalo hasta el 8 de julio-, Brugnoli (1935) continúa su repaso por las donaciones hechas al museo a partir de 1990, cuyo acervo ya suma más de 3.000 obras. De ese universo se exhiben unas 100, principalmente obras de artistas nacionales desde la década de los 80, de soportes como la pintura, la escultura, el grabado, la fotografía, la instalación y los nuevos medios. hay trabajos de Francisco Copello (1938-2006), Federico Assler (1929), Juan Castillo (1952), Eugenio Téllez (1939), Leonora Vicuña (1952) y Soledad Chadwick (1955).
"Con esta muestra rendimos cuenta pública de la actualización permanente de la colección. ¿Corremos un riesgo con esto? Sí. Toda actualidad es un riesgo, si es que verdaderamente quiere ser actual", señala Brugnoli.
Se corre riesgo también con el presupuesto del museo, que alcanza unos escasos $300 millones, de los cuales 270 los aporta la U. de Chile. Sobre este punto Brugnoli advierte: "Yo he hecho muchos esfuerzos por demostrar que este museo es necesario y, en ese sentido, tenemos una respuesta favorable del público. El problema es que quienes tienen la responsabilidad del diseño cultural de este país no entienden el rol que cumplimos. El hecho de que estemos bajo el alero de una universidad no nos obliga a hacer exposiciones políticamente correctas".
Y "MAC: Post 90 II" no se aleja de ese hilo conductor, al tensionar una ecléctica selección de obras con un montaje que minimiza los textos explicativos. "Las obras están convenientemente aisladas. De esa forma se generan diálogos de tiempos, temas y materialidades", explica Brugnoli. Y añade: "Hay que cumplir con el rol de educar la mirada. Si uno vincula una obra con otra de alguna manera la opera".
Otra singularidad de la muestra es la abundancia de obras gráficas -dibujo, grabado y fotografía-, además de la presencia de obras de gran formato que, en este caso, ocupan tres salas: una de ellas es "Prototipo Bungalow N° 2", de Carolina Illanes, instalación de rejas de foam de la planta de una vivienda que ocupa el zócalo.
"Está en la única sala apta. Las otras son para obras pequeñas. El arte actual se produce en una zona inédita, sin discursos que lo soporten. Y mientras en Quinta Normal hemos adaptado mejor las salas, aquí forzamos la arquitectura para permitir el encuentro con la obra y que no sea un exhibicionismo de cuántas obras tenemos".
-Considerando la precariedad del museo, ¿qué cree que le hará falta a su sucesor para sacarlo adelante?
"Presupuesto, presupuesto y presupuesto. Además, el edificio necesario. Hemos presentado dos proyectos de un nuevo museo a las autoridades, y las dos veces no hemos logrado credibilidad en cuanto a nuestras necesidades. Vamos a ver si el nuevo director lo consigue. Yo sería el primero en aplaudir".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario