El Mercurio
Hasta este lunes se presenta en el pabellón de la ópera de Garsington una adaptación lírica de "La pista de hielo", a cargo de dos estrellas británicas: el músico David Sawer y el dramaturgo Rory Mullarkey. La crítica y los aplausos han sido generosos.
Sergio Marras
Disfrutar de una ópera en medio de una hacienda de mil hectáreas, rodeado de ciervos y ovejas Oxford Down, que comen plácidamente un pasto tan verde que hace cualquier otro color invisible, puede ser una experiencia devota y muy snob , aunque rigurosamente imperdible.
En verano, decenas de mansiones de campo inglesas ofrecen temporadas de ópera. Garsington, una de las más selectas, comisionó a dos estrellas de la escena británica, el músico David Sawer y el dramaturgo Rory Mullarkey, para crear una obra basada en la novela "La pista de hielo", del chileno Roberto Bolaño.
La obra se estrenó el 5 de julio en un pabellón desmontable que se arma solo en el verano, durante seis semanas, y que cuenta con una acústica perfecta. Con entradas a 150 libras, tiene una capacidad para 600 personas.
El público llega vestido de gala: terno oscuro y humita, los señores; traje largo, las señoras, con una canasta de picnic y un mantel para departir al aire libre durante un intermedio de 85 minutos. Es una tradición que viene de muy lejos en este tipo de presentaciones campestres.
Bolaño habría quedado encantado con este lugar muy a tono con la novela. La Ópera de Garsington está enclavada en las tierras de la familia Getty, aquella que se hizo famosa en el mundo cuando el abuelo no quiso pagar el rescate del nieto a la mafia italiana y le enviaron su oreja. Aunque esta ocurrencia mafiosa hizo que cambiara rápidamente de opinión y pagara, no libró a su nieto de devolverle el monto del rescate con un 4% de interés anual.
¡Qué mejor escenario para esta obra de pasión, mezquindad, crimen y traiciones!
La historia ocurre en el pueblo de Z, en la Costa Brava, donde ha aparecido una bella y decadente patinadora olímpica llamada Nuria Martí (la soprano Lauren Zolezzi), que ya no tiene dónde entrenar y de la cual se enamora perdidamente Enric Rosquelles (el bajo Grant Doyle), consejero de asuntos sociales de Z, quien decide construirle con dinero municipal, y en secreto, una pista de hielo en el subterráneo de un palacio abandonado de la alcaldía.
Pasiones y venganza
Rosquelles no sospecha que Nuria es la amante de Remo Morán (el barítono Ben Edquist), un chileno tremendamente exitoso en los negocios y el amor. Tampoco sospecha que el palacio es visitado por el cuidador del camping local, propiedad de Morán, Gaspar Heredia, un poeta indocumentado (el tenor Sam Furness), y dos vagabundas, Carmen y Caridad, para las que Rosquelles ha pedido su expulsión inmediata del pueblo. Carmen al percatarse, escondida en la pista, de que su persecutor ha malversado el presupuesto público para satisfacer a su pretendida, se venga denunciándolo.
La historia culmina cuando Carmen aparece asesinada en medio del humo del hielo.
Para el músico David Sawer, la elección de Bolaño fue un accidente. Vio la portada del libro recién publicado en inglés, hace cinco años, y lo compró. Cuando de Garsington le pidieron que compusiera especialmente una ópera, no dudó en elegirla como tema. Le había seducido inmensamente su estructura de tres voces. Además le permitía meter guitarras acústicas y charangos en una orquesta tradicional junto a una percusión de fiestas disco y bandas callejeras, también extrañas al mundo de la ópera.
La dificultad era darle dramatismo para que el público se interesara en la trama, dice. Por este motivo le encargó el libreto a Rory Mullarkey, uno de los dramaturgos más jóvenes y exitosos del Reino Unido, quien ha estado haciendo talleres de dramaturgia en Chile.
Mullarkey había escuchado de Bolaño, pero nunca lo había leído. Aplicado, leyó su obra completa y viajó hasta el mítico camping Estrella del Mar, en Cataluña, donde ocurre la historia. Allí se imaginó que era Gaspar Heredia y se identificó con él de inmediato.
La química con Bolaño tiene que haber sido profunda. Gaspar Heredia es uno de sus álter egos literarios más fieles.
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